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Rooney POV

Dejé mi carrera, así como lo leen.
Me tomó varios días hasta que por fin me decidí. Papá estaba de acuerdo con la decisión, siempre y cuando la retome y la termine. Sin embargo, si por algún motivo no le veía ni pies ni cabeza, dejaría que yo misma afronte la situación, no me iba a presionar.
Por otro lado, comenzaba a comer mejor frente a papá. Vestía con ropa un poco más grande y trataba de abultar mis pantalones para que no se preocupara.
Descubrí que la mejor manera de deshacerme de esa comida era con laxantes y más ejercicio.

—Rooney, ¿hace cuánto que llevas ahí?casi me daba un infarto.

—Ya casi salgointentaba ponerme de pie.

—Me vas a hacer llegar tarde, vamos, hijacomo pude me arreglé y limpié hasta quedar perfecta.
Maquillé bien mis ojos y salí.

La verdad es que los laxantes habían dejado de funcionar y los purgantes me ponían bastante mal, al punto de haberme llevado al hospital por una supuesta "descomposición". Fui por el camino más fácil y utilicé mis propias manos.

—Lista—me subí al auto y me coloqué el cinturón. La verdad es que mostrar energía me desgastaba demasiado por dentro. Dar algunos saltos acelerados me ponía el corazón como loca. Lamentablemente me sentía débil, pero debía ocultarlo.

—¿Es tu estómago?—aunque era incómodo hablar de eso, era la única opción.

—S-Sí—tragué saliva.

—Tranquila, Ro, soy tu padre. Te he cambiado los pañales—rió un poco.

—Sí, es que, bueno—intenté reír también.

—Cate llevará a Edith—sentí muchísima emoción—Me alegra verla después de tiempo. No fue fácil convencer a Andrew de que la dejara pasar tiempo nuevamente con su madre—lo miré atenta.

—¿Entonces tú ayudaste?—el asintió y su nerviosismo no lo pasé por alto—Ya veo—asentí—Que bueno, papá—me di la vuelta para ver por la ventana.

—Es su hija y bueno, era lo mejor que podía hacer. Además, sé que le tienes mucho cariño, hija—habíamos llegado.

—Claro, me parece muy bien de tu parte lo que sea que hayas hecho para que Edith volviera—sentía en su mirada que algo me escondía.

Y justo antes de subir al elevador, nos encontramos con Cate, Edith y... había una mujer casi de mi estatura, pero mayor que yo, aunque tampoco tanto como Cate.

—Phillip, Rooney, buenos días—Cate saludó como siempre—Nena, saluda—Edith tímidamente sacudió su mano y dijo un pequeño "hola". Esta versión no la conocía, de hecho me extrañaba—Luego verán que vuelve a ser la misma—intentó susurrar para nosotros.
Yo solo me enfoqué en buscar la mirada de Edith, sin incomodarla, pero no funcionó. Por lo tanto, abrí un momento mi teléfono porque tampoco tenía planeado mirar a Cate.

—Papá, ¿necesitas alguna cosa hoy?—lo seguí en lo que salíamos del ascensor.

—En el stage 2–se refería luego de almuerzo—voy a necesitar que estés. Por ahora te doy tiempo libre—presionó mi mejilla derecha.

—Bueno—Cate buscaba mi mirada, aprovechando que papá se alejaba—¿Sí?—intenté lucir tranquila. Su presencia sola me desmoronaba.
Si bien, yo ya no era la Rooney tímida frente a ella, pero eso no cambiaba que me derretía cada que la miraba.

Lost in illicitDonde viven las historias. Descúbrelo ahora