The Alpha Moon

Parte 30

Bridgette presionó los ojos, y puso la mente en blanco. Agudizó los oídos, y reguló su respiración. Los sonidos constantes del bosque, la tranquilizaron. Intentaba ser una con la naturaleza.

Si podía controlarse, lograría controlar a su Loba interior.

— Concéntrate. No pienses en nada más que en tu Loba interior. Si controlas tus emociones, controlaras también tu transformación. —Explicó su Alfa detrás de ella. Félix la hizo abrir las palmas que tenía en puño. —Estas muy tensa. Debes relajarte. —Susurró en su oído.

Bridgette inhaló hondo, y relajo su cuerpo. Su mente viajó al tiempo y lugar donde vio a Marinette transformarse. Aunque estaba Atrapada dentro de su mente, pudo sentir la preocupación al ver como su hermana se transformaba en una gran Loba rosa.

Su gemela era igual a su Alfa. Ellas eran como los chicos.

Todavía no entendía como o porque lo eran. Su existencia estaba en duda. Incluso se sentía como un fenómeno de la naturaleza.

— No pienses en nada más que en tu Loba, Bridgette.

Si ella se iba a Red Moon, quería también llevarse a su mamá y hermana junto con ella. Era un poco egoísta, pero no podía ni pensar en la idea de estar lejos de su familia.

Amaba a Félix, pero... Tener a su familia junto con ella la haría muy feliz.

— Concéntrate.

Si Marinette se dejaba marcar por Adrien, todos sus planes se vendrían abajo. Le daba un poco de lástima aquel rubio, pero no quería perder a su hermanita. Siempre la había cuidado, y pensaba seguir haciéndolo.

Iba a perder a Marinette... Se iba a quedar con Félix en Red Moon. No podía concentrarse. No iba hacerlo.

Presiono los puños, y perdió el motivo de su concentración.

— ¡Esto es una pérdida de tiempo! —Se dió la vuelta enfrentándo a Félix. —¡No puedo concentrarme!

— ¿Por que? —Preguntó Félix arqueando una ceja.

Bridgette achicó los ojos.

— ¿Por que? —Preguntó. —¿¡Por que!? ¡Tu sabes porque! —Gritó, sacudiendo su larga melena azabache. —¡Mi hermana le está entregando su tesorito a tu primo! ¡Y yo estoy aquí perdiendo el tiempo contigo!

— ¿Y?

— ¿¡Y!? ¡De verdad que tu no lo entiendes!

— Ya hablamos de esto, Bridgette. Si tu hermana decide...

— Si, Si, si mi hermana decide esto o aquello, yo debo aceptar su decisión. ¡Ya lo sé! ¡Pero de igual forma no puedo dejar de pensar en ella! Me preocupa... —Confesó. —Félix, no quiero que ella acepte ser una Luna. Si lo hace la perderé para siempre. La quiero conmigo y deseo llevarla con nosotros.

Félix rió por lo bajo.

— ¿Y pretendes que la llevemos junto con Adrien?

— Si, digo, ¡No! Lo que quiero decir es que aun hay tiempo de que la detengamos. Si me dejaras ir, yo podría...

— No. Déjala en paz. Esta lo suficientemente grandecita para decidir. —La interrumpió Félix. —Solo Déjala ser, Puntitos. Ella estará... Mas que bien. De seguro hasta lo ya está desvirgada y lo esta disfrutando.

— ¡Sucio! —Bridgette se acercó a él de forma intimidante. —No puedo creer que ella en serio lo este ayudando. Debi decirle que Adrien también supo desde un principio lo que éramos... ¡Claro! Si le digo ahora quizás...