xxvi. desayuno

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Dos meses y una semana antes

La puerta del departamento resonó casi inaudiblemente al abrirse, un hombre de cabellera casi oscura de adentró en el lugar antes de volver a cerrar la puerta con llave y pestillo.

Una chaqueta se colgó en un perchero y los pasos del hombre resonaron de los más cautelosa posible hacia la única habitación del departamento. Se fue sacando las botas hasta quedar solo con los calcetines, entró en la habitación y dejó los calzados al costado de la entrada sin quitar la mirada de lo que tenía al frente.

El hombre sonríe con calidez al notar un bulto entre las sábanas de la cama dos plazas, y sin perder el tiempo alza la frazada para meterse en ella sin tomarse la molestia de ponerse algo más cómodo.

Solo quería dormir con su linda novia luego de casi un mes sin verla, tocarla, sentirla.

Leon no tardó en rodear la cintura de la menor, y sin querer molestarla de su sueño él fue el que se acercó a ella hasta que no hubiera ninguna distancia entre ambos cuerpos. Escuchó un suave suspiro proveniendo de Ella, pero al ver que seguía profundamente dormida cerró los ojos y se dispuso a dormir como se lo merecía.

Desde que empezó a dormir con Ella Wright, la tensión, el peso en sus hombros, la falta de sueño, y más, se esfumaron como si solo necesitaba a una mujer.

Una mujer llamada Ella Wright, nacida el 25 de Diciembre de 1980, pelirroja, piel blanca, dos pequeños lunares en el pómulo izquierdo, y mucho más.

En conclusión: solo ella.

Los rayos de sol fueron directos al rostro de Ella, despertandola de golpe. Sus ojos se abrieron con dificultad, parpadeó un par de veces hasta lograr visualizar a Leon frente a ella con una bandeja llena de platos y tazas.

─¿Leon...? ─preguntó somnolienta, pensando que lo estaba imaginando por el sueño aún presente.

Se apoyó en sus codos y se impulsó hasta chocar la espalda contra la cabecera, Leon dejó la bandeja en la mesita de luz y se inclinó para dejarle un beso en la frente. Leon encontraba divertido la apariencia de Ella recién despierta.

─¿Sabes? ─la pelirroja hizo un sonido con la garganta para que siguiera, frotando sus ojos para quitar las ganas de volver a cerrarlos─. La primera vez me sorprendió que te levantaras a las 2 de la tarde, pensaba que te habias muerto.

Ella lo miró mal y se levantó de la cama, Leon, pensando que estaba enojada, la abrazó y empezó a dejarle besos por toda su mejilla haciendo que hiciera una mueca y lo empujara.

─Ya, ya, quiero ir al baño ─Ella tapó su boca antes de que se le ocurriera seguir─. Ni se te ocurra besarme, tranquiliza esas hormonas que primero tengo que lavarme los dientes.

Leon sonrió con inocencia y la soltó. Ela volvió minutos después, ya peinada, ya arreglada, pero aún con el conjunto de camisa y short para dormir. Leon ya se encontraba sentado en la cama esperando con el desayuno y Ella lo siguió volviendo a como estaba antes.

─¿Por qué te gusta tanto levantarte temprano? ─preguntó Ella, parecia más como una queja por haberla despertado a las 9 de la mañana─. Son días libres, deberías descansar.

─¿No puedo pasar tiempo con mi linda novia? ─la pelirroja sonrió rendida al sentir un beso en su frente, ya era algo entre ambos─. Bien, compré medialunas de manteca porque sé que no te gustan las de grasa, chocolate caliente porque hace frío- Hace frío y tú en short ─Ella frunce las cejas con confusión ante su repentino cambio y ve como Leon tapa sus piernas con las sábanas.

Y si pudiera la taparia hasta el cuello.

─Oye, pero no tengo frío y está lindo el día.

─No me interesa ─la pelirroja lo mira mal pero Leon la ignora y sigue─: También compré tostados para los dos, y un chocolate para tí. Sin maní, no amargo ni nada porque siempre me dices que no te gusta y habia de rocklets pero ya veo que me decias que tampoco te gusta-

─Sí me gusta el de rocklets ─Ella ríe ante su cara y acepta el chocolate negro junto a un beso como agradecimiento y para que se dejara de mirarla como si le estuviera tomando el pelo─. Gracias, Leon.

─A la próxima te llevo a rastras para que me digas qué te gusta y qué no.

─Que ni se te ocurra, primero te echo y segundo duermes afuera, no en el sofá.

─Que crueldad ─Leon la mira exageradamente indignado, Ella come su medialuna como si nada─. ¿Y cómo te fue?

─Leon, literalmente llamaste todos los días que estuve fuera, ¿qué es esa pregunta?

─¿Ahora no puedo preguntar por mi novia? ─hace un berrinche, Ella no evita reirse.

─Estuvo bien, algo frustrante porque al parecer ni ellos se caían bien y más que dar información daban peleas absurdas ─se encoge de hombros, Leon la mira atentamente mientras toma su chocolate caliente─. Conseguí muy poca información de Frederick pero lo suficiente como para saber que se encontrará en uno de los aeropuertos en septiembre. No sé bien porqué ni cuándo exactamente, pero es una oportunidad para ir a conversar e intentar que me lleve a WillPharma.

─¿O sea que tienes libre dos meses? ─preguntó esperanzado, pero Ella negó con la cabeza aunque no quisiera romper esa esperanza.

─También tengo a otro hombre al que tengo que buscar su paradero, he ido en donde supuestamente vivía pero no he tenido mucha suerte más que saber quiénes son su familia ─hace una mueca─. Aún tengo que esperar indicaciones, pero seguramente no esté libre mucho tiempo.

Leon suspira, aunque era seguro que él tampoco tendría muchos días libres. Solo esperaba que esa señora de la que Ella le habló y Hunnigan tardaran en llamarlos.

Pero así era la cosa.

Una vez que el desayuno terminó, Leon colocó la bandeja en la mesita de luz y antes de que a Ella se le ocurriera levantarse la atrajo de la cintura y la hizo recostarse en su pecho aún estando sentado contra la cabecera.

─¡Leon! ─Ella debía de admitir que le sorprendia que Leon tuviera una fuerza inmensa como para que pudiera moverla como si fuera pluma.

─Me gusta mimarte ─Ella ríe cuando ya empieza a besar todo lo que tiene a su alcance─. Un año juntos y aún no me la creo, ¿en serio no estoy soñando?

Ella colocó sus manos encima de las suyas que estaban entrelazadas en su vientre, sentia el fuerte pecho en su espalda y como Leon le mandaba calor con sus brazos. Sonrió enternecida, Leon parecía un niño contento y sin poder creer lo que habia conseguido.

Ni siquiera ella podia creerlo.

¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora