Ep 2

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Cerca a la puerta de la cocina, había un banco alargado hecho con aspecto de piel, ambos nos sentamos allí y conversamos sobre lo que ahora, empezábamos a notar extraño. Me sentí confiada por sus sentimientos semejantes a los míos, así que saqué las frutas y las puse a mi lado en el puesto vacío del banco para continuar con la conversación — Tantas personas, y ninguna nos fue presentada, ¿Cómo es posible? — Comenté al notar la extrañeza en lo que al principio me pareció normal.

No pasó mucho tiempo para que el aburrimiento nos dominara, así que con ánimos de mirar más de la casa, ambos nos levantamos y nos pusimos de pie frente a la puerta de la cocina, que ya no lo era, pues ahora, había un enorme portón de color negro profundo, que aunque la extrañeza era obvia y de sensación persistente, seguíamos pensando que todo había sido siempre así, que nada había cambiado.

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— Abrimos la puerta, no, yo lo hice ­— Susurraba sin saber para quién

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Empujé la puerta gigante hasta abrirla por completo, inmediatamente se mostró un pequeño estacionamiento, antes lo había sospechado, pero que fuese cierto, me pareció lo más extraño de todo el día. En un rincón de la habitación, se podía ver una pequeña ventana abarrotada con una hermosa vista al mar, mientras que en una de las paredes surgía una puerta que guiaba hacia otra cercana.

De pronto, mi amigo, el chico, o la persona que estaba a mi lado, dijo que quería ir allí y así lo hicimos. Avanzamos unos pasos, pero solo yo me detuve por algunas motocicletas. No sabía por qué, pero sentía que impedían mi paso, aunque no lo hicieran. — Acabé haciendo una tontería — Susurré al recordar cómo había girado una de las motocicletas para que su parte delantera, que antes me miraba, ahora mirase hacia la puerta.

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— ¡Tuve que darle la vuelta completa para poder pasar! — Ahora sonreía, ¿De verdad lo hacía?

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No sé por qué lo hice, había tan pocas motocicletas que con solo rodearlas podría cruzar sin problema, y no es como si girar la anterior me hubiese ayudado de algo, pero claro, ¡Qué tan normal me pareció todo!

Luego de cruzar la puerta, nos detuvimos frente a la siguiente. Era similar a las conocidas en prisión, ya saben, una diminuta ventanilla a la altura de la cabeza que permitía ver el interior, y eso hicimos. Ambos miramos por la pequeña apertura de la puerta, en donde no pude ver mucho, pues algo que no me atrevería a confirmar, cubría la mitad de mi visión; aun así, quizá y diría que al final de la habitación se establecía un lavadero que a duras penas y cabía, pues el lugar era tan angosto que notaba la incomodidad de las dos personas parlanchinas que se sentaban sobre él. También volvió a llamar mi atención una ventana similar a la antes vista en el estacionamiento, pues sin estar cerca, veía la hermosa vista al mar.

Me sentí intimidada por aquellos hombres, cosa contraria con la persona a mi lado, pues luego de realizar un comentario que, no recuerdo. Entró a la habitación y se dirigió para hablar con aquellas personas.

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— A esas alturas, ya consideraba que todo era un sueño sin sentido, pero, sentía tantas cosas que no pude creérmelo del todo

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Permanecí de pie por un tiempo difícil de saber, observaba lo bien que fluía la conversación entre aquellas tres personas, era como si no fuese la primera vez que se vieran y, por tanto, tenían muchas cosas que hablar entre ellos.

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— No entendí muchas de sus palabras, pero estoy segura de que hablaban sobre mujeres — Susurré con un notorio esfuerzo por recordar lo imposible

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Luego de que me cansase de mirarlos, me giré hacia una dirección y vi finalizar el pasillo en que me encontraba; allí solo había una cosa en la pared, y era aquella ventana con vista al mar que captando con su belleza parecía estar en todas partes. En la otra dirección, vi alargarse el pasillo descubriendo un par de habitaciones más, quise avanzar hacia ellas, pero los gritos de una mujer me detuvieron.

Escuché lo que decía, preguntaba a gritos quién había abierto la puerta y quién otro lo había dejado. Parecía estar muy enojada, y luego de que un hombre con aspecto de trabajador saliera de una de las habitaciones para cruzar a otra, regresé al estacionamiento. No sabía qué pensaba hacer, pero llegué allí hasta las motocicletas que una vez más, se interponían en mi camino, por ello, volví a darle una vuelta entera al mismo vehículo de antes, pero esta vez, en lugar de caminar para cruzar la puerta gigante, me quedé quieta pensando — Yo abrí esa puerta y ella está enojada por ello, si me descubre, estaré en problemas — De esa forma intenté huir, pero claro, no sin antes hacer otra locura.

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— ¿A qué no sabes? — Sentí que me reía — En vez de girar la motocicleta como lo había hecho dos veces, la uní, ¡Así es! Un extremo unido al otro formando un círculo perfecto — Qué emoción la que sentía ante tal improbabilidad que resultó ser cierta

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Corrí cruzando de nuevo la puerta y aunque pensé en advertirle, no lo hice. Me alejé sin llamar al chico que antes había venido conmigo. No sé por qué lo hice, creo que en ese momento me pareció lo mejor... para mí.

Avancé a las demás habitaciones que antes había mencionado ver en el pasillo, y saliendo de una de ellas, vi al anterior hombre, solo que ahora vestía diferente, ya no usaba más la ropa de trabajo con que lo había visto, sino que ahora, parecía estar listo para una ocasión importante, no vestía traje, pero su presentación era impecable.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora