veintidós. escoger

528 96 46
                                    




Alejo volvió a besar sus labios y en su oído le dijo que no le haga caso a su amigo, que le iba a explicar bien las cosas después, cuando estén en un lugar más tranquilo. Matías asintió mientras el más alto lo volvía a sacar a bailar al escuchar una canción conocida, ninguno quería que se arruinara la noche que venían disfrutando. Al menos, Gino también quiso seguir la fiesta y fue a sacar a una chica que había estado mirando, la cual le aceptó el baile.

Sin embargo, por más que intentaba fusionarse con la música y bailar pegado a su pareja, no pudo evitar fingir algunas sonrisas las veces que se acordaba de lo que escuchó, de que era ganado de Ale y le fue imposible no pensar en que no podía realmente reclamar porque no eran realmente algo serio. En decir, sí, ambos se la pasaban juntos, ninguno se consideraba amigo a ese punto en que actuaban como pareja sin realmente tener un título. Pero de vuelta, entre ellos no había un título oficial y eso le dejaba un tanto inseguro, más todavía considerando todo lo que vivió con él, las molestias que le había causado.

De cualquier modo, la velada no se extendió mucho más porque Facundo avisó por el grupo que los santafesinos compartían que Milton había quebrado y que era mejor si dejaban la salida hasta ahí. Entonces emprendieron camino hasta la salida del local bailable junto a Gino que se había negado a irse porque estaba avanzando bien el cortejo de la chica, pero que al final entendió que no podía abandonar a su amigo así que ahora los tres se movían entre la gente para encontrarse con sus amigos que los esperaban afuera. 

De repente, Matías sintió que alguien lo tomaba del brazo tirándolo hacía atrás, al ver quien era su captor se congeló al reconocer a Mateo con una sonrisa socarrona, divirtiéndose ante su cara que claramente mostraba su pánico por aquel encuentro.

Mierda, ¿por qué justo ahora?

"Mati, qué sorpresa encontrarte acá" Le dijo cerca de su oído y se estaba odiando demasiado por no ser capaz de moverse, de encajarle un buen golpe por todas las secuelas que le causó. "¿Qué pasa? ¿Te comió la boca el ratón, trolita?"

EL chico sujetó su mentón con fuerza obligándole a mirar la satisfacción y la malicia en sus ojos negros. Nadie más a su alrededor parecía percatarse de su altercado y eso le daba más temor. No estaba Alejo, se había ido lejos y sin darse cuenta de su desaparición, no lo culpaba porque era mucha gente y ni siquiera iban tomados de la mano.

No supo bien de dónde sacó el impulso para empujar a Tanlongo, pero lo siguiente que vio fue como se le desfiguraba la cara como si fuese una ofensa el hecho de apartarse y no querer que lo agarre de esa manera. 

El chico levantó su mano para pegarle, él se cubrió, pero el golpe nunca llegó, sino que vio como caía al suelo mientras Alejo apareció en su campo de visión, con su pecho subiendo y bajando, con el ceño fruncido, mostrándose lleno de ira. Le había acertado una buena piña en el rostro del ex compañero de Matías.

"Me cansaste, hijo de puta" Escupió contra el chico en el piso con bronca. Una ronda se creó entre los de alrededor para ver la escena. "No lo toques"

Tanlongo los veía con enojo mientras se limpiaba la sangre de su nariz empezando a salir, parándose con la ayuda de su novia y volviendo a querer devolverle el favor, pero Matías aprovechó la adrenalina del momento, como el desconcierto para también lanzar una patada y tomar la mano del santafesino para salir de ahí.

Una vez afuera, ambos se fundieron en un abrazo, con Alejo rodeando a Matias y dejándole caricias en la espalda de este.

"¿Estás bien, amor?" preguntó el santafesino apartándose para ver el rostro de su chico. "¿No te hizo nada?"

zapateos y otros sentimientos [souliz]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora