Mi cuerpo estaba dominado por una sensación placentera, como cuando un niño consigue el mejor juguete de la tienda o como cuando vuelves a ver a una persona que es muy importante para ti. La noche anterior había sido una de las mejores que he vivido, mi querido rubio...Me encantaba verlo jugar al baloncesto, y cuando lo volví a ver tirar a canasta, una sensación de felicidad me inundó, casi me pongo a llorar, me alegro de pasar mis horas a su lado.
-¡¡Cecilia!! -Ceci está ya en el suelo, no se para de reír y gritar que le cuente todo, pero sus palabras se ven ahogadas por el regreso de la risa.- Que susto me has dado...
-No es para tanto...¡Cuéntamelo todo!
-No es para tanto...- Al momento recibí el impacto de un cojín, y cuando me disponía a quejarme otro más. Empezamos una guerra de almohadas y empezó a sonar un móvil. Me dijo que era el mío pero ya no le hice caso...
-¡Que si!
-Ya, ya.- Luego vi que la palabra "MATEO" estaba escrita en la pantalla de mi móvil. - Ay dios.
-Hola Mateo. ¿Qué tal?
-Genial, después de la mejor noche de mi vida.
-Calla...
-Al final hoy no podré ir a la cafetería. Lo siento.
-Da igual tranqui.
-Vale gracias guapa. Espero que podamos repetir lo de anoche, ahora mismo daría lo que fuera por volverte a besar como me atreví a hacerlo, o por verte encima de mi con el pelo mojado.
-Calla... A mi también me encantaría repetir...
-¿Todo o lo del beso?
-Mmm...No se, no se...-después de unas risas se despidió y nos quedamos unos segundos sin colgar, hasta que oí que alguien le llamaba.
-Ceci...¿Reunión? -Le dije a Cecilia. Se puso histérica, hacía mucho que no hacíamos una reunión, entre sus gritos dijo:
-¡¡Las llamo yo!!-Al cabo de una hora estábamos todas reunidas, cada una con su pijama a pesar de ser solo las tres de la tarde, y con una almohada en el regazo.
-¡Flavia!-Gritaron todas, a la vez que me golpeaban con las almohadas.
-¿Qué decíais? No estaba atendiendo.-Y era cierto, puesto que mis pensamientos estaban dirigidos a la mejor tarde-noche-madrugada de mi vida, y como Mateo, había conseguido preparar tan maravillosas y a la vez, sencillas cosas.
-¡Qué nos lo cuentes todo!-Después de repetirles la historia unas tres veces como mínimo, Sara empezó a contarnos otra de sus múltiples historias que ya empezaban a aburrirnos...-Bueno que si Sara...Pues, a ver, quería deciros...una cosilla.-Susurró Patricia.- El otro día...Na...-Na es como llamamos a Antonio, un chico rubio, aunque yo lo veo moreno, de ojos castaños y de piel muy morena.-...Puede que me invitase...a cierta fiesta de fin de curso...Que...-A si, se me olvidaba decir que a Patricia le gustaba mucho y desde hace un montón Na, y viceversa.-...Se suele ir por parejas.-Todas nos pusimos a gritar como locas. Pero la única que no parecía estar muy contenta era Sara.
-¿Pasa algo Sara?-Le dije preocupada.
-No sabía que hubiese fiesta de fin de curso...A mi no me ha invitado nadie...
-Eiii, tranquila, es que aún quedan tres semanas, empiezan a pedir dentro de una.-Le dijo Ceci acercándose a darle un abrazo.
-A mi tampoco me han pedido. -Dije intentando tranquilizarla.
-Pero a ti te lo pedirá Mateo...o...
-¡No lo digas! Mi "profe"no me lo va a pedir.
-Vamos...Que Mateo si ¿No?- Dijo mirándome de una manera muy extraña.
-...Ojalá...-Murmuré, pero no creo que me haya escuchado.
La reunión siguió como siempre, risas galletas y peli de llorar, y a las cuatro ya estábamos roncando, yo estaba totalmente dormida hasta que Sara me despertó y me llevó a rastras al pasillo.-¿Me ayudarás con el vestido para la fiesta?
-¡Claro! Pero si siempre vas tu a por ellos.
-Ya...pero deben ser o muy feos, o con un repelente para chicos.-Tras esto nos empezamos a reir y volvimos a la habitación de la mano.
Ya era lunes, lunes por la mañana, quedan tres semanas para finalizar el curso, media semana para empezar los globales, y a penas unas horas para volver a ver a Mateo.