Capítulo 20 - Algo malo ocurre

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-Envía tus sueños a donde nadie pueda esconderlos. Dale tus lágrimas a la marea. No hay tiempo. No hay límite, no hay un adiós. Desaparecen con la noche. No existe el tiempo –

 

Se encontraba frente a su habitación, pero no la sentía como suya. Miraba el enorme ventanal de enfrente, su cama tendida y sus libros ordenados sobre las repisas. Pero se sentía lejana, como si en realidad se encontrará viendo una clase de visión. Algo irreal. Supuso que se debía a que nunca considero a ese lugar su hogar. Por eso se iba.

Tomo un par de maletas y comenzó a empacar su ropa. No es que no le gustará la ropa de Liam, pero todas sus camisetas le llegaban a los muslos y no podía seguir usando el mismo par de pantalones o estar lavando todos los días sus bragas.

Se aseguró de que no hubiera nadie en casa antes de ir. No quería toparse con su padre y mucho menos acompañada con Liam. Las cosas no podrían salir muy bien si eso ocurría. Después de empacar su ropa, tomo las cajas que había traído consigo y empaqueto sus libros, sellando las cajas después.

Suspiro cuando hubo terminado y le envió un mensaje a Liam, quien había estacionado su auto a un par de cuadras. En menos de diez minutos todo estaba ya en el auto y ambos emprendieron camino hacía la pequeña casa de Liam que casi podía considerarse de ambos ahora.

Cuando Angie había llegado allí, todo parecía muy sucio, demasiado silencioso y bastante desordenado. Liam despertaba en las madrugadas para correr y ella se dedicó a limpiar por mientras. Era gracioso ver al mayor histérico porque no encontraba sus cosas, ya que las movía de lugar.

-No dormiste – le dijo Liam mientras manejaba.

-Se me espanto el sueño – le respondió lentamente.

-¿Qué ocurre? – frunció el ceño.

Angie lo miró sin saber que responder.

-Solo se me espanto el sueño. Siempre me pasa.

Sintió la mirada de Liam sobre ella un rato, para después volver a la carretera. Suspiro cansada. Hacía mucho que no se sentía de esa manera. Exhausta y somnolienta. Antes había sido callada y reservada. Ahora en verdad se sentía mal. Como una clase de malestar provocado por un mal presentimiento. Se tallo los ojos en el fallido intento de relajarse, y termino negando con la cabeza.

-Algo está mal....



Un llanto lo despertó de su ligero sueño. Sentía como si apenas hubiera cerrado los ojos. Se los talló y se levantó casi automáticamente, corriendo hasta la habitación de su madre en donde se encontraban Doris y Ernest, en sus pequeñas cunitas, especiales para recién nacidos.

Jay ya se encontraba despierta, con Doris en brazos y Louis le ayudo con Ernest. Les prepararon sus mamilas y los pequeños se aferraron a ellas como pirañas. Después de que los bebes repitieran, Louis volvió a su habitación, pero no pudo volver a dormirse.

El corazón le saltaba en el pecho, rebotando como demente y las entrañas le temblaban por la preocupación. Trató de decirse a sí mismo que era la mera preocupación de que era la primera noche con los bebes en casa, pero nada podía tranquilizarlo. Se dio por vencido a las cinco de la mañana y se levantó.

Se preparó un emparedado, mientras veía el reloj del microondas. Podría jurar que los minutos pasaban como horas. Ni siquiera pudo terminar la mitad, ya que se sentía muy lleno. Observó la mitad de emparedado que le quedaba. Recordó a Harry y su inusual control sobre lo que come.

Anorexia (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now