7. Traspasando la línea

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Hyunjin acariciaba la suave piel de Felix mientras este comenzaba a temblar. En su estado de añoranza, Hyunjin creyó que era porque estaba nervioso de estar con él. Algo totalmente equivocado, lo único que Felix sentía era miedo.

Mucho miedo.

—Hoy es noche buena ¿lo sabías? —comentó mientras seguía acariciando la espalda baja.

El pobre de Felix ni siquiera sabía que había pasado tanto tiempo, la última vez que estuvo fuera eran finales de octubre. Desde que estaba encerrado, su única comunicación con el exterior era la pequeña ventana que dejaba ver cuando era de noche y de día. Aunque a veces pasaba tanto tiempo durmiendo que cuando volvía a despertar no sabía si había transcurrido un día o solo unas cuantas horas.

Al paso que iba terminaría volviéndose loco, su unico pasatiempo, además de dormir, era hacer ejercicio eso lo mantenía con la mente concentrada en algo distinto a estar en esas cuatro paredes, también le agotaba el cuerpo y podía dormir sin las horribles pesadillas que aquejaban su mente en esos días.

—Te he traído un regalo —Hyunjin continúo al no recibir respuesta, después se levantó y fue hasta el carrito de donde extrajo un rectangulo envuelto en papel navideño —. Seguro que te gustará y te ayudará a distraerte cuando no estoy.

Felix se sentó en la cama con las piernas en posición de loto y con cuidado tomó el regalo que le estaba ofreciendo para descubrir que era.

Tras rasgar toda la envoltura se encontró con un libro, bastante grueso, tenía como título “El conde de Montecristo”. Sin pensarlo sonrió al saber que por lo menos tendría algo más que hacer y quizá no se volvería loco después de todo.

—¿Te gusta? —se notaba la ilusión en la voz a Hyunjin.

—Si, muchas gracias. —Le sonrió con sinceridad por primera vez desde que estaba ahí.

—Me alegra —Observó por unos segundos el rostro y la expresión de Felix, quien se dedicaba a hojear las páginas con lentitud —. Ángel —lo llamó, Felix se había acostumbrado tanto que ya no reclamaba por el apodo —, ¿no crees que merezco un beso de agradecimiento?

Felix tragó saliva y agachó la cabeza a la vez que apretaba el libro entre sus dedos.

«¿Porqué todo tiene que ser a cambio de algo?» se lamentaba a la vez que dejaba el libro de lado y volvía a subir la cara.

Era inútil negarse de igual manera su captor tomaría lo que quería, por eso solo asintió y cerró los ojos, esperando el desagradable contacto.

Hyunjin deseaba que por una vez Felix fuera el que tuviera la iniciativa, que él fuera el que buscará sus besos, sus caricias, pero al parecer eso no sería esa noche. Sin poder contener el deseo de tocar esos lindos labios de corazón, se acercó lo suficiente para unirlos con los suyos en un compás lento y suave como tantas otras veces.

Solo que esta vez él quería más y no estaba dispuesto a contenerse. Acuno la mejilla adornada con pecas y se acercó un poco más, aprovechando una pequeña brecha donde Felix abrió la boca un poco más de lo habitual y le dio con eso el paso para poder introducir su lengua.

Felix intentó separarse ante la intromisión, pero Hyunjin le impidió alejarse al tomarlo de la nuca y seguir con el beso de manera más rápida.

Las manos de Felix lo empujaban, intentando alejarlo sin resultados. Hyunjin cada vez lo hacía más hacia atrás hasta que llegó el punto en el que ambos estuvieron recostados sobre la cama y esta rechino un poco por el peso de ambos. Las piernas de Felix se encontraban abiertas a los costados de la caderas de Hyunjin, sus pequeñas manos estrujando la tela de la camisa.

PerdiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora