Capitulo 5

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Taelan Vadín estaba sentado en su escritorio con la mirada perdida en un viejo mapa regional

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Taelan Vadín estaba sentado en su escritorio con la mirada perdida en un viejo mapa regional. Una pequeña figura de un soldado con escudo y espada estaba colocada justo sobre Vega del Amparo; la figurita había sido tallada a mano a partir de un bloque de madera con un detalle impresionante que daba mucho que admirar. Pero Taelan no tenía tiempo para admirar la estatuilla, estaba preocupado por la situación actual de Lordaeron. La plaga se había esparcido rápidamente y las noticias que le habían llegado no eran para nada agradables, tampoco había recibido instrucciones de la Mano de Plata hasta ahora.

La impaciencia lo consumía.

De repente un ruido fuerte hizo que Taelan levantara la mirada, colocando por instinto la mano sobre el pomo de su espada listo pra desenvainar en cualquier momento.

-¡Mi señor! —uno de los capitanes bajo sus órdenes entró apresurado realizando un breve y torpe saludo militar impropio de él— Vega del Amparo... los graneros...

Taelan Vadín arrugó la frente relajando su postura pero a la vez preocupado por las acciones de su capitán. El echo de que entrara a tropel ya era lo suficientemente incorrecto como para hacerle pensar que algo grave había ocurrido.

-Capitán, cálmate y digame, que pasó —ordenó impaciente.

-Mi señor, debería de verlo usted mismo. Alguien a quemado los graneros de la ciudad.

-¿¡Qué!? —el señor de Vega del Amparo estaba tan furioso como sorprendido por ello pero inmediatamente su mente empezó a maquinar en busca de posibles responsables— Prepara a tus hombres capitán, vamos a salir.

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Taelan Vadín cabalgaba a gran velocidad seguido de un pequeño destacamento que había reunido apresuradamente. En la distancia podía ver como las nubes en el cielo se habían pintado de color rojo por las llamas ardientes de los enormes graneros. Grandes pilares de humo negro se alzaban perdiéndose en la inmensidad del cielo nocturno.

-¡Hya! —Taelan apresuró a su caballo.

Su rostro se había deformado en una mueca iracunda. Por la Luz que capturaría a los responsables y colgaría sus cabezas de una pica como lección para cualquier malhechor. Esta afrenta a Lordaeron, no, a su persona como Señor y guardián de Vega del Amparo, no quedarían impunes.

Desde la torre de vigilancia uno de los soldados de guardia divisó el grupo del Señor y al reconocerlos hizo una seña a sus compañeros para que abrieran las puertas. Al parecer ya habían llegado los refuerzos de la Fortaleza de Mardenholde, algo lógico teniendo en cuenta la situación actual de la ciudad.

Taelan se detuvo frente a las puertas y miró a uno de los guardias.

-¿Alguna señal del culpable? —preguntó sin esperar mucho.

-No mi señor, fue demasiado rápido. Antes de que pudiéramos movernos ya había desaparecido. Cerramos las puertas de la ciudad.

-Entiendo —el suspiro resignado de su comandante hizo que el soldado bajara la cabeza avergonzado— pero es inútil. Si pudo escapar tan fácil de la guardia, muy probablemente sea un asesino hábil o quizá un mago. En ambos casos es peligroso, concentren sus esfuerzos en apagar el fuego y evitar que se extienda, yo me encargaré de la busqueda.

Arthas: Redención Donde viven las historias. Descúbrelo ahora