Son las ocho menos veinte, por lo que me pongo el pantalón corto del pijama, y la camiseta blanca. Mi "profe" no ha venido, por lo que cojo un yogur y me siento en el sofá a ver la tele, mas pasada media hora, llamaron al timbre, y fui a abrir la puerta. Pero cuando abrí no eran ni mis padres ni mi "profe", era mi vecino, que en unos meses sería mayor de edad, que quería pedirme un favor, su novia vendría a la ciudad y quiere comprarle un regalo bonito. Cuando nos cansamos de pensar el regalo, nos pusimos a ver la tele, pero yo me quedé pensando que toda nuestra vida es un sin sentido. Durante toda nuestra vida intentamos conseguir una felicidad interior que cuando la conseguimos, intentamos hacerla mejor. Pero lo único que conseguimos es causar problemas que la debilitan.
"Mi vecino, Pablo, y mi "profe" se levantan y abren la puerta, donde aparece la novia de Pablo que le da un regalo, cuando esta abre la caja, una oscuridad inunda la habitación y se apodera de todo."
Me despierta el sonido del timbre y balanceándome me dirijo hacia la puerta, Pablo ya no está, o, al menos no lo localizo, y al abrir veo a mi "profe" que llega un poco tarde.
-Eiiii, ¿qué tal? Ahora no puedo estudiar lo siento.-Me interrumpe una voz que sale del pasillo.
-¡Flavia! ¿Acaban de llamar al timbre? Prefieres que abra y... Ah, hola, soy Pablo, un ...amigo de... Flavia. ¿Tú eres?
-Es un amigo que me ayuda con las mates- Dije antes de que pudiese contestar.- Solo que le acabo de decir que ahora no puedo.
-Ah...-Dijo mirándole a él.-Bueno pues encantado, ya nos conoceremos más a fondo otro día, y cuando se dirigía a cerrar la puerta, algo se lo impidió, ese algo era mi "profe". Y aquí está la complicación que estropea mi anterior felicidad, más bien, tranquilidad.
-Bueno...Quería hablar contigo a solas Flavia.-Dijo algo avergonzado. Pablo se fue del salón y este siguió hablando, pero yo no le escuchaba, pues estaba centrada en como Pablo salía de la habitación.-Y... ¿Qué me dices?
-Perdona no estaba atendiendo, ¿qué me decías?
-Si...si quieres, bueno pensaba, si ibas a ir al baile con alguien... o algo- Sin acabar la frase salió de mi pequeño piso y lo vi hacerse cada vez más pequeño. Al girarme vi a Pablo apoyado en el marco de la puerta y me dijo:
-¿Tienes un baile de fin de curso?
-No... Se celebra un baile al acabar al verano, tienes todo el verano para disfrutar antes del baile, que en mi opinión arruina más vidas de las que arregla, y las chicas se pasan todo el verano buscando vestidos. No me apetece ir, como podrás observar- Los dos nos echamos a reír.
-¿No quieres ir con él? ¿Cómo se llama?- Pablo al contrario que mi "profe" no es nada tímido y dice
todo como lo piensa.
-No...él, le da muchas vueltas al asunto...y a mí no me apetece.- Al decir esto me lleve la mano al bolsillo y me acordé de la nota que horas antes me había guardado en el pantalón vaquero.- Perdona voy a buscar una...cosa.- Pablo y yo nos conocemos desde hace mucho tiempo, siempre estuvo ahí para mí y yo para él, somos como hermanos, los dos somos hijos únicos y se nos dan mal las mates. Y sin venir a cuento me giré y le dije.-No debilites la felicidad.- Pensé que me iba a mirar como si estuviese loca, como solía hacer, pero, sin embargo, se quedó pensando. Yo me fui a la habitación, recogí mi pantalón del suelo, y desdoblé la nota.