-¡Cállate Des! ¡No te atrevas a mencionarlo otra vez!
-¡Debe saberlo! ¡¿Qué acaso quieres que lo llenen de insultos y golpizas en la escuela!?
-¡Tú eres el que lo insulta y molesta! ¡YA ESTOY HARTA!
El pequeño rizado podía oír la discusión de sus padres desde su habitación cada noche, pero lo que era más doloroso, es que esta vez no esperaron a que el estuviera "dormido", para empezar su discusión.
El menor lo único que pudo hacer fue encogerse en la silla, llenando sus manos y cara de lágrimas repletas de dolor y miedo. No quería estar ahí, él solo quería que pararan los gritos, los insultos, que la discusión se diese por terminada y no volviera a comenzar jamás, pero su deseo nunca se cumplía. Y no lo haría.
¿Por qué no todo puede ser como era antes?
¿Por qué tenía que ser él, el culpable de sus discusiones?
-¡Mami! ¡Papi! – gritaba, sollozaba más alto conforme sus padres subían el volumen de su voz. Las lágrimas eran tantas que casi se ahogaba con ellas.
- ¡LARGATE, SOLO VETE! – juntó suficiente valor para quitar una de sus manitas de su ojo y vio el rostro de su madre empapado en lágrimas y rojo de la ira. Tuvo que encogerse más en la silla y volver a tapar su ojo, cuando su padre dio un grito tan alto, que fue casi cegador.
-¡¿QUIERES QUE ME LARGE?! ¡¿ESO QUIERES?!
-¡Solo hazlo! – su madre estaba demasiado débil para seguir aguantando la misma situación de siempre. Ya no podía gritar y ya no lo haría. Estaba cansada, estaba desecha.
-Me largo – dijo su esposo en un tono bajo, con la ira, el enojo y rabia reflejada en sus ojos y voz.
Harry vio como su padre se alejaba con la intención de salir por la puerta.
-¡Papi! - sollozo –. ¡No te vayas!
El pequeño se aferro a la mano de su padre y este detuvo su paso y bajo la mirada, esta estaba mucho más relaja y reflejaba cariño. Él amaba a su hijo y las estupideces de su esposa lo iban a alejar de él. Lo peor de todo es que no eran estupideces y que sin querer, sus palabras herirían al pequeño, de maneras inimaginables.
-Yo siempre te amare, bebe – el padre observo los ojos jade de su hijo sabiendo que, el menor ponía toda su atención a sus palabra y las recordaría siempre – Te amo, gordito.
-¡Des! – grito la madre exasperada, haciendo al pequeño dar un saltito y abrazar a su papa cuando este se hinco frente a él.
-Ten – le entrego a su hijo un collar, más bien un rosario –. Era de mi papa, quiero que lo tengas.
Harry vio a su padre, como las lágrimas resbalaban de sus mejillas, y el dolor que le causaba dejar a su pequeño atrás –. Dile a tu hermana que la amo mucho, mucho, mucho al igual que a ti.
-Sí, papi – dijo el pequeño con la voz rota.
Vio como su padre se deshacía de su abrazo, se levantaba y atravesaba la puerta de entrada por última vez. Vio la cruz que su padre le había dado, su madre se acercó y se acuclillo frente a él. Observo como su pequeño miraba la cruz muy atento, preguntándose como es que su padre creía que algo material, iba a remplazar su cariño.
-¿Te la pongo, bebe? – pregunto la madre con voz muy suave y algo rota. El pequeño asintió con la cabeza. Cuando termino de ajustarla para el pequeño, este pregunto:
-¿Y Gemma? – volteo a ver a su madre.
-Mañana en la mañana iremos por ella.
-¿Dónde está?
-Con su amiga, mi amor. Se quedara a dormir – dijo mientras acariciaba la mejilla de Harry - ¿Duermes conmigo hoy?
El pequeño asintió efusivamente con la cabeza y abrazo a su mama, aferrándose a su cuello, para que esta lo cargase. Lo hizo con algo de dificultad, pues a sus cortos cinco años, tenía que comenzar a preocuparse por la salud del pequeño. Su peso no era normal, ni mucho menos sano, y esa fue la discusión, la misma de siempre.
Su madre quería ayudarlo de la manera más relajada y cómoda para el pequeño, mientras el padre insistía en prácticamente quitarle la comida de la boca, sin importar cuanto suplique este, porque tiene hambre.
Y esto solo comenzaba.
YOU ARE READING
Anorexia (Larry Stylinson)
Storie d'amoreEs difícil para quien no lo vive y no lo ve, comprender a los espejismos. Creditos de portada a: str4wberrymilk