Capítulo 10

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He descubierto varías cosas de la vida, principalmente; que se trata básicamente de luchar y vencer, que la vida es como el mar, aveces te vienen olas grandes, aveces pequeñas y aveces te arrastra hasta el fondo intentando que te hundas, pero que se trata de surfear esas olas, de atravesar los remolinos del mar. He aprendido que hay cosas muy bonitas en este mundo, algunas cosas simples; leer, mirar el mar, el atardecer, la música o las constelaciones. Personas lindas, simples; que te escuchan, te entienden o simplemente se interesan por ti, que te dan felicidad y cariño sin pedir nada a cambio.

Hay que vivir la parte bonita de la vida sin miedo a la felicidad. Sin miedo a las caídas, sin miedo a los fracasos. Sin miedo a nada, pues como bien dijo alguien alguna vez; la vida no entiende el miedo.  Puesto que la vida es como el arte, algunos bonitos o algunos que no entendemos el sentido, pero que en el fondo ya sea un sentido que entendamos o no, tiene uno, todo lo tiene en este mundo, aunque no podamos verlo a primera vista.

Y sobretodo en esta vida, tenemos que vivir el día a día sin miedo a la muerte, a todos nos llega, a algunos antes que a otros, pero nos llega. En mi caso antes que la mayoría, pero ya no le tengo miedo a la parca, estoy lista para su llegada, no la recibiré con café, la recibiré con la mano extendida, preparada para que me lleve consigo.

Aparto mi mente cuando Darien me habla;

—Estamos llegando —asiento con la cabeza sin darle más importancia y miro a mi alrededor para mirar el lugar donde nos quedaremos estas dos noches hasta pasar al siguiente estado.

Aparcamos la furgoneta en el motel, es de estilo antiguo; tiene un mobiliario de madera oscura con adornos tallados a mano y una cama con dosel con cortinas de terciopelo rojo. Las paredes tienen papel tapiz floral de tonos dorados y marrones, y hay una alfombra gruesa de color marrón oscuro en el suelo. La iluminación es tenue, con lámparas de mesa y pared con pantalla de tela. Hay un espejo antiguo con marco dorado y una cómoda con cajones tallados en la habitación. En el baño, hay una bañera con patas y grifos de bronce, así como toallas de tela gruesa. En general, la habitación recuerda mucho a la época antigua de E.U.

Entonces, después de dejar nuestras cosas en nuestra habitación caminamos un par de minutos hasta el centro de Omaha, llegamos y puedo ver el precioso lugar que es; los árboles con un color entre verde, marrón y con toques anaranjados algo tapados por la capa de nieve sobre ellos, el río Misuri con sus caudalosas y movedizas aguas —ahora mismo está congelado—, la gente pasando alrededor, algunas tirando alguna de comida a los peces, personas de todas las edades haciendo diferentes cosas de su vida cotidiana.

—Es precioso —digo mientras acomodo mi bufanda.

—Ciertamente es precioso.

Camino hacia un banco apartado pero lo suficientemente cerca para ver el lago y el paisaje a la perfección, me siento en él y sacó del bolsillo de mi sudadera —hace un frío increíble— mi cajetilla de cigarros y un mechero, miro a Darien, se ha parado a acariciar un gatito que parece que estaba escondiéndose del frío acurrucado contra un árbol.

Un par de minutos después se acerca hasta donde estoy y se sienta al lado mío, a una distancia prudente pero cerca de mí.

—¿Te gusta el sitio? —me pregunta mientras saca su cajetilla a la vez que yo enciendo mi cigarro— Yo creo que es precioso, aunque es más bonito cuando es primavera.

—Los sitios hermosos siguen siéndolo en diferente esplendor a pesar de los cambios. Al igual que las personas, la gente bonita en el interior sigue siéndolo a pesar de pasar por diferentes tormentas.

Me mira de arriba a abajo y se para a mirarme a mis ojos simples, a los que él llamaba ojos de ángel.

—Una pregunta —empiezo a hablar—, ¿porque me llamaste ojos de ángel aquel día?

Tengo la duda de aquel apodo, siempre he odiado mis ojos por su color, aunque él, parece que le encanten por alguna razón.

Se enciende su cigarro y toma una calada, antes de hablar, echa el humo y se queda unos segundos pensando, entonces me dice; —Dicen que los ángeles tienen un brillo especial en sus ojos, que en ellos puedes ver su bondad, su alegría y sus temores.

—¿Y eso que tiene que ver conmigo, Darien?

—Que tú tienes ese brillo en tus ojos, ojos simples.

De un momento a otro, me entró un arrebato, de esos en los que te da igual todo y solo tienes una cosa en mente, lo que tenia en mente en ese momento era besarlo. Así que lo hice.

Me acerque a él, y con mi mano libre agarre su mentón y pegue mis labios contra los suyos, me agarró de la cintura y se pegó mas a mi cuerpo, estábamos tan cerca, tan juntos, que podía sentir el latir acelerado de su corazón, y estaba segura de que él podría sentir el mío.

Nuestras bocas se fundieron en una mientras nuestros corazones latían al mismo ritmo; acelerado, desenfrenado, desesperado.

Entonces creo que tiró el cigarro, pues puso una de sus manos en mi nuca y la otra acariciaba mi rostro, con suavidad, con tranquilidad, con cariño.

Mierda, no aguantaría mucho más el reto, si seguía así caería por completo. Y eso era lo que más me atemorizaba; caer, enamorarme de él.

Después de un tiempo nos separamos, no porque quisiéramos, simplemente por falta de aire.

—Dices que en los ángeles y las personas con "ojos de ángel" se puede ver su bondad, su alegría y sus miedos, ¿que miedo ves en los míos entonces? ¿Cual es mi miedo según tú?

Chasqueó la lengua y se relamió los labios después expresó; —No soporto la vainilla, pero el sabor de ella en tus labios me encanta.

—Eso no contesta a mi pregunta. ¿Que miedo ves?

Me observó a los ojos un par de segundos y entonces me dijo tres simples palabras que hicieron que mi rostro cambiara; —Enamorarte de mí.

—¿Que has dicho? —pregunte deseando que hubiera oído mal y lo que en realidad había dicho era alguna cosa normal como; los payasos o la oscuridad.

—Tu miedo. Tu miedo ahora mismo es enamorarte de mí.

Me quedé en silencio sin saber que decir. Entonces continuó; —Mi pregunta es, ¿porque tienes miedo de enamorarte de mí, ojos simples?

Somos constelaciones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora