𝑪𝑯𝑬𝑬𝑻𝑨𝑯 🧡 - ꜱᴇᴛʜ ᴄʟᴇᴀʀᴡᴀᴛᴇʀ

𝙸𝙸: 𝙴𝚂𝙲𝙾𝙽𝙳𝙸𝚃𝙴

NARRADOR OMNISCIENTE

¿Cómo fue que un dios perdió ante una especie inferior (los vampiros)?

La explicación es algo complicada, más no imposible de entender...

Ocelotl, cansado de ver cómo su mate y su cría sucumbían de nuevo ante la maldad del mundo, decidió sacrificarse... No quiso volver a sentir el dolor de una pérdida más, por eso, antes de irse, decidió dejarle un legado a Alba y ese era su poder de dios, la magia avanzada, y por supuesto, la transformación en varios animales...

Ella en su interior poseía una mezcla de poderes, los cuales luchaban por salir uno a uno... Pero para controlarlos completamente, debía de pasar mucho tiempo... Varios siglos en realidad, ya que, debía explotar correctamente cada una de sus habilidades... Y como la manada de nahuales sobrevivientes, tenían la habilidad de convertirse en animales, comúnmente en jaguares y sus derivados, pues Alba decidió entrenar con ellos.

—Mi hija será la próxima alfa y guardiana de esta tribu, debemos de resguardarla y dotarle de todo lo que sabemos sobre la magia —dijo la madre de Alba hacia los sobrevivientes. Dicha mujer, llamada Tonantzin, al tener cercanía con un dios mitológico, pudo desarrollar habilidades mágicas, mismas que le enseñaría a su primogénita después.

—Haremos lo necesario para que nuestra especie exista —dijo, Tlali, una integrante de la tribu, quien estaba al segundo mando, después de la madre de Alba.

—Crecerá muy bien en nuestros aposentos —inquirió Tonantzin, mientras veía la cueva húmeda donde se encontraban—. Estaremos bien si permanecemos juntos.

—El problema son los fríos, ellos parecen ser personas inmortales, ninguna de las armas de los humanos pudo contra esos demonios, sólo nuestras garras y colmillos lograron aniquilar a algunos —habló Nezahualcoyotl.

—Pero el problema es que nosotros tenemos una parte humana, no vivimos mucho tiempo como los fríos, tal vez seamos invulnerables a las enfermedades humanas, pero, aun así, podemos sangrar... —se preocupó Cuauhtli.

—Ese es el único defecto que tenemos, la humanidad que poseemos... —asintió Tonantzin—. A menos que busquemos la poción que hicieron inmortales a los fríos.

Pasaron años de un profundo escondite, los nahuales en su forma animal preferida (comúnmente jaguares) cazaban animales para alimentarse. Se tenía prohibido salir de la cueva para evitar encontrarse con un vampiro o un conquistador humano. Los seres sobrenaturales no confiaban en nadie quien no fuera de su especie.

Por supuesto, que los nahuales se reprodujeron, pero no con cualquier humano, sino con sus mates, quienes, por la magia de la imprimación (como los Quileutes ahora lo conocen), podían encontrar a su alma gemela y pasar la eternidad con él o ella. Lo cual, hacía a la especie más fuerte... Eso sí, las parejas de los nahuales podían ser de otras especies, no obstante, con los tiempos difíciles, los ancestros decidieron, que la tribu de Alba se emparejara con otros nahuales (sin parentesco alguno), quienes se integraban a la manada, ya sea porque eran otros sobrevivientes de la conquista (sólo que de otros territorios de México), o porque eran chamanes quienes dominaban el arte oculto del nahualismo (puesto que, Nahual, el primer espécimen, dejó escrito el secreto para convertirse en uno de ellos).

Entre la tribu se encontraban muchos nahuales, entre ellos eran:

➼Tonantzin: La madre de la tribu y de Alba, su animal interno era un jaguar, tal y como su alma gemela.

➼Tlali: La nahual que controlaba la tierra de cosecha, quien se podía convertir en jaguar y en un puma.

➼Nezahualcoyotl: El guerrero, que, aunque se podía convertir en jaguar, prefería ser un coyote.

➼Chamani: La mejor amiga de Alba, quien además de convertirse en nahual, puede hacer crecer las plantas.

➼Cuauhtli: El vigilante de la tribu, quien merodeaba los alrededores ya sea por aire (como un águila) o por tierra (como un jaguar).

➼Axayacatl: El nahual que podía controlar el agua.

➼Xali y Yali: Las gemelas mágicas de la manada.

➼Meztli y Mixtli: Los hermanos misteriosos.

➼Izel: La solitaria de la tribu, pero una de las grandes sabias.

Sin embargo, había un gran percance, y era que los nahuales protectores de Alba empezaban a envejecer, y con ello perder fuerzas...

—Hija mía, he estudiado cada planta de la región, he practicado cada ritual, y hasta he tratado de contactar a los dioses, pero nada me ha funcionado... No hay forma de tener la inmortalidad —explicó su madre, desanimada y cansada, se veía a simple vista que los años le estaban pesando.

—No te preocupes, mamá —respondió Alba—. Yo me encargaré de encontrar el elixir de la inmortalidad, cueste, lo que cueste.