vii. ¿qué pretende lograr?

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"Nido a Cóndor Uno." Se escuchó la voz de Hunnigan en el auricular de Leon, el cual miró de reojo a Ella, fijandose de que estaba a unos pasos por delante. "Tengo información sobre el tal Luis Serra. Solía trabajar como investigador para Umbrella. Y fue compañero de escuela de Ella Wright, tu compañera de misión."

Entendía que Ella y Luis ya tenían algún tipo de conexión, pero eso nunca se le pasó por la mente. Entonces, se conocían más de lo que pensaba. Y no eran familiares.

Pero.. entonces, ¿por qué Ella trataba tan bien a Luis si trabajó para Umbrella?

O tal vez no lo sabía. Esperaba que esa fuera la respuesta.

"Te enviaré los detalles. Echale un vistazo, pero la prioridad es Aguilucho y Cóndor Dos." Hunnigan no esperó respuestas de Leon, éste ya le había dicho que deseaba que fuera secreto. No sabía el porqué en ese entonces, pero ahora tenía una idea.

Pero si el mismisimo presidente mandó a Ella Wright al rescate de su hija, entonces no debían porqué juzgar sus decisiones. Ellos debían de tener su propio punto de vista.

Hunnigan acabó la transmisión y Leon salió de la mansión, Ella ya estaba a unos pocos pasos del portón en el cual, de lógica, tenían que usar la llave que encontraron anteriormente.

La pelirroja giró su cabeza para mirar a Leon con seriedad, el rubio sintió un escalofrío. Era como si Ella ya supiera lo que estuviera pensando en ese mismo instante. Como si ya supiera toda su vida con solo una mirada.

Pero no era posible, ¿verdad?

Sin embargo, antes de que alguno hiciera otro movimiento, escucharon debiles lloriqueos de animal. A primera suposición, era algún perro. Se oía desde un costado de la mansión, por la que debieron pasar para entrar.

Y efectivamente, un lobo blanco, aunque su bello pelaje arruinado por suciedad, se encontraba atrapado en una de las trampas para oso.

─Aw, pobrecito ─Ella murmuró, sus cejas fruncidas en señal de pena, y se acercó al pobre lobo para ayudarlo.

Leon miró como la pelirroja abría con fuerza la trampa hasta lograr que la patita del lobo saliera. Una vez que lo hizo, Ella soltó la trampa haciendo un ruido metálico. El animal cojeó hasta lograr acostumbrarse, miró a Ella como agradeciendole y luego a Leon. El rubio pensó que podía ver lo agradecido que estaba el lobo por encontrar a humanos como ellos, y se sintió mal al recordar el primer lobo que vieron hace unas horas. Esperaba que ese no fuera su destino.

Leon salió de sus pensamientos al notar que la mano de Ella se alzara, miró como la mujer miraba fijamente al lobo, como si le estuviera pidiendole permiso para acariciarlo.

El lobo aceptó gustoso, aunque al principio fue un poco dudoso hacía ella, hasta que los dedos de Ella desaparecieron en su pelaje.

Leon notó una leve sonrisa en el rostro de Ella, decidió apoyarse en su pierna izquierda a ver lo que pasaba a continuación. No todos las horas veías a Ella comportandose tan.. ella.

─Dejame curarte, pequeño.

─No es muy pequeño si te soy sincero ─no pudo evitar no soltar una burla, pero fue epicamente ignorado por la mujer. Incluso por el lobo─.. Oh, vamos, ¿en serio?

Era el colmo.

Ella se recargó en su pierna izquierda, flexionando la derecha, para lograr estar a una altura y a una pose más cómoda. El lobo entendió sus buenas intenciones y se acostó despreocupadamente en el suelo. Fue instantaneo en el que el lobo confiaba ciegamente en aquella mujer.

Y fue como si Leon viera a otro Leon con respeto a esa escena. Qué gracioso, ¿así se vió al caer tan bruto por aquella pelirroja?

Ella mantenía una expresión ligera, sin ceño fruncido ni labios apretados en una línea recta, sólo relajada y concentrada en sanar a aquel animalito. Era como si el lobo sacara lo mejor de ella. O tal vez sacara su estrés por el trabajo que cada vez se complicaba aún más.

¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora