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Rooney's POV

No entiendo cómo nuevamente me encontraba amaneciendo junto a ella. O es que las sábanas estaban impecables y bien perfumadas, o su brazo adormecido sosteniendo mi cuerpo se sentía como el cielo. Además, una y otra vez me recordaba quién era ella y quién era yo. No sé si era demasiado bueno para mi autoestima, o es que vivía dentro de un sueño del cual era consciente que me podía levantar, entonces mi mente comenzaba a crear barreras para no caer tan drástico.

Su bata me dejaba ver parte de su pecho, justo antes de llegar a su escote, el cual aún no podía ver. Estaba suave, muy suave, y no se movía por más que pasaba mis dedos por ahí de manera cariñosa. ¿Tal vez podría sentir mi tacto y simplemente no decía nada por pena? O su sueño era pesado.
Me sorprendía, de verdad me sorprendía la suavidad de su piel. Ahora que la veía muy de cerca, podía apreciar cómo es que parecía un cristal. Era tan pálida como el alabastro. No era de cejas gruesas y pestañas largas, como yo poseía. De hecho, su belleza se centraba en la esencia misma que poseía, entre su físico y personalidad.

"Mamá, por fin puedo escribirte.
Sé que sueles esperarme antes que vaya a dormir, pero estoy segura de que me oyes. Miro hacia mi lado derecho y pienso que esta es mi señal de que sigues viva.
¿Puedes verla igual que yo? seguramente te agradaría tanto como a mí. Creo haberte dicho que a simple vista intimida a cualquiera, pero es puro amor.
Por otro lado, ¿ya viste a papá? es un terco que no quiere que me entere nada, pero, ¿sabes algo? convenceré a Cate para que me lleve a verlo. Ella juró que estaba mejor de lo que pensaba y le creo, pero me apetece muchísimo verlo, abrazarlo y conversar con él. ¿Crees que sea buena idea?
Te dejo porque presiento que ella se levantará y debemos alistarnos para tomar desayuno e irnos al set. Ahora Mark está a cargo.

Te amo con todo lo que soy, ma.
Un beso al cielo".

Teníamos que estar listas a las cinco en punto, así podíamos pasar por un desayuno para llevar y llegar a tiempo al foro.

—Buenos días, preciosa—"preciosa" ya hasta parecía mi nombre—¿Hace cuánto que estás despierta?—Cate se sentó, apoyando su espalda en la cabecera de la queen.

—Buenos días—sonreí y guardé mi diario en mi maleta—Hace una media hora. Aproveché en escribir un poco y despabilarme—dio algunas palmadas a su costado, sobre la cama.
Tímidamente me acerqué.

—¿Qué tal dormiste?—me extendió sus brazos y me recibió con mucho cariño.

—Pues bastante bien, pero creo que usted no—acomodé mi cabeza sobre su hombro izquierdo.

—¿Por qué piensas eso?—comenzó a peinar mi cabello con sus dedos. El tacto me adormecía—Oye, no te vayas a dormir, eh—me volví a acomodar, quedando lado a lado.

—Perdón—sonreí—Bueno, le decía porque usted tenía el brazo bajo mi espalda—me miró con los ojos entrecerrados.

—"Usted, usted, usted"—intentó imitar mi voz, cosa que me causó mucha gracia—Patricia...—rodé mis ojos. Ella tomó mis mejillas y las acarició.

—Ya ni le pregunto, porque seguramente el chismoso de mi padre le dijo mi nombre—me dio un beso en ambas mejillas.

—¿Pero no te gusta?—por fin respiré mi propio aire.

—Es que siento que tengo más cara de Rooney, pero igual suena lindo—me quedó mirando un rato más—Bueno, mientras se decide si me va a seguir mirando o ya no, voy a pararme—me fui soltando con cuidado. Ella me veía divertida.

—Poco a poco me voy dando cuenta—fue poniéndose de pie lentamente y comenzó a acercarse—de que tienes una chispa de sarcasmo que sabes bien cuándo sacar. Quién creería que Rooney Mara no es solo una jovencita muy tranquila...—fui retrocediendo con una sonrisa que no podía evitar sacar—Corre por tu vida—¿había oído bien?—Te doy treinta segundos para que corras—y comenzó una guerra de persecución.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora