Aún no habían salido los primeros rayos del sol cuando Ciel ya estaba de pie, sacudiendo mi cuerpo y bañando mi cara con besos de buenos días.
No puedo imaginar cómo he podido vivir tanto tiempo sin tenerle presente en mi vida. Ni me imagino lo triste que estaría si no me despertasen todos los días con besos dulces -y babosos-, sin oír las risas alegres que contagian a cualquiera o sin poder escuchar treinta "mamis" en menos de diez segundos.
-- ¡Buenos días, mami preciosa! - Dice emocionado, tumbándose a mi lado y abrazándose a mi cuerpo.
-- Buenos días, mi príncipe. - Le beso en la frente, escuchando su risa emocionada. Mi sonido favorito por las mañanas. -- ¿Puedo preguntarte por qué te has levantado tan temprano?
-- Estoy muy emocionada por lo de hoy y no podía dormir más. - Explica, enfatizando el muy. -- No te habrás olvidado de que vamos al estadio a ver jugar a mi equipo favorito, ¿verdad, mamá?
-- Claro que no, cariño. ¿Cómo iba a olvidarlo?
Lo que pasa es que odio el fútbol. No le veo la gracia a once chicos corriendo durante noventa minutos persiguiendo un balón. ¿Por qué no darles un balón a todos y ya está? Así de simple.
Pero a Ciel le encanta el fútbol. Le apasiona desde que era un niño. Siempre está corriendo con el balón en el pie y rompiendo mis cuadros y jarrones favoritos. No me importa. Haría cualquier cosa por ver su sonrisa con hoyuelos y sus ojos brillantes cuando juega al fútbol.
En cuanto tuve un rato libre en mi apretada agenda, compré dos entradas para el partido del Paris Saint Germain, el equipo del corazón de Ciel. - Se sabe los nombres de todos los jugadores, incluido su favorito: Louis Tomlinson, el de camiseta número 28, capitán y estrella del equipo.
Sorprendí a mi pequeño entregándole las entradas y diciéndole que iríamos juntos al partido. Su sonrisa de felicidad, su emoción y el abrazo que me dio hicieron que mi corazón rebosara de amor. Y lo único que podía pensar era que soy la persona más afortunada por tener a Ciel en mi vida.
Llegó hace seis años para dar color a mi mundo que era blanco y negro, sin color ni vida. En cuanto conocí el verde de sus ojos, sus rizos y sus hoyuelos, supe lo que era el amor más puro y verdadero. Ciel sacó lo mejor de mí. Mi lado más puro, genuino y único. Sólo y exclusivamente para él.
El trabajo es importante y ocupa gran parte de mi tiempo, casi todo para ser sincero. Al fin y al cabo, no es fácil ser empresario, dueño de una de las mayores marcas de ropa. Tiene de todo, desde entrevistas, viajes, estar todo el tiempo produciendo, diseñando, estar presente en desfiles de moda, portadas de revistas y mucho más.
Es un trabajo duro, sí, no voy a mentir. Tengo que arreglármelas a mis treinta años para seguir el ritmo. Es agotador. Nunca imaginé que la maternidad sería fácil, y más cuando eres madre soltera.
Cuidar de un hijo solo ya es bastante complicado. Tienes que vigilar todas las cosas habituales para que no ocurran accidentes. Prestarle atención, jugar, cocinar, llevarle a la escuela, ayudarle con los deberes... es demasiado para una sola persona.
Pero aun así, hago todo lo que puedo para ser el ancla y el refugio seguro de mi pequeño, para estar a su lado siempre que me necesita. Paso los fines de semana con él, voy al parque, al cine, juego y le presto toda mi atención. Valoro por encima de todo el bienestar y la felicidad de mi hijo.
Ciel, es una mini copia de mí; ojos verde claro, del color de la primavera más verde, nariz pequeña y redonda y pelo castaño claro, lleno de rizos - que yo llamo cariñosamente "ricitos". Modestia aparte, es mucho más lindo.
Su personalidad también es toda mía. Se pasa horas buscando diversión y siempre está tramando algo que me pone los pelos de punta. Es divertido, cariñoso y no renuncia a echarse la siesta antes de dormir, aunque todavía dice que ya es mayorcito para dormir con las luces apagadas sin que yo tenga que contarle cuentos o cantarle una canción de cuna.
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like it's a game - larry (traducción)
FanfictionA pesar de odiar el fútbol, Harry decide llevar a su hijo Ciel a ver un partido del equipo de su corazón, pero por un accidente pierde a su hijo en medio de la multitud. Desesperado, sale en busca del pequeño, sólo que no esperaba encontrarlo en bra...