x. por qué, por qué y por qué

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"Corderos del sacrificio. Recibirais nuestro más sagrado cuerpo. Esto es el comienzo. Al alba, os uniréis a nuestro culto. Compartiréis mi sagrada bendición... Por siempre."

El silencio puro gobernaba el lugar, ambos agentes seguían en las mismas condiciones de hace dos horas. Uno encima de una cama malgastada y con manchas cuestionables pero con un colchon medio cómodo, y el otro en el suelo, frío y doloroso para la posición en la que se encontraba.

La situación siguió así hasta que la menor de los dos, Ella, se despertó de un sobresalto. Sus ojos abiertos en shock, se quedaban fijos en el techo lleno de telarañas y humedad.

Parpadeó un par de veces hasta reaccionar, sentandose de un tiron y mirando hacía todos lados. El miedo apoderandose de ella, muchas razones por las cuales estaba ahí se le vinieron a la mente, y ninguna era buena. Frunció las cejas y bajó la mirada, encontrándose con su compañero.

Sintió que su cuerpo se destensaba al saber que sólo se encontraba ahí por una razón buena ─muy diferente a las que pensaba anteriormente─: Leon quería darle comodidad en vez de quedarse desmayada en esa lancha estrecha.

Pensar en eso hizo que sintiera una sensación que sólo con su familia y Luis sintió. Pero rápidamente lo deshizo, Leon de seguro sólo fue amable por que esa era su misión: cuidarla. Tal vez se equivocaba, pero prefería mentirse a sí misma antes que dejarlo crecer.

Sólo estaba ahí por su trabajo y por Luis, luego todo aquello quedaría en el olvido.

Aquello le hizo recordar a su señora, de seguro estaba preocupada al ver que su salud empeoraba a cada segundo. Tenía la plaga, debía de ir con Luis y que le indicara cómo ir a ese laboratorio. Llevar a Leon y a Ashley ─era seguro de que estaba infectada─ para que la misión saliera victoriosa y poder irse de ese pueblo sin que nada la atara a España.

Ella maldijo para sí misma, no había tenido cuidado. Se sentía una inútil. Siempre tenía cuidado en sus misiones, y de repente la tomaron con la guardia baja.

Su señora de seguro estaba decepcionada de ella.

Y si no se daba prisa, su familia iba a decaer. Y peor que antes.

Escuchó movimiento bajo ella y miró como Leon se tocaba los brazos como si quisiera inspeccionar algo. Y luego, al saber de que estaba en buenas condiciones, Leon alzó la cabeza con brusquedad hacía la cama, sorprendido pero aliviado de verla despierta y sana.

─Cuidado, se va a quebrar el cuello, agente Kennedy ─Ella soltó una sonrisa diminuta, Leon suspiró de alivio e hizo el amago de acercar su mano a la frente de Ella pero ésta rápidamente lo detuvo de la muñeca─. Alejate, ya me tocaste demasiado. ¿O no ha sido suficiente para satisfacer esas hormonas?

Leon se alejó con un dije de pena, Ella rió silenciosamente al verlo en un estado que no esperaba ver nunca: apenado. Teniendo en cuenta las cosas que Leon decía, esperaba un comentario coqueto, pero no.

O Leon tenía sus momentos.

O aquel chico de 1998 aún seguía ahí.

─Gracias, por cierto ─soltó Ella luego de que Leon se levantara del suelo y comenzara a revisar que no le faltara nada por si alguien entró mientras no estaban conscientes.

─No me des las gracias ─Leon se encogió de hombros, mirandola. Ella alzó una ceja pero Leon siguió─, no te iba a dejar tirada ahí como si nada, Ella. Tal vez no sea el mejor lugar para refugiarnos, pero prefiero esto a que dejarte sin cuidado.

Ella estuvo unos segundos mirandolo fijamente hasta que bajó la mirada al suelo, perdida. Sin embargo, no tomó más de cinco segundos en volver al mundo y levantarse de la cama.

¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora