-Tengo miedo de acercarme y odio estar solo. Añoro esa sensación de no sentir nada. Cuando más grande me hago, más profundo me hundo. No puedo hundir mis demonios, ellos saben cómo nadar. ¿Puedes sentir mi corazón? ¿Puedes escuchar el silencio? ¿Puedes ver la obscuridad? ¿Puedes reparar lo roto? –
Narra Harry.
Me encuentro sentado en el piso, usando mi cama como un respaldo, mis rodillas están pegadas a mi pecho y mis mejillas completamente empapadas de aquel liquido salado y corrosivo para la piel sensible. Abrazo mis piernas con mis brazos y escondo la cabeza entre mis rodillas, escuchando algunos sollozos lastimeros, y como mi corazón se retuerce de dolor.
Quiero levantar la mirada, necesito levantarla, pero si lo hago solo veré la cruda verdad y me odiare un poco más de lo que ya lo hago. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero me levanto, sin mirar nada, sin abrir mis ojos, llego a tanteadas al baño y me empiezo a desvestir. Abro la llave de agua y me meto en la ducha. Pongo mis manos sobre la pared dejando el chorro de agua fría caer y deshacer consigo mi rizado cabello, siento como las gotas de agua se combinan con mis lágrimas y las confunden, agarro mi cabello y lo tiro hacia atrás, empiezo a lavarlo y cuando termino noto que tengo algunos rizos en mis manos, los limpio con el agua y lavo mi asqueroso y repugnante cuerpo.
Cuando salgo recuerdo que no traje ropa, agarro mi toalla y me doy un golpe en la cabeza contra la pared por ser tan estúpido, salgo y visto con una playera gris, chaleco negro para disimular un poco mi panza, después unos jeans negros y mis tenis. Tomo mi mochila y bajo.
-Buenos días Harry – me dice mi madre con un tono más feliz que el habitual, no veo a Gemma por ninguna parte.
-Buenos días – tomo mi desayuno y le doy un beso rápido a mi mamá.
Antes de salir la escucho llamándome pero la ignoro y cierro la puerta, camino más rápido de lo habitual, llego a la parada de autobús antes de tiempo y al ver a Angie recuerdo que olvide a Niall por completo por salir tan rápido de casa.
Llegó hasta ella y frunce el ceño, me encogo de hombros y me siento en la banca para esperarlo, después de todo si llega a mi casa y no estoy, mi madre le dirá que ya me fui y vendrá a nosotros.
Pero no fue así.
Esperamos quince minutos y si nos quedábamos más tiempo se nos haría tarde, así que nos dirigimos a la escuela en completo silencio, pero ahora todo estaba tenso, pues Niall nunca había faltado a la escuela, su madre era muy exagerada con eso y lo hacía asistir siempre.
-Ve a tu clase – le dije a Angie, habíamos llegado a su salón, pero no había tenido oportunidad de ir a mi casillero – Vamos – le doy un pequeño empujoncito para que entre a su clase.
Empiezo a caminar y volteo hacia atrás me sigue viendo desde la entrada de su clase, a veces me dan ganas de sonreír al ver su expresión tierna de preocupación. Llego a mi casillero y mi vecino se encuentra también en el suyo, al menos no tiene a sus amigos con él. Empiezo a sacar lo necesario para mi clase de química, pero su voz me interrumpe.
-Hola – dice, pero no parece tímido o intimidado – Oye, disculpa por lo que los otros chicos le dijeron a tu amiga el otro día.
Fruncí el ceño sin entenderle, volteo a verlo para asegurarme que se dirige hacia mí y si
-Ya sabes, el lunes, ¿No lo recuerdas? – asiento con la cabeza cuando logro recordar y volteo hacia mi casillero otra vez - ¿Estamos bien, entonces? – pregunta y no entiendo su afán, pero se disculpa por una estupidez, así que no lo considero mala persona.
Vuelvo a asentir con la cabeza cerrando mi casillero.
-¿Qué clase tienes? – vuelve a insistir, dejo salir un suspiró.
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Anorexia (Larry Stylinson)
RomanceEs difícil para quien no lo vive y no lo ve, comprender a los espejismos. Creditos de portada a: str4wberrymilk