Camelie.
Me despierto sin saber nada, miro a mi alrededor y todo está negro, un dolor de cabeza inimaginable me ataca, los pensamientos positivos y negativo.
Mis viajes con mis amigos, conversaciones con Cummi, lo que me hizo Leo, lo que pasó Mike.
No sé que hora es, no sé dónde estoy, estoy en un éxtasis que no puedo pensar bien, las alucinaciones cada vez son más difícil de distinguir de la realidad.
—Cummi —me levanto abrazarla— ¿Cuándo llegaste?
Estoy en el castillo, Cummi tiene maletas y se ve muy bonita, mi hermana volvió.
—Camelie, no es real —dice abrazándome— eres más fuerte que esto, no es real despierta.
Movimientos bruscos me levantan, pensé que estaba despierta pero no, no lo estaba. Miro a mi alrededor y me encuentro en una especie de sótano con una cama, menos mal está vez si está limpia.
Estoy sola, a excepción de Leo que me está moviendo para que me despierte, me toco la cara y la tengo húmeda parece que estaba llorando y no me acuerdo por qué, estoy muy sudada, mi cuerpo está liberando toxinas para que la droga salga de mi sistema.
Siento mi cuerpo débil, estoy mucho más pálida de lo normal, mis labios los siento muy resecos y cuarteados, no me sorprende si los tengo blancos.
—Camelie, toma esto —me extiende especie de un suero para recuperarme— tu droga no es pura, estaba diluida pero igual es muy fuerte, pero creo que no te hizo muy bien el efecto.
—¿Cómo que no me hizo bien el efecto? —suelto con un poco de enojo tomando el suero— Leo me está temblando el cuerpo y eso no debería pasar.
Mi cuerpo no está temblando, pero hago parecer que si para que me dé algo para tener fuerzas.
—Toma eso —señala el suero— traeré más cosas para que no te debilites —dice y me da la espalda, antes de irse dice— no te quería drogar, lo siento.
—¿Por qué lo hiciste entonces? —pregunto débilmente, no estoy tan débil pero necesito aparentar que sí— tantas cosas y me tienes que drogar, Leo eso no se hace —digo enredandome al hablar, esto si no lo finjo, no puedo mantener una conversación muy bien.
—Se equivocaron de jeringa —dice de espalda— la tuya era un anestesiante no una droga, pero tuviste suerte porque la droga estaba diluida, si estuviera normal no habrías despertado después de dos días y las alucinaciones son más fuertes.
—¿Te tengo que agradecer por eso? —pregunto irónica— Leo, esa droga me puede arruinar.
Me puede arruinar, no he empezado con mis prácticas de patinaje, pero estoy inscrita en el concurso, las drogas pueden alterar mi sistema nervioso e inmunológico, no puedo dejar que eso pase.
Cuándo salga de aquí empezaré con mis prácticas de patinaje, tengo que ganar.
Sí, estoy pensando en patinaje para escapar de la realidad.
—Cuando te lleguen a drogar salta o corre para que tú cuerpo libere toxinas mucho más rápido.
Las palabras que me dijo mi estrella llegan a mi mente, hago eso, detallando la habitación me doy cuenta que no es un sótano, es una habitación común y corriente.
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LO BUENO DE LA GUERRA [BIOLOGÍA CM #1] ©
Ficção AdolescentePortada hecha por: @QueenOfHades666 No sabemos lo que tenemos, no sabemos en qué acabará, mucho menos si viviremos para contarlo. Dos monarcas, una guerra, un enemigo en común, sus caminos se unen para derrotarlo, ese camino lleno de dolor, lascivia...