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Rooney's POV

El sol me caía en el rostro, provocando que el dolor de cabeza incrementase aún más.
Eran casi las ocho de la mañana, del día lunes.
Papá me miraba con una sonrisa desde mi tocador. Se encontraba de brazos cruzados. ¿No tenía acaso que estar corriendo para ir a trabajar? Se supone que yo debería encontrarme haciendo lo mismo, pero en cambio todo permanecía tranquilo.

—Te traje un Tylenol para la migraña—en mi mesita de noche del lado izquierdo estaba la pastilla y un vaso de agua, el cual me urgía beber.

—Gracias—respondí con la garganta seca.

Con la poca fuerza que tenía me senté sobre la cama, para estirar mi brazo y alcanzar los salvadores y benditos elementos.

—Debes tener mucha hambre—se acercó a mi cama y se sentó en el borde de esta—Estella te ha preparado un sándwich Monte Cristo y café—sentía unas cuantas punzadas en la cabeza.

—¿Por qué no has ido a trabajar?—devolví el vaso a su lugar.

—Iré en media hora. Dejé a Charlie a cargo—tomó mi mano—Hoy tendremos una sesión fotográfica para probar las portadas—rápidamente me descubrí de las sábanas y cobijas que traía sobre mí.

—¡Lo olvide!—

—Oh, Rooney, lamento decirte que no podrás ir hoy—mis energías cayeron devuelta a la cama.

—Pero, ¿por qué?—me quejé.

—Porque estás con fiebre. Además de haberte bebido más de la mitad de la botella de Rosé, te metiste a bañar y no terminaste de secar tu cabello. ¿No oyes tu garganta y lo constipada que estás?—justo un estornudo me delató—Ahí tienes dos motivos para no pararte de cama—ya era grande para ese tipo de órdenes que con una pastilla más se esfumaba—Hija...¿qué crees que haces?—comencé a buscar en mi armario el atuendo que llevaría para ese día.

—Esto está bien—dije para mí misma tras elegir la ropa que me vestiría. Cómoda, pero atractiva.

—Sí sabes que de la puerta no pasarás, ¿verdad?—me acerqué a él para abrazarlo.

—Sí sabes que en este estado no podré manejar sola, ¿verdad?—me miró con los ojos entrecerrados y terminé por darle un beso en la mejilla—¡Perdón! Voy a contagiarte—le limpié el lugar.

—Carmen va a tener que cuidarte a ti y a Edith entonces—de pronto, los recuerdos del fin de semana golpearon mi pecho—Te dejo para que te cambies y bajes a tomar tu desayuno—solo me limité a asentir.

Cambiarme y arreglarme para avanzar, fue el pase perfecto para que mi mente comience a maquinar.

¿Rooney?—La tía Sarah se encontraba viendo una película en el living—¿No se supone que vendrías mañana?—me senté a su lado, la abracé y comencé a llorar—Mi amor...—

No me pidas explicación de nada, solo quiero que tomes conmigo—ella me miró asustada.

Pero Rooney querida, esta no es la manera en que debes empezar, podría dañarte—me puse de pie para sacar un par de botellas de vino del frigobar de papá.

Solo será esta vez. No estoy haciéndolo sola, te estoy pidiendo que por favor me acompañes. No estoy en un lugar que no sea seguro y menos con alguien a quien no conozca—comencé a llorar mientras servía en mi copa. Solo salían lágrimas por montones.

Me gustaba como me veía, pero no lucía enérgica, sino que agotada y triste. Mis ojeras eran imposibles de tapar. No intenté demasiado con el maquillaje.
Mi mayor preocupación era pensar cómo es que actuaría Cate luego de todo.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora