¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedy

vi. zona de desconocidos

Luego de negociar con un buhonero un tanto.. peculiar en un lugar con ese. Debían de buscar algún tipo de insignia especial para abrir una puerta, era obvio que no la tendrían fácil.

Caminaron por un estrecho camino hasta llegar a unas escaleras que subieron, encontrandose con un paisaje lleno de puentes y casetas. Se detuvieron unos segundos inspeccionando el lugar, algo les decía que los estaban esperando.

─Separemonos ─aconsejó Ella, Leon ni siquiera se sorprendió─. Yo tomaré el lado derecho y luego encontremosno en el medio. De seguro la insignia esté aquí.

─Como ordene la capitana ─dijo con algo de sarcasmo, teniendo en cuenta que en realidad Leon era el que debía de dar las ordenes, pero al parecer Ella ya tenía ese lugar entre sus manos.

─Que bien que recibe ordenes, agente Kennedy, se te da bien ─Ella sonrió de lado burlonamente y saltó de la pequeña plataforma, comenzando su propia orden.

Leon parpadeó, analizando sus palabras. Vaya, acababa de humillarlo.

Rápidamente se puso en posición y, tal como Ella ordenó, ambos fueron por su lado. Leon no podía no admitir que cada tanto ayudaba a Ella disparando desde lejos a los aldeanos que la misma no tomaba mucho en cuenta ya que éstos seguían a una distancia razonable. Pero era obvio que Ella se daba cuenta, aún así, no iba a decir nada, Leon le hacía el trabajo más fácil.

Hubo un momento en el que ambos se reencontraron en el puente que se encontraba en el medio de todo el lugar, lograron matar a todos los aldeanos pero siguieron viniendo más y ahora se encontraban acorralados.

Ella miró hacía abajo del puente, tomando la soga que lo sostenía, y luego echó un vistazo a ambos lados, del lado de Leon había menos aldeanos. Al parecer estaban tan necesitados que iban más a ella que a él.

─¿Tienes granadas? ─preguntó Ella, chocando espalda con espalda, recargando su pistola.

─Eso creo ─rebuscó entre sus bolsillos y tocó algunas─. Tengo cegadora y explosiva, ¿cuál necesitas?

─Explosiva ─respondió rápidamente, pero antes de que Leon se la pasara, negó con la cabeza─. Quiero que tú la tires a los de tu lado. Tienes menos.

Leon asintió con la cabeza y se preparó, pero antes miró sobre su hombro a Ella─. Si sabes que el puente podría caerse, ¿no?

─Por eso mismo ─dijo como si nada, Leon la miró frunciendo sus cejas─. Si el puente se cae, caerán todos y nos libraremos de ellos. Usaremos la soga que sostiene el puente para sostenernos.

─No creo que sea buena idea, Ella.

La mujer rodó los ojos─. ¿Tienes una idea mejor? Mientras más tardemos menos munición y tiempo tendremos. Sólo hazlo y ya.

─Si nos morimos te perseguiré todos los días ─Leon le quitó el seguro a la granada y la tiró, ambos agentes se agarraron con fuerza a la soga, esperando.

─No gracias, sería una pesadilla.

La explosión logró que todos los aldeanos se murieran al instante, y con ello, el puente se sacudió bruscamente. Escucharon las quejas de los aldeanos aún vivos. Y ni bien pasaron dos segundos, el puente comenzó a caerse, consigo los aldeanos mientras que ambos agentes se deslizaban con gracia hasta chocar sus pies contra las tablas de madera.

Ambos miraron hacía abajo, desde ahí parecía que la caída no tenía fin, por lo que los gritos de los aldeanos dejaron de escuchar segundos después, pero no algún impacto que les diera a entender que ya chocaron contra el suelo, o lo que sea que haya ahí abajo. La mitad del puente se encontraba entre el medio de ambos, finalmente se habían librado de todos y luego de unos segundos no escucharon nada más que sus respiraciones y el suave viento.