zapateos y otros sentimientos [souliz]

uno. malambo

Matías tenía un plan, era sencillo, lo había visto en una de las películas que miró junto a su madre una tarde de domingo y tenía fe que podría cumplirlo, consistía en seguir a su amiga, Celena, a las clases de folklore en las que se iba a meter para distraerse de sus responsabilidad de la facultad. Como sería su pareja en esas clases, le mostrará otra faceta suya, que nazca el amor en medio de zapateos y pasos de baile.

Incluso tuvo la facilidad que a su madre le haya encantado la idea de que vaya a hacer algo más y en específico hacer folklore. Tanto que empezó a buscar trajes, botas, zapatos, todo el vestuario necesario para las clases. La plata para las clases también estaba cubierta.

De modo que fue a la Academia que su amiga había visto para inscribirse. Cele no había podido acompañarlo porque ese día justo le surgió un imprevisto en la facultad, de tener que quedarse más de lo que esperó con un grupo para hacer un trabajo práctico. Él le había dicho que podía esperarla e ir juntos otros días, pero finalmente aprovechó que tenía todo listo y el día más o menos libre para ir al local para anotarse.

Llegó y vio por el pasillo que lo llevaba al escritorio de la secretaría los diferentes grupos practicando distintas danzas tradicionales. En eso se preguntó si algún día podría bailar de ese modo, salir a moverse en el compás de una guitarra con el ritmo de una Chacarera.

Una vez frente a la señora de cabellera blanca recogida en un rodete, le dio su mejor sonrisa y dijo: "Me quiero inscribir en una clase"

"Muy bien, ¿En cuál?"

"En..." Mierda, se había olvidado de lo que habían acordado con Cele. "Eh..."

La señora le miró con ternura y le pasó un papel con las diferentes clases que daban en esa Academia. Mati las leyó y cuando encontró el 'danzas folclóricas' se alegró, iba a señalarle a la secretaria esto cuando un grupo de chicas pasó por su lado y saludaron a la dulce señora, ellas eran esbeltas, de lindo físico y rostros agraciados; él, como buen observador, se distrajo admirando su pasar y señaló con su dedo índice el casillero cualquiera.

"Acá me quiero anotar" Dijo sin despegar su vista a las muchachas que ahora habían entrado a unos lockers.

"¿Malambo?"

"Sí, sí" Asintió sin prestarle mucha atención. "Es de Martes y Jueves, ¿no? Para principiantes"

"Claro, para las primeras clases venite de deportivo, ropa cómoda" le explica la mujer, él vuelve su atención a ella con una pequeña sonrisita. "Decime tu nombre y edad para anotarte"

"Matías Soulé" Responde con lentitud para que ella pueda escribir sobre la ficha sin dificultad. "Tengo 20 años, nací el..."

Pasar sus datos fue más sencillo y rápido, lo atendieron bien. La mujer le explicó que la primera clase es gratis, de prueba, y que luego de eso tendría que abonar la matrícula y la primera cuota. Así que con eso en mente y ya preinscrito o algo así se volvió a su casa, en el camino también le informó a su amiga que el martes de la semana siguiente comenzaba.

Ah, no podía esperar de ir con Cele, mostrarle su lado más romántico y esperar que en esas poses finales terminen cara a cara, con deseos de sellar ese encuentro con un beso.

¿Era un romántico empedernido? Quizás, estaba enamorado y todo lo andaba planeado estaba yendo viento en popa.

El único percance que puede llegar a tener su plan radica en que Mati nunca en su vida había bailado Folklore, ni una zamba, chacarera, gato o escondido. Él no servía para eso, ni siquiera en los actos lo ponían a participar en los números especiales porque era una roca, una planta. Pero bueno, si iba a aprender, espera que puedan romper su petrificado sentido del ritmo.