V.

4.7K 386 160
                                    

-¿Piensas decir algo?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

-¿Piensas decir algo?

Max levantó la mirada, y fue el único momento en el que se encontró con la mía. Y es que, en cuestión de segundos, volvió a desviar la vista, fijándola en algún punto del salón.

Estábamos desayunando en silencio y, por primera vez, era realmente incómodo. Había pasado un día desde el momento en el que habíamos estado a punto de hacer algo de lo que él ya parecía arrepentirse sin siquiera haber sucedido.

-Creo que no hace falta decir nada.

-Ya...

Di el último trago al café y lo dejé en el fregadero con un golpe de frustración. Sentía frustración por el hecho de que Charles hubiese aparecido, porque Max estuviese arrepentido... Y el hecho de que estuviese evitando cualquier tipo de conversación, tampoco ayudaba.

-Lex, espera... -susurró cuando yo ya me estaba encaminando hacia mi habitación para poder tomar mi bolsa e ir a clase.

Me di la vuelta, volviendo a encontrarme con su mirada. Se le notaba que no había dormido en toda la noche, al igual que yo. Y es que era incapaz de dejar de pensar en lo que podría haber sido y no fue.

-Tú dirás -le alenté a que siguiese hablando pues, de pronto, había enmudecido.

-Lo que sea que ha estado a punto de pasar... No puede ser.

"No puede ser". Tan solo son tres palabras, pero a mi, en ese instante, me rompieron por dentro. Si tenía un hilo de esperanza, Max acababa de cortarlo.

-Genial -fue la única palabra que fui capaz de vocalizar pues sabía que si seguía hablando, acabaría llorando.

-Lex, no quiero que cambie nada entre nosotros.

-Claro.

-Lex...

-No me esperes para cenar -dije avanzando por el pasillo, recogiendo mi bolsa de la ropa y volviendo a la cocina, la cual estaba justo al lado de la entrada de la casa.

-Lex, por favor. No hagas esto más difícil...

-Max, hazme un favor -pedí volteándome para dedicarle una última mirada antes de salir de casa. -Acabas de decir que no puede ser, ¿verdad? Pues entonces déjame hacer mi vida como me dé la gana.

Antes de que pudiese siquiera responder, cerré la puerta con un fuerte golpe. Inspiré profundamente, obligándome a mi misma a mantenerme fuerte. No quería llorar, y mucho menos por el capullo de Max. Si quería complicarse la vida, que no contase conmigo. Ya había sufrido suficiente los últimos meses, y no estaba dispuesta a volver a llorar cada noche hasta quedarme dormida.

En ese momento, más que nunca, me tocaba pensar en mi.

𝄞

-Si nos viese ahora mismo la señorita Dubois, se moriría -comentó Jeff llevándose la hamburguesa a la boca.

Salvation | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora