quince. matices ocultos

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Mati se despertó esa mañana muy cansado por la alarma, no había podido dormir más de un par de horas pensando en lo que había hecho. Decirle te quiero a Alejo no era algo que había imaginado hacer, no lo había planeado y solo se le escapó de los labios, como algo que su corazón le había empujado a hacer en el momento en que conectó sus ojos con los del chico piel oro.

Él era débil, no podía ejercer fuerza contra esa mirada dulce, sincera y llena de cariño que recibía; le hacía doblegar su razón, sus inquietudes, sus voces que le habían recordado toda la noche que nunca sería capaz de merecer tanto afecto, tanto amor.

Carecía de sentido alguno anhelar que Ale nunca se aparte de su lado, que no suelte su mano y no detenga ninguno de sus mimos, mientras que al mismo tiempo deseaba que nunca se hayan conocido para no tener que estar planteándose terminar con su muy informal relación para mantener una amistad tan preciada. 

Decirle a Alejo que lo quería no era algo que debía suceder, no cuando se había planteado decirle todo lo contrario.

"Hubiese seguido de largo" murmuró mientras se lavaba su rostro en el baño y veía sus muy notorias ojeras en el espejo. "qué habrá visto de mí"

Con pereza se vistió y salió de su casa, no desayunó pues se tardó más de lo esperado en su ritual del baño. Lean lo terminó llevando y el auto estuvo mucho más silencioso que de costumbre. Él había querido ayer charlar con su padrastro y ahora que estaban a solas no sabía cómo iniciar la conversación.

"Sabes que podés contarme lo que sea" Le aseguró el adulto en uno de los semáforos. "Con tu papá nos preocupamos por vos y nunca vas molestar"

Mati le dio una pequeña sonrisa, algo avergonzada y teñida de timidez.

"El plan que te conté se canceló" Habló el chico sin dejar de mirar sus manos sobre su regazo.

"¿Así?" Lean hizo avanzar el auto una vez que se puso luz verde. "¿Qué pasó para que lo cancelaras?"

"Al final Cele terminó gustando de alguien más" Explicó nervioso, intentando acomodar sus ideas.

"Oh, bueno, eso pasa. A veces no somos correspondidos por quienes gustamos" Consoló con suavidad. "No te hagas la cabeza, ya vas a encontrar a alguien que sienta lo mismo que vos, si es que no hay nadie todavía. Sos muy buen chico, Mati.

No creo, pensó para sí mismo.

"¿Eso me querías decir ayer?" Lean le sonrió mientras llevaba su mano libre para darle un apretón al brazo del chico. "Vas a superar eso, campeón. Solo ahora no se dio"

"Gracias..."

"Vas a estar bien" Le aseguró doblando por una entrada para meterse dentro de la ciudad universitaria. "Tenes toda una vida por delante"

"Es verdad" dio un murmullo débil desviando su vista a la ventana.

"Espero que no penses dejar Malambo porque tu plan se acabó, yo quisiera ir a verte en una presentación" Le dijo con gracia. "Mira que yo estuve practicando mi sapucai" 

"No, bah, no creo que vaya a dejar Malambo..." Si termina todo con Ale entonces debería hacerlo, para evitar sentirse incómodos.

No, pero no puede abandonar esa clase siendo tan pocos alumnos.

"Yo quiero verte con tu traje de gaucho" Insistió el ojiazul estacionando cerca de la facultad de Mati. El aura intranquila de su hijastro le hizo volver a preguntar. "¿Eso es todo para hablar?"

Con Mati habían logrado confianza luego de arreglar su vínculo, que en ese entonces no era el mejor, en el momento que había entrado en crisis sobre su elección de carrera, sobre si realmente le gustaba o se veía ejerciendo; cosas que le tenía mucho miedo a lo que iban a decirle si él les informaba que quería iniciar otra. Lean resultó ser quien lo apoyó y convenció a sus padres para que lo entiendan.

zapateos y otros sentimientos [souliz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora