Capitulo 5

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Capitulo 5: Esto si que es un beso

Después del breve momento que tuvimos Darien y yo, me quedé callada durante el resto del tiempo, hasta que llegamos al motel y nos acostamos a dormir.

Ni siquiera tengo claro que fuera un beso, solo fue un accidental, (recalco la palabra accidental) y tonto beso.

Cuando me despierto por la mañana Darien intenta hablarme, pero yo hago como si no estuviera. Se me hace un poquito, (bueno más bien muy) raro mirarle después de lo de anoche.

<<<Solo fue un simple pico tonto Ariadna>>>

—¿Puedo saber la razón por la cual llevas ignorándome desde anoche? —la voz de Darien me hace apartar la vista de mi teléfono (el cual cada día tiene más mensajes de mi madre intentando convencerme a las malas de que vuelva a casa)

—No tengo ni idea de lo que me hablas. —me encojo de hombros y finjo que no se a lo que se refiere.

—Si, si la tienes.

—No —le miento intentando sonar creíble.

—¿Esto es por el pico de anoche? —mi rostro se vuelve rojo al instante y me giro para intentar que no me vea la cara de vergüenza.

—No.

Alza una ceja y se pone frente a mí, casi obligándome a mirarlo.

—Mentirosa.

—No estoy mintiendo —otra mentira más.

—Ni siquiera fue un beso de verdad.

—Si que lo fue —me enrojezco aún más.

—Solo fue un pico, no pensé que te pondrías así, lo lamento.

—Me besaste —le reclamo con vergüenza.

—Para mí eso no fue un beso de verdad —me giro indignada.

—¿Qué se supone que es para ti un beso? —le pregunto con enfado, mientras me tumbo en la cama.

—Déjalo. —rueda los ojos.

—¿Qué hacemos hoy? —le pregunto intentando cambiar de tema.

Anoche Darien me dijo que el mecánico le llamo para avisarle de que mañana estaría arreglada la furgoneta, así que esta es nuestro último día en Indiana, quiero disfrutarlo al máximo.

—Hoy es sábado. Los sábados hay un mercado Amish aquí en Bloomington. Si quieres podemos ir, después por la tarde volvemos al motel, vemos una película y por la noche vamos a ver las constelaciones.

Sonrío ante lo bien que suena esa idea. Los Amish según lo que tengo entendido son un grupo etno—religioso procedente de alemanes y suizos que emigraron a Estados Unidos, tienen sus propias creencias y estilo de vida, viven apartados de las ciudades, se desplazan en coches de caballos y viven como en el silgo XVII, defendiendo una vida sencilla, pacífica y humilde.

—Suena bien—cojo mi ropa para meterme al baño y vestirme después de darme una ducha.

Cuando salgo del baño, vestida con unos simples jeans y una camiseta, Darien me mira de arriba abajo con una sonrisa de lado.

—¿Vamos? —pregunto mientras cojo mi mochila.

Asiente con la cabeza y nos encaminamos a la parada del autobús que nos llevara hasta el poblado.

✶⊶⊷⊶⊷⊶⊷⊷❍⊶⊷⊶⊷⊷⊶⊷✶

Cuando llegamos al mercado, me sorprende un poco ver coches de caballos a la entrada, aparcados al lado de los vehículos modernos.

Varias personas que reconozco como Amish se encuentran aquí, las mujeres llevan el pelo tapado, y vestimentas que no tienen nada que envidiar a las más modernas. Los hombres llevan sombreros de paja y ropas ¨vaqueras¨, los niños y niñas corren por todos lados jugando en harmonía, este lugar desprende tranquilidad y harmonía, y es algo que me hace sonreír, porque ya no se encuentran muchos lugares así de tranquilos y harmoniosos.

Nos acercamos a algunos puestos, y observo los productos hechos y recolectados por las personas Amish. Quesos, frutas y verduras, algunos productos artesanales...

Paseamos por el mercado y Darien compra un queso que tiene una pinta espectacular.

Paramos a comer en un restaurante Amish, está hecho de madera y no tiene decoraciones que no sean las imprescindibles, no hay cortinas, ni objetos lujosos y ostentosos como en muchos restaurantes de las grandes ciudades, es un sitio tranquilo y tan bonito que te hace olvidarte donde estas y me atrevería a decir, te transporta a otra época.

Las personas que nos atienden son muy amables y educadas, y nos explican que todos sus platos son hechos con frutas y verduras cultivados por ellos mismos, leche, quesos y carne de sus animales.

Darien pide un plato con pollo y verduras, y yo una ensalada, ya que soy vegetariana.

Después de comer pagamos la cuenta, (la cual ha salido más barata de lo que me imaginaba) y salimos hacia el motel.

Cuando estamos a punto de llegar me agarra suavemente de la muñeca, haciendo que centre mi atención en él.

Se acerca a mi rostro.

—¿Quieres saber lo que es para mí un beso de verdad? —asiento con la cabeza sin saber el motivo, mi mente imagina lo que esta insinuando, pero me niego a creerlo, él no me besaría, ¿o sí?

Ladea la cabeza mientras su mirada alterna entre mis ojos y mis labios, y de un segundo a otro, estampa su boca contra la mía.

Jadeo sobre sus labios al sentir sus manos acariciando mi cintura, lo estrecho más contra mi agarrándolo por la nuca y le sigo el beso. Rápido, pero suave.

—Esto sí que es un beso, ojos simples —se separa de mí.

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