Como un día atípico de mayo, no visto años anteriores, el clima estaba para vestir una camiseta mangas cortas y quizás, para los de sangre caliente como diría su madre, un shortcito. La verdad era que tener aquel solcito que sí calentaba no era algo de lo que podía quejarse, es más Matías estaba agradecido por el clima templado de ese otoño. Es por eso que estaba yendo de buen humor a sus clases de Malambo.
Luego de haber tenido esa charla con Lean los siguientes encuentros para practicar aquel baile típico se dio más ameno, hizo un gran esfuerzo de no pensarla mucho y de disfrutar de las clases que estaban dando frutos paso a pasito. Manejaba mejor los tiempos y habían avanzado con otros tipos de zapateos. Todo iba bien.
Su mejor amiga también se había vuelto más interesada en sus avances, en ver cómo practicaba en sus ratos libres como un tipo de broma, pero con verdadero esfuerzo para que los cumplidos que recibía de su profesor cuando la pequeña chica aparecía se volvieran reales y de corazón. Porque sí, le gustaba escuchar que estaba haciendo bien las cosas.
Al mismo tiempo, tampoco desaprovechó en observar de más cerca al más alto, para ver que podía aprender- o copiar en su defecto- para deslumbrar a su amiga. El morocho, a pesar de algunas veces verse serio, tenía sus momentos de carisma, las ocasiones en que tomaban un pequeño descanso y charlaban un toque de las cosas del día de cada uno; como cuando le comentó que una paloma le cagó en la cabeza y él respondió que eso era de buena suerte. Era gracioso, debía admitirlo; sus chistes o acotaciones le hacían tentar a pesar de querer mantener el semblante frío. Y bueno, también era atractivo. El que fuera bastante alto, más que él, era un buen atributo. tenía hombros anchos, gran espalda y unas piernas musculosas; solo es una apreciación, no significaba nada más, claro que no.
Comprendía porqué alguien como Cele se podía fijar en alguien como él, por eso pensó en si meterse al gimnasio para formar espalda o si el pálido de su piel podía tomar más color. Quizás debía modificar un poco su humor, no lo sabe, por el momento estaba intentando tener una imagen más madura de sí mismo, como Alejo tenía.
Ingresó a la Academia y la señora Stella lo saludó con una sonrisa, antes que pasara a los Lockers lo detuvo sosteniendo su mano con cuidado. "Alejo, tu profe, se va tardar un poco, se está probando el traje para el 25. Él participa en los festejos"
Oh, cierto que estaban en fechas patrias; recuerda haber escuchado por noticias de su timeline de Twitter que era el día del himno.
"Oh, está bien" Asintió Matías a la información y la mujer libera su mano. "¿Está acá en...? ¿ó, viene de otro lado?"
"Está acá, tranquilo" Calma Stella sin dejar ese tono dulce de ella. "Está en el salón al lado del tuyo, así que en nada está para la clase"
Matías volvió a asentir y pasó a dejar sus pertenencias en los Lockers, allí dentro se cambió por una musculosa la camiseta mangas cortas blanca que antes llevaba puesta, sacó su botella de agua y se adentró al salón. Por haber dejado su celular en el cuartito se aburrió luego de que los minutos se le hayan hecho eternos. La curiosidad pudo más con él y fue a espiar, solo porque le intrigaba cómo se movían con ese tipo de cosas de los trajes y preparativos para las presentaciones.
Con sigilo salió del salón para moverse en el pasillo para el espacio continuo donde podía escuchar voces de varias personas.
"Y ahora probate esta, fíjate cuál te sienta más cómoda"
Por el marco de la puerta observó una señora, presume que la costurera, pasándole una camisa blanca al morocho que se encontraba con el torso desnudo a simple vista. Las fotos que tenía subidas a destacadas no le favorecían, en persona se veía... ¿qué estaba pensando?
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zapateos y otros sentimientos [souliz]
FanfictionMatías quiere conquistar a la chica que le gusta yendo a clases de folklore, por distraído entra a las de Malambo donde conoce a Alejo, un practicante que quiere graduarse lo más rápido posible ATENTIS - esto ficción - solo uso sus nombres, no estoy...