XXVII.

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-¿Juegas conmigo? -la mirada suplicante de Luka se clavó en la mía, y juro que parecía estar viendo al propio Max

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-¿Juegas conmigo? -la mirada suplicante de Luka se clavó en la mía, y juro que parecía estar viendo al propio Max. Era tan similar a él que incluso daba miedo.

-¿En la piscina? -pregunté fijándome en que llevaba puestos los manguitos en ambos brazos, completamente preparado para zambullirse en el agua. Él simplemente asintió rápidamente, realmente emocionado. -Vamos entonces.

Sus gritos de alegría se expandieron por todo el jardín, haciendo que Max riese a carcajadas. Si algo le gustaba hacer durante las vacaciones era disfrutar de su familia, y estoy tan solo había ido a más desde que se había convertido en tío. Luka y Lio eran una especie de faro para Max cuando las cosas no estaban bien. Diría incluso que, si alguien le había ayudado a superar lo de Fynn, habían sido ellos.

Me metí en la piscina, bajando poco a poco por las escaleras, tendiéndole la mano a Luka para ayudarle a meterse en el agua. Y, como digno sobrino que era de Max, la rechazó para zambullirse de golpe en el agua, saltando desde la orilla de la piscina y salpicando a todos los que se encontraban alrededor.

-Se nota que sois familia -le comenté a Max, que sonrió ampliamente antes de hacer lo mismo que acababa de hacer su sobrino.

Tomando impulso y justo en el momento en el que Luka llegó hasta mis brazos, Max se lanzó al agua, provocando una especie de olas en la piscina que hizo que el pequeño riese a carcajadas.Y gracias a aquel pequeño gesto, a la reacción de Luka y el hecho de que estuviésemos en familia, reí yo también.

Y, de pronto, me di cuenta de que era la primera vez que reía con ganas después de que Fynn se fuese. Estaba riendo a carcajadas; era feliz, en aquel paraíso y rodeada de la gente a la que quería y podía llamar familia.

Levanté la mirada, apartándola de Luka, que estaba entre mis brazos, y me encontré con los ojos de Max, que parecían más azules que nunca. Y quizá fue por el hecho de verme bien a mi, pero juraría que su sonrisa iluminó el lugar como nunca antes lo había hecho.

-Echaba de menos escuchar tu risa -confesó acercándose a mi, pasando su brazo por encima de mis hombros, pegándome a su pecho.

Su cuerpo, mojado de pies a cabeza, su cabello rubio empapado y ligeramente revuelto, hacía que estuviese todavía más atractivo de lo normal. Y mentiría si dijese que, en ese instante, rodeados de la familia, no imaginé un futuro a su lado.

Lo hice. Nos imaginé en el futuro, disfrutando de aquellos momentos de paz en los que yo ya no bailaba ni me preocupaba por los ensayos, en los que la comida ya no era un problema y nuestra única preocupación era ser felices y vivir el momento.

-Me gusta este sitio -confesé mientras Luka se deshacía de mis manos y empezaba a nadar en la piscina. Lo hacía salpicando de forma abundante y a un ritmo ligero.

-Podemos venir aquí todos los veranos si eso es lo que quieres -ofreció con una sonrisa, antes de dejar un beso sobre mi cabeza.

-Me da igual a dónde vayamos. Solamente quiero estar contigo -las palabras se me escaparon sin apenas pensarlas, y Max sonrió todavía más cuando levanté la mirada hacia él. -Quiero estar así; en familia, contigo y con todos ellos.

Salvation | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora