¡¿Acaso él es mi impronta?! - Embry Call

You always break my heart

—¡¿Qué le hiciste?! —gritó Bella Swan, su voz llena de furia, avanzando a toda prisa hacia nosotros. Embry y yo intercambiamos miradas rápidas, sin entender del todo lo que estaba pasando. Pero antes de poder decir algo, Bella continuó, aún más alterada—: ¡¿Qué le hiciste?! ¡¿Qué fue lo que le hiciste?!

Con una fuerza sorprendente, empujó a Sam, aunque para él, con su gran fuerza, fue solo un leve toque. Aun así, su actitud hizo que el grupo se tensara de inmediato. Todos, incluso yo, nos pusimos en guardia.

—Calma —dijo Sam, mirando a su alrededor, tratando de mantener el control. Pero Bella, desbordada por sus emociones, no retrocedía.

—¡Él no quería esto! —exclamó con un tono desgarrador, sus ojos llenos de desesperación. Intrigada, me acerqué un poco más, observando la escena con detenimiento. Al mismo tiempo, noté que Paul estaba visiblemente irritado por la presencia de Bella. Para él, tener a la novia del "chupasangre" allí era una ofensa, y no podía evitar sentir lo mismo.

—¿Qué hicimos? ¡¿Qué hizo él?! ¡¿Qué te dijo?! —preguntó Paul rápidamente, su tono cargado de impaciencia y desagrado. Podía sentir la tensión creciendo entre ellos, como si en cualquier momento fueran a explotar.

—¡Nada! No me dijo nada, ¡porque ustedes lo tienen aterrado! —respondió Bella, ignorando por completo la advertencia de Sam. Ante su afirmación, una carcajada escapó de todos los presentes. ¿Jacob, aterrado? La idea era absurda.

—Bella, deberías irte ahora —dije con una sonrisa que no pude disimular, dejando escapar una pequeña risa. Al escucharme, Bella se giró con sorpresa, como si recién se diera cuenta de que estaba ahí.

—¡No me iré! No puedo creer que te hayas unido a esta... secta —soltó con indignación, lo que provocó que Paul se riera aún más fuerte. Aunque intenté contenerme, no pude evitar reír internamente. Pero la situación cambió de un segundo al otro cuando, de repente, Bella, enfurecida, le lanzó un puñetazo a Paul directamente en la cara.

Todos quedamos atónitos. La expresión de Paul cambió al instante, y la furia en su rostro era evidente, como si un fuego se encendiera en sus ojos.

—Ya es muy tarde —le dijo Jared a Bella, con una sonrisa burlona. Sam intentó calmar a Paul, claramente preocupado por lo que podría pasar.

Sin pensarlo dos veces, entendí que tenía que actuar. Me acerqué rápidamente a Bella y la tomé del brazo con firmeza.

—Vamos, Bella, vámonos de aquí, ahora —le dije, intentando arrastrarla. Pero era demasiado tarde.

Con un rugido, Paul se transformó en un gran lobo, sus ojos llenos de odio hacia ella. Su mirada era feroz, amenazante, y en un parpadeo, comenzó a correr hacia nosotros. Apreté el brazo de Bella con fuerza y empecé a correr con ella, el miedo pulsando en mis venas.

De pronto, escuché la voz de Jacob. Salió de la cabaña corriendo y gritando el nombre de Bella, pero en lugar de venir hacia nosotras, se dirigió hacia Paul. Bella, al verlo, trató de soltarse de mi agarre, desesperada, pero no la dejé. Sin embargo, lo que sucedió después dejó sin aliento a Bella: Jacob se transformó también en un lobo gigantesco, listo para enfrentarse a Paul y proteger a Bella a toda costa.

En un instante, ambos lobos se lanzaron uno contra el otro, en una pelea brutal. Gruñidos, mordidas y golpes sacudían el suelo a medida que la lucha los arrastraba hacia el bosque, donde los árboles se agitaban como si fueran parte de la batalla. El sonido de sus rugidos resonaba en el aire, y yo solo podía quedarme allí, mirando impotente mientras Jacob y Paul peleaban, dispuestos a destruirse por completo.

Bella estaba temblando a mi lado, su rostro pálido y confundida.

Sam, al notar la gravedad de la situación, me ordenó de inmediato que llevara a Bella a la casa de Emily. Comprendí al instante que no había tiempo que perder, así que, sin dudarlo, me puse en pie y apresuré a Bella hacia el auto. Los demás chicos me siguieron, subiendo rápidamente a la plataforma de carga en la parte trasera de la camioneta mientras yo tomaba el volante y Bella se sentaba en el asiento delantero, con el rostro pálido y el silencio inundando el aire.