ocho. calorcito de Mayo [pt 3]

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Matías tenía sentimientos encontrados con el nuevo; por un lado, estaba feliz porque ya no sería el único alumno en la clase, pero ahí también radica el problema, él había dejado de ser el único alumno de la clase. Ya no tenía a Alejo sólo para él, indicándole cosas, tirando comentarios externos al contexto de la lección, ya no podían hacer eso con libertad. Es decir, ya se había acostumbrado a tener toda la atención de Alejo sobre él, la cual incrementó luego del frabuyoso evento de la semana anterior, así que dejar de ser dos tan pronto era algo que le estaba costando procesar.

Además, ¿Alejo siempre había sido tan fácil de soltar cumplidos?

Está bien, Agustín había agarrado el zapateo básico muchísimo más rápido que él y también lo había logrado hacer en mayor velocidad -cosa que apenas logró él hace poco-, sumándole que Alejo le sumo otro tipo de zapateo para combinar al nuevo y este lo dominó como si hubiese hecho toda la vida.

Mientras tanto, Matías se mantuvo practicando con la música uno de los bloques que ya había sacado clases atrás como Alejo le había indicado antes de enfocarse en el nuevo. Luego, su profe, se había acercado pocas veces para corregirle algunas cositas, pero fue hasta ahí nomás y, de nuevo, entendía que debía aprovechar que el chico tenía esa facilidad de sacar los zapateos para ponerlo un poco al nivel que había alcanzado él.

Pero no entendía cómo era posible que la cantidad de cumplidos que le había dado a él era muchísimo menor a las que le estaba dando ahora a Agustín en su primera clase, agregando que la mayoría de sus felicitaciones por su buen trabajo habían sido porque Cele había aparecido en el salón. Quien, por cierto, de seguro iría a espiar la clase en cualquier momento, estaba a punto de hacerse la hora según el reloj en su muñeca, accesorio que se había olvidado sacar antes de ingresar al aula.

¿Debería hacer algo para llamar su atención?

No, tampoco quería quedar en ridículo frente al nuevo. Aunque... ahora que se veía, le estaba saliendo bastante bien ese bloque, estaría mereciendo unas palabras que aprecien su esfuerzo.

"Buena, Agus" ¿Ya le empezó a decir 'Agus', tan rápido? "Lo hiciste muy bien para ser tu primera vez"

El chico con una sonrisa asintió a las palabras de Alejo, que palmeó cortamente la espalda de este. Matías frunció el ceño, en los casi dos meses que iban teniendo clases nunca lo había tratado de ese modo.

Cielos, no le gustaba sentirse de lado, le recordaba su etapa en el secundario antes de conocer a Cele.

"Gracias, me esforcé mucho" Respondió Agustín yendo a buscar su botella de agua a un costado del salón, quedando de espaldas de donde estaban los otros dos muchachos.

"Podés tomar un descanso, luego para terminar, podemos hacer una vuelta los tres" Le dijo Alejo también agarrando las botellas de agua cerca del parlante, el chico de rizos asiente y vuelve su atención al celular en sus manos.

Alejo nota que Matias se había quedado viendo al nuevo con el ceño fruncido, así que se acerca a él y le deja un beso cortito en los labios, dejándolo sorprendido por esa acción repentina. "Te van a salir arrugas"

"Alejo..." Le recriminó en susurros para que el otro chico no los escuche, luego subió una de sus manos a su cien para masajearlas.

"Te veías tierno, igual" Le pasó la botella que había tomado.

Ahora Matías se había sonrojado y Alejo quería seguir dándole besitos al chico frente suyo, pero de vuelta el estruendo de la puerta los hizo saltar del susto por el ruido repentino, era Valentín. quien entró como si fuese dueño del lugar o aprovechando que era amigo del ocupante de esa sala. "Ale, creo que vi un fantasma, no sé" Ante la falta de respuesta de su amigo continuó. "Ah, ¿seguían en clase?"

zapateos y otros sentimientos [souliz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora