𝑪𝑯𝑬𝑬𝑻𝑨𝑯 🧡 - ꜱᴇᴛʜ ᴄʟᴇᴀʀᴡᴀᴛᴇʀ

𝙸: 𝙽𝙰𝙲𝙸𝙼𝙸𝙴𝙽𝚃𝙾

NARRADOR OMNISCIENTE

Corría el año de 1519 en el territorio mexicano, la caída de Tenochtitlán estaba a la vuelta de la esquina...

En ese tiempo, una mujer existió, aquella quien poseía una belleza única y exótica, con ojos profundos negros y tez morena brillante, casi llegando al tono caramelo.

Los viejos sabios, decían que ella era la reencarnación de la mujer del dios Jaguar... Y no estaban para nada equivocados. Puesto, que los rumores se expandieron hasta llegar a oídos de Ocelotl, quien, sin dudarlo, bajó de los cielos e hizo a la mujer suya por completo.

—Te he extrañado, demasiado, te he estado esperando durante milenios, y por fin te he encontrado... —el dios, en forma de jaguar, habló en la mente de la joven (su conexión con su alma gemela se lo permitía), sorprendiendo a la mujer, quien se encontraba a la orilla de un río.

Ella no dijo nada, sólo se quedó admirando a la belleza animal que estaba enfrente suyo.

»—No te haré daño, si eso es lo que piensas —aquel majestuoso jaguar, se transformó, convirtiéndose en un hermoso joven de ojos amarillos brillantes y piel morena con manchas negras, tales a las de un jaguar de verdad (aquellas cicatrices de su profesión)—. Sólo quiero conocerte...

Y así fue como los dos se unieron para siempre... Por fin el dios se sentía feliz y pleno, y de la unión con la mujer, nació una niña dos años después, en 1521...

—Es tan hermosa —decía Ocelotl con gran fascinación, por fin tenía otro hijo con la mujer de sus sueños.

No obstante, hay que recordar que el primer nahual se quedó estancado en el plano terrenal por muchos siglos, fue el pionero de la magia prehispánica, donde escribió muchos códices, los cuales fueron heredados de generación tras generación, y como todo, mitad humano, se reprodujo con muchas mujeres, haciendo que la especie de los nahuales crecieran y se esparcieran... Hay que decir, que este primer espécimen murió a manos de su mate, quien fue una vampiro-sirena de las profundidades del golfo de México, fue aquella híbrida quien lo sumergió hasta desaparecerlo... Hecho que destrozó una vez más al dios Jaguar, ya que no lo protegió como debía ser...

»—No volveré a cometer el mismo error, te protegeré con mi vida —prometió Ocelotl.

—Mi pequeña Alba —la mujer cargó a la bebé en brazos y la apapachó maternalmente—. Eres la luz de nuestra vida.

Fueron buenos tiempos, en ese entonces, hasta que la conquista española hizo eco en todo el territorio mexica... Aldeas y templos quemados... Muchas muertes por las enfermedades traídas del nuevo mundo... Muchos conocimientos sobre hierbas y hechizos fueron destruidos por los conquistadores...

Y entre los invasores, una flota de vampiros de Europa hizo acto de presencia en el mundo recién descubierto... Quienes, al sentir la amenaza de los nahuales, no dudaron en destruirlos uno a uno...

—Son parecidos a los hijos de la luna, a esos malditos licántropos —un vampiro sediento de poder, comentó al observar desde lejos a una tribu de nahuales.

—No hay que dejarlos vivos, si saben de nuestra existencia, entonces se rebelarán contra nosotros y nos extinguirán.

Entre esos vampiros, se encontraba Caius y Demetri Vulturi, ambos fríos estaban en busca de hijos de la luna y sus derivados... Y cuando descubrieron la amenaza de los nahuales, los masacraron uno por uno...

Este hecho no lo iba a permitir Ocelotl, y justo en el día donde cayó la gran Tenochtitlán, le otorgó a su segunda hija todo su poder como dios, esto antes de ser sucumbido ante las llamas de los conquistadores.

—Hija mía, mi poder te otorgo, úsalo para proteger a los tuyos y escóndete de los humanos y de los fríos, protégete hasta que sepas utilizar tus dones y vengues a tu gente —estas fueron las últimas palabras del dios Jaguar.

Luego de ello, la madre de la pequeña huyó junto con ella y con un grupo de nahuales, quienes se escondieron en una cueva a kilómetros de la ciudad destruida, lo que hoy viene siendo el Estado de Chiapas.