-Mi sombra es la única que camina a mi lado. Mi corazón superficial es lo único que late. A veces deseo que alguien me encuentre. Hasta ese entonces, caminare solo. Lee entre líneas, que esta jodido y todo está bien. Chequeo mis signos vitales para saber si todavía estoy vivo. Camino está calle desierta, en el boulevard de sueños rotos –
Narra Angie.
Caminaba por las frías y grises calles, en un fresco y gris día, me agradaba sentir esta calma de no tener que pretender estar bien, o decirle al mundo que estas mal, porque ahí no había nadie, no había nada que me interesara, así que estaba tranquila. Suspire cuando me di cuenta que estaba cerca de mi destino, estas calles no son muy seguras y de hecho son colonias bastante humildes, pero me agradaban, eran pequeñas y acogedoras casas. Entre más pequeño más cálido.
Como los niños pequeños te pueden dar un calorcito en tu interior solo por darte una sonrisa inocente.
Seguí el pequeño caminito que se encontraba en medio de aquel casi seco jardín, sin flores, solo un pequeño árbol, me pare en medio del caminito para observarlo un rato, se veía muy solo y algo triste, me agrado, un árbol me agrado, ese árbol me agrada más que esta maldita sociedad.
Suspire.
Llegue a la puerta vieja de color blanco, después de haber subido cuatro pequeños escalones, toque tres veces y espere un rato. La puerta se abrió con un ligero rechinido, después de oír como se habrían tres cerraduras diferentes, detrás de esta apareció Liam con una musculosa blanca y pantalón negro deportivo, empujo la puerta mosquitera para que pasara, la cual dio un rechinido el doble de agudo y alto que el de la puerta principal, nos quedamos viendo segundos, él se hizo a un lado y pase, al entrar observe que la casa era igual de simple por fuera y por dentro.
A mi lado izquierdo veía la sala, al derecho esta la entrada a la cocina, en donde también se veía una mesita para cuatro personas, y enfrente, el pasillo, que supongo guiaba al único baño de la casa y las dos habitaciones.
Recuerdo cuando solía vivir en una casa así.
Voltee hacia la sala y ahí se encontraba Liam, en el sillón para tres personas, observándome detenidamente con los ojos entrecerrados. Fruncí el ceño.
-¿Hola? – le dije en voz baja.
-Hola – contesto mirándome con la misma expresión, puse los ojos en blanco y avance hasta el otro lado del sofá en donde él estaba, me quite la mochila y empecé a sacar mi cuaderno y libro para hacer el proyecto de química que se no fue asignado a mí y a Liam juntos.
Le tendí a Liam, sin mirarlo, algunos escritos que había hecho para darle una idea de cómo podríamos hacer el proyecto.
-¿Te sientes bien? – me pregunto tomando el cuaderno. Asentí con la cabeza – Nunca hablas.
-¿Es necesario que lo haga? – le pregunte después de unos segundos.
Voltee a verlo y el solo se encogió de hombros para después suspirar, se veía muy diferente a como se ve en la escuela. Ahora se veía cansado, y por extraño que parezca, triste. Me le quede viendo, él levanto la mirada de mí cuaderno y volteo a verme.
-¿Qué? – pregunto muy suavemente, comparándolo con su tono de voz de siempre.
No le respondí - ¿Qué? – volvió a preguntar ahora un poco más desesperado.
-¿Vives solo? – le pregunte, a diferencia de él, muy tranquilamente.
-Sí – respondió simple y devolvió la vista al cuaderno.
-No te gusta – le dije después de unos minutos en un silencio perturbador, incluso para mí.
-¿De qué hablas? – Pregunto después de unos segundos –. No te entiendo, siempre dices cosas al azar, como si fuera un maldito adivino para saber de qué rayos hablas – dijo ahora algo enfadado.
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Anorexia (Larry Stylinson)
RomanceEs difícil para quien no lo vive y no lo ve, comprender a los espejismos. Creditos de portada a: str4wberrymilk