xviii. demasiadas emociones a la vez

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Y como si no hubiera algo mejor; Ashley fue atrapada otra vez, por uno de los seguidores de Ramón Salazar.

No sabían exactamente a dónde la llevaría, por lo que tuvieron que ir a su suerte, esperaban no tardan demasiado.

Leon notaba como Ella intentaba no devolverle la mirada, era como si le avergonzara haber llorado frente a él. En un atrevimiento suyo, apoyó su mano contra el hombro de la pelirroja, haciendo que lo mirara. Leon le dió una media sonrisa, tratando de transmitirle que no pasaba nada.

A él no le importaba lo mucho que llorara, es más, prefería que lo hiciera, sacando todo ese dolor dentro suyo.

Su interacción terminó cuando escucharon un zumbido y a los segundos se les presenció una especie de mosquito de tamaño grande. Lo inesperado que fue eso fue visible en sus rostros, rápidamente retrocediendo y sacando sus armas. Los mismos mosquitos salieron como cuatro veces, al volar se les hizo un tanto difícil, hasta que lograron llevarle el apunte.

─Monstruos de mierda ─maldijo Leon, viendo cómo los cuerpos explotaban, a la primera les tomó de sorpresa, casi provocando que se ensuciaran por completo de lo cerca que estaban.

Ella miraba con disgusto a los insectos. Era una suerte que sólo la suela de los tacones estuvieran sucios al caminar encima de los pedazos que dejaron. Amaba ese conjunto de ropa, no iba a dejar que unos mosquitos de mierda lo arruinara. Tal vez otra cosa la ensuciara, pero era mejor eso a que los mosquitos que no sabía si se quitarían o no. Además del horrible olor que dejaban.

Leon trató de abrir una puerta, encontrandola cerrada, por lo que tuvieron que tomar las escaleras a un lado. Por un lado pudieron notar un puente alzado bloqueando una puerta, algo les decía que era por ahí, lo que provocó que se adentraran a un salón enorme.

Ella miró todo alrededor, demasiado silencio para ser verdad. Mientras Leon agarraba municiones encontradas por ahí, Ella notó que el suelo en varias partes estaba roto, escombros por doquier bloqueando el paso libre y, unas bolas rojas que se le hacían sospechosas.

─¿Qué miras? ─Leon se posicionó a su lado, tratando de seguir su mirada─.
¿Qué mierda es eso rojo?

─Tiene la forma de esas cosas de antes ─comentó vagamente, portando el rifle para localizar cuántos de esos había─. Son demasiados...

─Dejame ayudarte ─se ofreció Leon, portando también su rifle. Ambos obtuvieron un objetivo y a la cuenta de tres comenzaron, disparando a cada monstruo que veía rápidamente, uno que otro escapandose por haberse dado cuenta.

A los que se habían dado cuenta, Ella dejó el rifle y sacó la pistola, era su mayor aliada para las misiones. Ambos acabaron con todos, o con la mayoria que podían ver.

─Que buen equipo hacemos, eh ─sonrió Leon con diversión una vez que retomaron el camino, bajando unas escaleras al suelo.

Ella sonrió, negando con la cabeza ante su frase─. Si tú lo dices.

─Vamos, sabes que digo la verdad.

─No lo sé, aún cuestiono sus habilidades ─se encogió de hombros, luciendo indiferente pero con algo de burla en su tono de voz.

─Ja, ja, qué chistosa ─Leon rodó los ojos, una sonrisa escapandose─. Y ya deja de tratarme de 'usted', pensé que habíamos dejado esa fase hace poco.

─Lo voy a pensar ─Leon negó con la cabeza, otra vez esas palabras.

─No lo pienses mucho, eh. O tal vez mejor sí, ¿qué se siente tenerme en tu mente a cada minuto? ─preguntó coquetamente, colocandose a su lado para que viera cómo alzaba las cejas.

¹BEAUTIFUL LIAR, leon kennedyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora