La pesadilla continua

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No me apetece nada ir a clase, pero como no les puedo contar nada a mis padres tengo que ir.
Salgo de casa caminando como siempre hacia la parada del metro, pero voy muy atenta a todo lo que me rodea, no quiero sufrir ningún daño más. Al cabo de unos minutos noto una mano en la espalda y muy asustada me doy la vuelta. Casi me echo a llorar, pero era mi amiga Cecilia.

-Eiii soy yo. ¿Pasa algo?- No pude aguantar más y me eche a llorar. Ceci intentó darme un abrazo pero me aparté y me fui a otro vagón.

Seguí llorando hasta llegar al despacho del director. Su secretaria me recibió y le dijo a su jefe que era urgente.

-Pase. -Me dijo la secretaria.

-Gracias -Susurré yo.

-Hola ¿Flavia pasa algo?

-El compañero que tengo detrás en clase, ayer...-El llanto me impedía continuar. Me fui del despacho de malas formas y sintiéndolo mucho, pero no podía seguir.

Llegué a clase, y cuando vi que él estaba en su sitio, me puse a temblar y quería irme corriendo. Mateo lo notó y se levantó para venir a abrazarme.

Noté cada minuto, cada segundo en el que mi "profe" estaba detrás, hasta que cuando solo quedaba media hora, vino el director y después de hablar con el profesor, hizo entrar a unos policías que se llevaron a Mateo.

-¡Eh! ¿Qué pasa? - No esperaba respuesta por su parte, pero me la dieron.

-Tu amigo ha sido denunciado por un alumno que recibió varias agresiones y amenazas.

-¡Perdón!- Grité para que no se fueran.-Yo estaba delante ¿Puedo hablar con ustedes?- El policía miro al profesor, y este le hizo un signo de aprobación con la cabeza. Cuando llegué hasta ellos Mateo intentó darme un beso en la mejilla, pero como ya dije, intentó, los policías le dieron un tirón y tuvo que dar unos pasos hacia atrás.

Una vez en la comisaria les conté todo lo que me había pasado con mi "profe" rellené unos cuantos formularios y me dejaron ir a ver a Mateo a la celda.

-¡Pablo! ¿Tú también estás aquí?

-No se pueden meter con mi hermana pequeña y menos, mucho menos pegarte.- Le sonreí, me gusta tener estos amigos, y pronto estaríamos todos.

Al final nos soltaron a todos y lo calificaron como "altercado adolescente a causa de un romance" o algo así... Pero antes llamaron a nuestros padres y se lo contaron todo.

Pasó media hora desde que salí de la comisaría hasta que llegué a casa. Allí me esperaban mis padres, que parecían muy tristes.

Los dos se acercaron a mi balbuceando distintas cosas que no llegué a entender muy bien. Lo único que me apetecía era ver a María e irnos todos a la cafetería, de repente llegó mi amiga corriendo por el pasillo gritando.

-¿Qué te pasó? ¿Qué te han hecho? ¿Quién ha sido? ¿Hace falta matar a alguien? - Le sonreí y le di un abrazo- Por fin estamos juntas, te he echado mucho de menos.

-Y yo amor.

-¿Me vas a contar que te ha pasado?- Aún seguíamos abrazadas, y notó como negaba con la cabeza...- ...Vale...

-¿Vamos a preguntarle a los chicos si se vienen a la cafetería?

-Primero quiero ponerme al día con mi mejor amiga...-Sonreí, era un alivio estar con ella, todas las cosas chungas, todos los romances, piques, líos... Lo sabemos de la otra. Nos encanta pensar que tenemos telepatía, pero lo cierto es que nos conocemos demasiado bien, nunca hubo telepatía.

Estamos sentadas en un cojín en el suelo, cada una con un batido y un pastelito. Nos vamos contando nuestras alegrías y tristezas, me cuenta que le gusta un chico que todavía no se ha fijado en ella, pero le aseguro que con un día de compras, lo hará. Así que quedamos para ir mañana, puesto que mis padres, después de lo que me pasó, me dejan faltar hasta que se arregle lo de que el chico se cambie de sitio. Luego yo le cuento lo que me pasó hace unos días con mi "profe" y me responde lo mismo, se arregla con un día de compras.

Al cabo de tres horas, ya nos hemos puesto bastante al día, pero evito contarle lo mío con Mateo, ya que fueron novios, y no acabó muy bien.

Puesto que ya habíamos acabado decidimos cruzar el umbral y llamar a la puerta de Pablo. En vez de salir él, o Mateo..., Salió su madre, nos dijo que estaban castigados sin salir al menos dos semanas, y después me consoló por lo que había pasado.

-Pues nada...¿Qué tal...se mantienen los chicos? - me reí, me reí mucho, y mi mejo se empezó a reír conmigo.

-Que tía... Ya los verás, de momento vamos a ver que tal nuestra ropa, y que no nos hace falta para comprarlo mañana.- Y le sonreí, le sonreí malignamente. Me cogió de la mano y echó a correr hacia mi piso.

Me gusta, me encanta, me lo quedo, me lo pido, esto te lo pones mañana... Se oían a cada prenda que sacaba de mi armario.

-Anda, ¿Sigues guardando la chaqueta?-Asentí, era la chaqueta de cuando estaba enferma, la tenía desde hace tres años.

Nos pasamos así el resto de la tarde, yo con la ropa que había traído, y ella mirando mi armario. Pero sobre las once y media nos metimos en la cama a hablar... Mirándolo así, estamos todo el día hablando. Me contó que ya tenía el color coral que le había pedido, se lo agradecí y le dije que mañana nos pintábamos las uñas.

Más o menos a las tres de la mañana, me desperté sobresaltada, alguién me había cogido en brazos y me llevaba fuera de mi piso. Cuando le vi la cara, y vi que era Mateo, le dije que estaba loco por sacarme así de mi casa.

- Es que estoy castigado, no voy a poder quedar contigo, bueno...excepto si Pablo me cubre... Me ha dejado la llave de tu casa y se está asegurando de que su madre esté dormida.

-Mira que eres tonto...

-Te echaba de menos.-Le agarré dos mechones de su corto pelo y le atraje hacia mi. Cuando nos separamos, me dijo:

-Guapa tu sabes que hay una fiesta dentro de poco, por el fin de curso... Me preguntaba si...vendrías conmigo.-Asentí con la cabeza a la vez que le volvía a besar.

-Y... ¿Sabes si puede ir gente de fuera del insti? ¡Acaba de llegar María esta tarde! Pero...no le he contado lo nuestro...

-No se si podrán ir Pablo y María, escepto que se busquen pareja del insti... ¿Por qué no le dices lo nuestro? Ya ha tenido que superar aquello...

-Bueno...-Esta vez fue él el que me besó, y al apartarse, estaba sonriendo, por lo que le metí el dedo en el hoyuelo.

Volvimos a mi casa, y se tumbo un rato en la cama conmigo, pero al final se fue dándome un beso en la mejilla.

Tardamos exactamente 1 hora y 34 minutos en prepararnos por la mañana para ir de compras. María y yo, salimos de casa para coger el metro a las 10.55, y llegamos justo cuando el metro estaba llegando. Fuimos a muchísimas tiendas, y a las tres ya teníamos siete bolsas cada una distintas, fuimos al supermercado, y las dejamos todas en cuatro taquillas distintas para irnos a comer.

Cuando acabamos de comer, fuimos otra vez a ver tiendas, pero no compramos casi nada, así que, con nueve bolsas entre las dos, entramos en la última. La mejor tienda de bikinis del mundo. Al salir del probador con uno que no me convencía, vi que María, estaba hablando con un chico, tocándose el pelo, así que le gustaba. Le esperé apoyada en la puerta del probador, con una camiseta bien mona encima del bikini, y cuando pasaron unos chicos que saludaron al ligue de mi mejo, esta se dio cuenta, se despidió, y vino hacia mí pidiéndome perdón.

Mientras me digas te quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora