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Rooney POV

Después de una noche haciendo el amor, mi cuerpo estaba completamente relajado. Era la primera vez que experimentaba tantas sensaciones en un solo momento. Terminé llorando de lo bien que me había sentido junto a ella.
Estaba en los brazos correctos, pues la protección y cuidado que ella me dedicaba se sentía imposible de hallar en alguien más.
Sin embargo, al abrir mis ojos, ella ya no estaba ahí.

"No quería levantarte, angelito".

Al parecer ya habían salido hacia el trabajo, porque daban las 10 de la mañana.
No había señal de vida, o al menos eso creí hasta que me topé con mi tía Sarah.
Tuvimos una larga charla sobre mi secreta "relación", si así podría llamarse, con Cate. Ella parecía no estar muy convencida, solo parecía no querer intervenir demasiado. Me di cuenta porque no se había emocionado como lo hubiese creído, solo asentía o suspiraba en ocasiones. Me llegué a cuestionar que si no me convenía, entonces por qué no me lo decía, pero claro, ver que una mujer grande tiene de pareja a una chica que apenas alcanzaba la juventud era poco común. Sin embargo, me dio a entender que no estaba en mi contra, solo me deseó lo mejor.
Por otra parte, hablar de mi cuerpo sí tomó un poco más de tiempo. No jugaba cuando hablaba de su preocupación hacia mi salud.
Le conté cómo es que poco a poco terminé enredada en este asunto. Cómo los comentarios de mi padre afectaron mi forma de comer y de verme a mí misma.

Espera, ¿me estás diciendo que el autor de todo este problema es tu padre?—Sarah se puso de pie, con una cara de "no puedo creer lo que me estás diciendo".

En realidad yo fui la que me creí que estaba gorda, cuando en realidad solo no me quedaban algunos jeans—la vi frotar su cien.

¿Sabes lo de tu madre?—asentí—Él sabe muy bien que no debe, no debe siquiera hacer bromas al respecto porque nunca sabes cuán lejos puede llegar algo como eso, pero claro, lo hace con su propia hija—levantó sus brazos.

Tía—suspiré—Mira, si te soy sincera...—aclaré mi garganta—Sé que los tiempos han cambiado, yo también lo hice, pero no siento a ese papá que antes tenía. Lo siento lejano y más duro—mis ojos se humedecieron—Yo le escondo cosas, como lo de Cate y bueno, con eso de que ya comía mejor, pero—

—No pienso justificarlo, puede que la adicción que tuvo en su momento, pueda traerle esta clase de episodios, pero otra vez...—se sentó a mi lado—eres su hija, y dudo que quiera verte sufrir como lo hizo con Athena—miré mis zapatillas.

Lo bueno de esta situación era que me tomé el tiempo de admitir que me encontraba en un error que podía convertirse en mi fin y eso era algo muy grave. También me permití sentir cuando mi tía me envolvió en sus brazos y por fin saqué algunas lágrimas.
No le hice ninguna promesa, porque sería en vano, pero sí accedí a llevar ayuda profesional, lo cual era bastante irónico porque hasta hace unos días seguía siendo estudiante de psicología. Sin embargo, la vida daba vueltas y no dejaba de sorprenderme, pero tampoco era tan desgraciada conmigo, porque di algunos pasitos por bien personal.
Lo más emocionante era comenzar a formar parte de una agencia de actuación. No era la de mi padre justamente, puesto que deseaba ganarme mi propio mérito, aunque el "ser hija de" me facilitaba mucho abrirme camino, deseaba trabajar por mí misma.
Siendo así que mi alimentación, casi obligatoriamente, tuvo que mejorar porque necesitaba energías para los arduos talleres que realizaba en el día.

Pero mira a quién tenemos por aquí—Cate fue a abrazarme—Niña, ¿cómo es que nos abandonas?—sonreí con la cara sonrojada.

Bueno, es que ya quería comenzar en esto—estábamos en el cuarto de vestuario.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora