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Rooney's POV

Me vi en las manos de mamá cuando escribía y no podía parar, con la misma inquietud que yo llevaba esa noche en mi cama. Sentada, agitando las piernas de un lado a otro, reflejada en la desordenada caligrafía, que no pretendía perfeccionarla a las tres de la mañana. Tenía todo el cerebro revolucionado, vomitando ideas que no dejaban de salir como garabatos, como si mis manos fuesen automáticas y no se cansasen de haberlo llenado.
Le contaba a mamá la terrible sensación que tenía en el pecho, lo mucho que palpitaba este corazón tan desolado y el sabor de mis lágrimas.
Tiempos de saltar y de cantar como si recién entrase a mi adolescencia, pensando que llamarían a mi puerta para callarme, pero el amanecer fue el único en darme advertencia.

"Tal vez ocurrió desde el primer momento en que su estruendosa voz me hizo dar vuelta. La miré a los ojos y sentí una especie de miedo abrazador, como si este me diese gusto, como si quisiera probar más de el.
Corrí, con la esperanza de huir del lugar, aunque verdaderamente soñaba con huir de los escalofríos que comenzaba a provocarme, a penas en una segunda interacción del mismo día.
La he visto algunas semanas ya, haciendo exactamente lo mismo. No me canso de esta rutina. No me canso de cómo bebe el café. Le deja una marca de labial a su vaso. Se ven suaves, sus labios. ¡Ay de su piel! esa luce verdaderamente suave, como si el pensamiento fueran las manos acariciándole. También su cabello dorado.
Sus manos finas y alargadas, pintadas las uñas por un esmalte carmesí. Del mismo color que me deja las mejillas cuando se atrevió a limpiar la esquina de mi labio inferior.
El cuello que siempre lo llevaba adornado por perlas o algunas medallas de oro. ¿Le habrán besado en ese lugar? maldita suerte que corren los que la tuvieron.

Déjame contarte un poco más...

Su personalidad es divina. Admiro ver las risas que causa cuando dice lo primero que se le viene a la cabeza. Un toque de sarcasmo, picardía y sensualidad.
¡Mírale con Edith! Tiene una ternura excepcional, que no se parece mucho a la tuya, pero que seguro te agradaría muchísimo.
Gentil y amable, como pocos en su lugar. Creo que no se da cuenta de lo que abunda a su alrededor, porque es un ser que agacha la cabeza, que oye y que también se sonroja.
Mamá, de verdad te digo que es un ser en pleno alcance de perfección. ¿Es este el paraíso? siempre me pregunto que la veo, o al menos lo hice las últimas veces. Ayer lo negaba demasiado, ni siquiera quería discutirlo conmigo misma, pero hoy me he resignado. Me resigno ante la mujer finísima.

Mamá, poco a poco voy perdiendo la cabeza. Conténtate conmigo.
Te amo siempre".

Tal vez hablarlo con Sarah sería una forma de adquirir consejo maternal, pero realmente no me apetecía por el momento. Me parece que es un tema que hay que tratar con delicadeza, a pesar de la rapidez en su estado, deseaba proteger aquel cosquilleo que me dejaba dormir por las noches. Sin embargo, creo que este medio merece una mejor explicación.
Podría parecer un surgimiento romántico muy acelerado, como si no tuviese demasiado derecho, sobre todo porque cabe la posibilidad de estarlo confundiendo con simple admiración o un amor platónico, típico de mi edad. Por eso mismo decidí tomar el consejo de Carmen. Si me suelto un poco, tal vez conseguiría aclarar mis sentimientos, porque de esta forma tendría la disposición de conocer a la autora de estas ridículas sonrisas, más allá del personaje de mi película favorita, o una gran celebridad.
Tal vez sí fue apresurado, pero es que quedarme tranquila nunca fue una opción, sobre todo porque comenzaba a tener una convivencia concurrente con ella, al menos en su ámbito de trabajo y en el trato con las personas (sin contar la relación y el lazo que lleva con su hija). Definitivamente podía alcanzar a observar gran parte de sus movimientos, previamente calculados, como lo era la forma tan natural en la que actuaba o hacía una broma con quien sea; o los torpes pasos que también formaban parte de ella, como cuando se le perdían las cosas y el ceño se le arrugaba.
Ya podía decirme a mí misma que lo que sentía era una fuerte atracción.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora