-¿Qué es un beso sin un te quiero?
-Milady, su carruaje le espera. -Me dice haciéndome una reverencia Mateo. Luego me mira y hace como que se limpia la baba. Me rio.
-Te quiero idiota.-digo besándole. Llegamos al coche y veo ya sentados a Isaac y una chica del curso.- Anda ¿y tu aquí?
-Ya ves-dice abrazando a la que parece su novia.
-¿Tu eres Flavia no?
-Si ¿Tu eres -Y de repente se me vino el nombre a la cabeza. -Marta?
-No... -Mierda.- Si si que lo soy, menuda cara has puesto -Dijo riéndose.
Estuvimos con ellos toda la noche. Bebimos ponche, que llevaba alcohol, por lo que no me gusto mucho, y bailamos como nunca.
-Mi chica
-Tu chica.
-Vamos a bailar.
-Es que me matan los pies -dije tirando de su brazo.
-Ven...-dijo arrastrándome con él.
Me cogió en brazos y bailó conmigo en colo.
-¿Sabes que eres idiota? -Dije dándole besos en el cuello, la única parte accesible.
-Soy TU idiota.
-Y de nadie más...
-Hombre, mi madre me quiere mucho...
-Idiota -Le digo riéndome.
Empezó a besarme como hace él, nadie más podría hacerlo así, pero todo acaba. Nos vamos cuando van a anunciar la reina y el rey del baile, y cogemos un taxi para ir a la playa.De repente suenan ruidos, pitidos, derrapes...Vemos luces delante y siento que el pecho se me oprime, no puedo respirar, cada vez tengo menos y menos aire. Me agobio y empiezo a gritar, pero sucede, un coche nos choca por delante. Mateo se da fuerte en la cabeza, yo solo en el brazo y la pierna derecha.
Noto la sangre corriendo por las venas, cada latido del débil corazón que ha sido levemente impactado. Noto los parpados pesados, que a cada inhalación se van bajando, hasta que se cierran, y ya no veo más. No veo más luces dirigiéndose hacia mí, no veo las farolas, la carretera ni los coches pasando a toda velocidad. Y tampoco oigo cualquier ruido, cualquier sonido, o cualquier melodía.
Me despierto en una camilla rodeada por mucha gente, policias, médicos, curiosos, prensa, mis padres, que junto a los padres de Mateo, lloran y se dan la mano. Tengo una mascarilla en la boca, y siento mucho calor. Estoy agobiada, grito dentro de la mascarilla de aire y me la intento quitar. Los médicos me sujetan. Las lágrimas caen por mis mejillas y veo un coche ardiendo. El taxi que cogimos Mateo y yo. El otro coche tambien está dañado, pero no hay tanta sangre. Veo una bolsa de cadáver, pero hasta ahora no había pensado lo peor.
Veo a Mateo, su cabeza contra el asiento de delante, y luego nada.
Pero las imágenes se repiten en mi cabeza hasta que me duermo.
Me despierto otra vez gritando, pero esta vez estoy en el hospital.
-Cariño calmate-Me dice una enfermera.
-¿Y Mateo? ¿y mis padres? ¡Quiero saber que ha pasado!
-Ahora te vamos a llevar al quirofano, pero luego los verás. -Y así fue, me metieron en una sala con médicos e instrumentos de tortura. Me dijeron que todo pasaría, que se arreglaría, y eso espero.
Es un día de despertares, en sitios distintos a cada vez, y esta vez es en la uci.
-Hola -Le digo a la primera persona que veo.
-Cariño...¿Ya estás mejor?-Es mi madre.
-Cielo...-Dice mi padre.
-¿Qué ha pasado?
-Tienes un pequeño problema de corazón, se pasará con el tiempo y muchas medicinas.
-¿Cuánto?
-Poco...dos semanas. Casi tres.
-¿Y Mateo? -Mis padres se miran entre ellos, pero no dicen nada.