Espero que estéis listas, amores míos... 🔥🔥
Abrir los ojos y ver a Max tumbado a mi lado, durmiendo plácidamente, fue una de las mejores sensaciones que había tenido en mi vida hasta ese momento. Ni siquiera podía recordar la cantidad de veces que había soñado con aquel momento, con aquella sensación.
Como si supiese que le estaba observando, comenzó a abrir los ojos lentamente, y lo hizo con una pequeña sonrisa dibujada en los labios, aquellos que eran tan apetecibles y que me moría por volver a probar.
Su brazo envolvió mi cintura, tirando de mi cuerpo para pegarlo al suyo. Sonreí cuando mi frente se encontró con la de Max, y cerré los ojos de manera instintiva. Algunos rayos de sol se colaban por las ventanas. Ni siquiera sabía qué hora era, pero me importaba muy poco. Hacía mucho tiempo que no me despertaba así; de buen humor y con una sonrisa tonta que era incapaz de borrar.
-Buenos días -susurró antes de dejar un beso corto sobre mis labios. -¿Has dormido bien?
-Genial. Tienes una cama inmensa -reí ligeramente, haciendo que él sonriese.
-Pues puedes dormir aquí todas las noches que quieras, Lex.
Casi en un acto reflejo, pasé mi pierna sobre sus caderas. Aquella paz que había entre nosotros cuando estábamos a solas, era algo que me encantaba. Max lograba que me olvidase del resto del mundo, como si no existiese nada más allá de aquellas cuatro paredes.
Y, cuando menos lo esperaba, su mano se coló por debajo de la camiseta blanca que me había dejado la noche anterior y que, en mi cuerpo, parecía más un vestido. Su mano en mi espalda me hizo temblar. Era un simple contacto de piel con piel pero, en nuestro caso, eso ya era suficiente como para volverme loca.
-¿Estás bien? -preguntó antes de hacer ningún otro movimiento.
-Si... estoy bien -respondí con una pequeña sonrisa cuando me miró a los ojos, esperando mi aprobación. Y siempre la tendría.
En un simple y rápido movimiento, nos hizo girar, quedando él sobre mi. Me sorprendió la facilidad con la que su mano volvió a colarse debajo de mi prenda, pero esta vez avanzando por mi vientre. Allí estaba otra vez esa sensación de calor en mi interior que solamente Max era capaz de provocar.
Su dedo trazando círculos alrededor de mi ombligo, acariciando mi piel, consiguió tranquilizarme y, a la vez, que aumentasen las ganas de algo más. Sus caricias ya no eran suficientes. Necesitaba más de él.
Su mano fue deslizándose poco a poco, encontrándose con la goma de mi ropa interior. La recorrió con los dedos, como si tratase de torturarme hasta que yo no pudiese más y rogase porque sus caricias avanzasen más allá de mis braguitas.
-¿Puedo? -preguntó sonriente, apoyando un codo a mi lado.
-Por favor -respondí rápidamente, algo que le hizo sonreír todavía más.
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Salvation | Max Verstappen
RomanceLexie acababa de perderlo todo. Era una bomba a punto de explotar. Y Max... Max simplemente estaba dispuesto a hacer hasta lo imposible por verla feliz.