-He estado vagando, siempre agachando la mirada ante todo lo que veo. Caras pintadas llenando lugares a los que no puedo llegar. Sabes que me vendría bien alguien. Alguien como tú -
Abrí mis ojos en el mismo instante en el que la alarma de mi despertador me advirtió que debía de despertar. Estire la mano para apagarla, bostezando. Me estiré en la cama, dejandome caer en esta. El despertador marcaba las cinco y media de la mañana.
Mi cuarto consiste en tres paredes de un blanco impecable, una pared rosa a sugerencia de mi padre, estampadas de miles de mariposas, pequeñas y grandes, producto de una vil mentira. Pero a veces mentir es necesario porque la gente es tan aferrada y metida que no te dejan respirar, dejarte sufrir y superar a tu manera. Así que me embotelle, olvide el dolor, o al menos lo escondí, pero cada día carcome mi estima un poco más y tengo que seguir como si no pasara nada.
Camine por el piso blanco flamante y brillante de limpio, llegue al pasillo del segundo piso de mi casa, fui a la habitación principal y entre sin ninguna preocupación. La cama estaba hecha. Me asome al baño y vestidor, asegurándome que no hubiera nadie en la puerta. Entre al vestidor y espié por detrás de los cobertores guardados en la parte de arriba de este, para encontrar una caja de tela. La tome como pude y caí al suelo con esta en mis brazos. Empecé a revisar las cosas de su interior, había algunos videojuegos que mi hermano Regan compro, películas, y algunas cosas que nuestros padres no consideran adecuadas para nosotros. Entre todo esto hallé Cincuenta sombras de Grey. Lo tome en mis manos y lo puse en el suelo, volví a poner la caja escondida entre los cobertores y agarre mi libro. Salí de la habitación, y justo en ese momento me encontré a mi padre entrando, leyendo algo en su celular mientras bebía café.
-Buenos días, mi vida - me dijo sin mirarme.
-Buenos días - le dije mientras dirigía mi vista al libro y comenzaba a leer.
Pase a su lado y el preguntó - ¿Qué lees?
-Estudio - dije sin despegar la vista del libro y caminando, dándole la espalda.
-¿Qué estudias?
-Anatomía - mentí, entre a mi habitación y cerré la puerta.
Leí cinco páginas y comencé a vestirme con jeans negros ajustados, una blusa larga negra con estampados blancos, y abundantes pulseras en mis brazos. Cepille mi cabello, dientes y me mire al espejo de perfil, mi cabello ya me llegaba a la cintura, sonreí. Cuando termine de poner mis botas cortas negras, salí de mi habitación junto con mi mochila. Había bajado cinco escalones cuando tuve que devolverme corriendo, tome el libro de mi cama, tendí esta y voltee a ver mi cuarto antes de salir. Frente a mí, en la pared donde se encuentra mi escritorio, hay un enorme ventanal con una vista hermosa de la ciudad. la ventana atraviesa todo lo largo de la pared y es bastante ancha. Es lo único que me gusta de este lugar. Baje la mirada y cerré la puerta, suspiré.
Ahora no tenía apetito y aprovecharía que mi padre estaba arriba trabajando.
-Desayuna, tengo que llegar temprano. El profesor Walker se puso estricto otra vez - me dijo Roberto sin dejar de mirar su laptop negra que siempre lleva a la escuela.
-Buenos días, yo también te quiero hermano - le dije, aunque realmente su actitud no me ofendió o lastimó.
-Lo siento, desayuna rápido.
-Ya desayune - mentí. Tome el almuerzo que prepare para mí la noche anterior y lo metí en mi mochila -. Vamos.
-Sube, ya te alcanzo.
Subí al auto de mi hermano y me puse el cinturón. El llego un minuto después con su mochila y arrancó el auto. Mi hermano Roberto tiene dieciocho y se encuentra estudiando su primer semestre en medicina, tengo otro hermano mayor de diecinueve que estudia leyes llamado Nathan y otro pequeño hermano de trece, Regan.
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Anorexia (Larry Stylinson)
Roman d'amourEs difícil para quien no lo vive y no lo ve, comprender a los espejismos. Creditos de portada a: str4wberrymilk