4. Ángel Cautivo

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Felix despertó desorientado y con el cuerpo adolorido, como si hubiera estado mucho tiempo en la misma posición. En realidad, así había sido, pues Hyunjin lo había mantenido más de 48 hrs inconsciente, acostado en la cama, en un coma inducido y solo alimentando su cuerpo con suero através de una intravenosa.

Lo primero que notó fue que no estaba en su departamento, las paredes caoba no se comparaban en nada con las celestes de su habitación. Además, el espacio era más grande y el ambiente se sentía distinto, como si hiciera más frío del habitual.

Por un momento creyó que aún estaba durmiendo así que cerró los ojos y los apretó para intentar despertar, pero solo consiguió que su cabeza doliera. Llevó una mano hasta su rostro para mitigar el dolor y cuando estaba por llevar la otra, sintió un jalón, seguido de un sonido metálico.

Fue entonces cuando vio que su mano derecha estaba atada con un grillete a los barrotes de la cabecera. Asustado, se sentó en la cama e intento sacarla, solo consiguiendo lastimarse, era imposible que pudiera hacerlo debido al aro ajustado de metal que se señia a su muñeca como una segunda piel.

Sus sentidos de alertas estaban más despiertos que nunca, se puso a ver de manera frenética a su alrededor tratando de identificar algo que lo pudiera ayudar. Estaba asustado, pero su mente, llevada por la adrenalina, solo podía pensar en escapar.

En el lugar no había nada, ningún mueble ademas de la cama y una silla que estaba demasiado lejos como para llegar a ella. Había dos puertas, pero igual demasiado lejos como para poder siquiera tocarlas y en una de las paredes solo una pequeña ventana casi pegada al techo, esta dejaba ver el exterior. Por la luz que entraba supuso que era de día, quizás medio día dada la intensidad de la luz solar.

Su corazón estaba acelerado y su cuerpo temblaba mientras seguía analizando el entorno. Quería gritar, pero temía que no estuviera solo y quién fuera que lo mantenía prisionero entrara a hacerle dañó, temía por su vida.

Para intentar tranquilizarse inhaló profundamente varias veces y retuvo el aire por unos segundos, repitió el ejercicio hasta que su corazón latía con más tranquilidad y sus manos ya no temblaban tanto. Después intento recorrer la cama, pero no pudo moverla ni un centímetro, al parecer estaba pegada al suelo o algo por el estilo.

Bufó totalmente frustrado de su situación, dando un par de manotazos al aire, con ésto sus brazos dolieron y fue cuando al fin se puso atención a si mismo. Detalló que aún tenía el uniforme azul del hospital, solo que sin su chaqueta y tampoco llevaba zapatos. Su brazo izquierdo tenía un enorme moretón en la parte interna, detrás del codo, esté se extendía hasta casi la mitad del antebrazo. Además, también veía un pequeño hueco, uno que el conocía muy bien, pues era el que se producía cuando se canalizaba a los pacientes con suero.

Con eso supuso que le habían puesto algún tipo de droga, quizás una intravenosa con sedante ya que el moretón se parecía mucho a los que salían cuando no introduces bien la aguja en la vena o el paciente hace fuerza para impedir que lo inyecten.

Las posibilidades volaban en su cabeza sin sesar, una tras otra pensando en el ¿Por qué, cuando y cómo había terminado en esa situación?

No hallaba respuesta lógica para ninguna de sus interrogantes. Su mente aún estaba confusa y muy revuelta con todo lo que había experimentado hasta ese momento, lo último que recordaba era haber subido a un taxi para ir a casa y después nada más.

Antes de que pudiera seguir analizando la situación, la puerta que estaba frente a la cama se abrió. Felix saltó, sorprendido y se volvió a subir con torpeza a la cama, juntando sus rodillas a su pecho y abrazándose con el único brazo que tenía libre.

PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora