xxvii. la chica de 18 años volvió

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El aeropuerto estaba lleno, personas iban y venían. Era otoño, Septiembre más especifico, y Ella tuvo la indicación de ir en busca de Frederick y de Curtis, que la señora le había indicado que se encontraban ahí. Le parecía extraño viniendo de Curtis Miller, puesto que no se dejaba ver por nadie y que se pusiera a la vista de otros era sospechoso.

Era seguro que no la tendría fácil conseguir dar con él, pero si tenia la oportunidad no iba a desaprovecharla.

Ella se detuvo unos segundos en un pasillo del aeropuerto, la gente pasando de ella, pero ella solo buscó su objetivo con la mirada.

Llevaba puesto un precioso traje junto con un maquillaje sencillo, casi parecía dar la pinta de ser alguien importante o que le gustaba lucirse. Lo cual eran ambas, pero le daba igual lo de ser importante, ella siempre dijo su prioridad. Además de su familia, claro.

Al no dar con nada siguió su camino hasta la sala de espera, donde pudo visualizar a un hombre sentado, buena postura, maletín, y luciendo como Frederick Downing. Bingo, como una vez dijo Leon.

─¿Dr. Downing? ─se acercó a él, dandole una pequeña sonrisa para dar amabilidad.

─¿Ah? ─el hombre la miró confundido hasta que lo procesó, sonriendole para devolver el respeto─. Ah, sí, ese mismo... ¿Usted es...?

─Kennedy Lewis, es un gran gusto poder hablar con usted en persona ─Ella alza su mano para estrecharla y Frederick la acepta, la pelirroja no puede evitar pensar en su novio que claramente tuvo que ver con su falsa identidad.

─Oh, yo no...

─Descuide, sé guardar buenos secretos ─dijo junto a un guiño, el hombre pareció olvidarse de todo.

─Oh, ¿en serio? ─Ella le sonríe como si fuera su mayor ídolo─. Por favor, sientese, señorita Lewis.

─Muy amable de su parte ─y aunque claramente es un lugar público, Ella se sienta a su lado sin salir del papel─. Es un gran ejemplo a seguir para mí y para mi familia, de seguro se alegren cuando les cuente que estuve con usted ─comenta con emoción.

Si Leon la viera de seguro empezaría a decir que esa no era su novia y que le devolvieran a su "amargada".

Frederick suelta una risa, divertido ante su actitud y lo fan que se veía.

─Es la primera vez que una hermosa mujer me viene a decir todas esas palabras ─Ella sintió un tic ante su halago, pero su sonrisa siguió intacta─. ¿Y qué es lo que más le gusta de mi trabajo? Siempre quise saber eso de una persona fuera de las redes o de los medios.

Que debería de dedicarse a otra cosa, pero claramente no iba a decir eso.

─Es espectacular ─responde─. En cada cosa que hace lo sigo, e investigado cada cosa e incluso mi carrera es gracias a lo suyo.. Dr. Downing, ¿usted cree que alguna vez pueda trabajar en WilPharma? ─Ella lo mira con esperanza, como una niña mirando a una princesa y diciendo que quería ser como ella.

─Uh, bueno... ─Frederick no puede evitar quedarse un tanto embobado ante su belleza y la forma en la que lo trata, como si fuera un Rey.

Su ego subió a mayores.

Ella sabía de esos temas. Típico de hombre.

─Te aseguro que sí ─Ella sonríe con grandeza, casi victoriosa─. Tienes mi voto cuando vayas a buscar trabajo. Y tal vez, pueda hacerte mi secretaria.

Claro, así puedo darte una patada en los huevos y robarte todos los archivos, viejo.

Literalmente Frederick parecia el abuelo de Ken.

─Sería un gran honor serlo, Dr. Downing ─sin embargo, Ella sigue sonriendo con amabilidad y respeto, el respeto que debería de darle a ella─. No sabe lo feliz que me pone poder al fin conocer todo WillPharma, he visto algunas fotos y es simplemente... perfecto, como todo lo que hace.

Frederick sonríe halagado, pero antes de que pudieran seguir charlando, una mujer pelirroja junto a una niña se sienta a su otro lado haciendo que inevitablemente miraran hacia ellas.

Frederick volvió con Ella, pero ella no. No pudiendo evitar intrigarse al escuchar como la niña nombraba a Terra-Save, aquella mujer pelirroja debía de trabajar ahí.

Senador Davis ─Ella desvía la mirada hacia la televisión frente a todas las sillas de espera, mentalmente hizo una mueca al ver a Ron Davis, que bueno que su misión sea con Frederick y no con él por WilPharma─. Usted es el acesor oficial de la Corporación WilPharma. Después de ver las fotos de sus últimos pacientes en pruebas, ¿qué nos puede decir?

Que Halloween se celebra antes ena India que en Estados Unidos, tal vez.

Ella hizo de todo por no poner una cara de "¿y este random?". Sin embargo, Frederick sí niega con la cabeza ante esa respuesta.

─Simplemente no entiendo el humor de estos americanos ─habla en voz alta, haciendo que las desconocidas no pudieran evitar mirarlo y él al darse cuenta las mira─. Ah, perdonenme no fue mi intención.

─No se preocupe ─sonríe la mayor, sin darle importancia─. Estoy de acuerdo.

Frederick asiente y se acomoda. Ella sintió su mirada y se giró hacia él, sonriendole amablemente.

─Bueno, ah, me gustaría charlar contigo un poco más pero ─la pelirroja hizo de todo por no borrar su sonrisa, levantandose junto a él para despedirlo─ ¿le gustaría pasarme su contacto? Me honraría conocerla aún más si es posible.

─Mentiría si le dijera que no estoy encantada ─Frederick sonríe ante su felicidad y una vez que ambos intercambian números, se aleja dejandola sola.

Ella esperó a que estuviera fuera de su vista para poder relajar su rostro, y si no estuviera acostumbrada de seguro le dolerían las mejillas. Tal vez no tuvo la oportunidad directa de ir a la corporación, pero era seguro que fue un gran avance. Y todo por saber cómo actuar ante el orgullo de un hombre como él.

Ahora debia de saber dónde carajos estaba Curtis Miller.

─¿Cansada? ─Ella gira su cabeza hacia la mujer pelirroja, de seguro notando su cambio.

─Algo así ─respondió, pero en vez de sentarse comenzó a irse, no sin antes sonreirles, más a la niña─. Hasta luego, señoritas.

─¡Adiós! ─Ella escuchó como la niña la despedía, la mujer un poco menos fuerte.

Ella siguió buscando con la mirada a Curtis a la vez que se dirigía a una zona menos concurrida y segura donde pudiera mandarle lo que pudo sacar de Frederick a su señora. No era mucho pero era mejor que nada.

Eso fue hasta que escuchó la voz de la niña. Se detuvo unos minutos para poder ver que el senador Davis se encontraba ahí, la gente ya rodeandolo y una reportera tratando de hacerle unas preguntas.

Estuvo a punto de dejarlo pasar y seguir de largo, pero algo más la detuvo. Su cuerpo se tensó por completo al escuchar unos gruñidos, esos mismos gruñidos que hacían los zombis en Raccoon City. No podia ser posible... ¿verdad?

No escuchó gritos ni cuerpos cayendo de lleno al suelo, solo quejas del senador. Se atrevió a girarse hacia donde provenian los gruñidos, desde ahí notando que era una broma de muy mal gusto.

Ella no pudo moverse, pero sí lo hizo aquella mujer, sacandole la máscara al idiota. El chico intentó salir de ahí, pero un policia lo atrapó a tiempo, comenzando a esposarlo.

Las personas alrededor volvieron a su trabajo, pasando de largo. Pero Ella no pudo hacerlo cuando alguien más apareció luciendo como un zombi, solo que esta vez... Ella supo que no era una broma.

─¡Jefe! ─uno de los compañeros del policia lo llamó, éste dandose cuenta se acercó a la persona y la tomó del pelo, malhumorado.

Pero en vez de ser algo pacífico y solo poner esposas y ya, recibió una mordida y la gente comenzó a alterarse. Incluso Ella pudo escuchar el grito de la niña, pero lo escuchó tan lejos, su atención solo estaba en la escena.

Y de pronto, volvió a ser una chica de 18 años en el incidente de Raccoon City.

¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora