— En realidad, quisiera saber su nombre
Sabía que al preguntar perdería la oportunidad de que el ser me quitara de su rango visual, pero al haber empezado, debía terminar con todas mis sospechas, y es que luego de su respuesta, me encontré en un círculo de impacto en el que comprendía que mi mayor error fue haber seguido la luz y de haberlo pensado con más claridad, quizá habría comprendido que al igual que una luciérnaga moriría luego de llegar a ella.
— ¿Mi nombre? — Continuaba sonriendo y ya no sabía si era para causar confianza en los espectadores que nos rodeaban o solo era porque la situación le divertía — ¿Sucede algo? Creo que... Tienes demasiadas preguntas
Y así, es como en un parpadear de ojos, aquel ángel del que ahora dudaba, acabó encarándome a unos pocos centímetros de distancia. Antes, sentía demasiada intimidación y ahora, con tal cercanía, imaginaba mi cuerpo temblando mientras me esforzaba por mantenerme de pie sin desbordarme en lágrimas de terror.
— S-Solo quiero saber más sobre los creadores del juego — Dije sin ser capaz de observarlo a los ojos
— Oh — Soltó al mismo tiempo en que dejaba caer su sonrisa — No hago parte de los creadores de este juego, digamos que soy un mensajero de los de arriba. ¿Cómo me llamaban? Quizá reconozcan el nombre Gabriel... ¿Ángel o Arcángel? Decídanlo ustedes
Arcángel Gabriel, conocido por ser el mensajero de Dios y por ello, fue el encargado de anunciar su embarazo a María. Su apariencia es tal y como lo describo, pero su actitud, sus movimientos... Aún no confío en él. De pronto, su rostro volvió a su estado inicial, es decir, ante tantas preguntas descubrió mis sospechas y quizá eso causó que sus ojos volviesen a ser los mismos cafés brillantes que a pesar de todo, regresaban su aura a un estado amplio de paz y de reposo.
No comprendía por qué era la única que notaba sus cambios extraños y más cuando la situación parecía aburrirle, luego de escuchar mis preguntas y qué tan desmotivante podía convertirse la idea de ir con él, si al verlo no observaba al arcángel Gabriel que aseguraba ser, sino que me veía frente a un disfraz de poco esfuerzo.
— El tiempo se ha acabado, es hora de que el juego inicie. Permítanme guiarlos hacia el primer reto de sus muertes — Su risa sarcástica se mostró una vez más y a pasos lentos, comenzó a guiar a todas las fuentes que estábamos allí, fue entonces cuando descubrí la razón por la que aquel árbol seco me era tan familiar y es que en ese lugar que parecía sacado de la biblia, no se me hacía extraño encontrar el árbol del bien y el mal, aun estando seco sin frutos u hojas, seguía siendo causante de intriga por tanta atracción escondida en el interior de su tronco.
Entonces comencé a pensar, desde el minuto uno de mi muerte, estuve alucinando por todo lo maravilloso y aterrador, pero en ningún lugar me sentí tan lúcida como lo estaba en ese momento, porque para mí, aquel ángel no lo era, y como tal, significaba que aquellos de abajo, me habían atrapado.
Un camino similar al luminoso que nos había traído aquí, surgió en uno de los extremos del jardín, si bien, todos comenzaron a seguir al autonombrado "arcángel Gabriel" mientras yo permanecía inmóvil, y es que, ante tanta desconfianza, me convencí de que estaba en peligro.
Me giré para observar lo que a mis espaldas se hallaba, pero no había nada que me ayudase a huir, si tan solo hubiese una puerta o apertura distinta a la señalada por aquel ser, la usaría para desaparecer y evitar a toda costa las posibilidades de que aquello fuese una trampa.
— Amanda — Escuché a lo lejos sin darme cuenta de lo mucho que habían avanzado los demás jugadores — Ven con nosotros, el juego está a punto de comenzar, ¿Acaso no quieres reencarnar?
Fueron palabras que me mantuvieron en duda, pues aunque no había nada que me indicase mi bienestar, aún consideraba que arriesgarme era la solución a todos mis dilemas de muerta. Pensando en el hecho de que no existiese otra salida, en la vista de todos los jugadores que me esperaban y en las asechanzas de aquel ángel mortal, me encontré en la encrucijada principal del juego y es que debía analizar, cuál de todas mis opciones me haría menos daño. Así fue como decidí evitar el riesgo que implicase ser atrapada y es que estando muerta, no tenía nada que temer, más que a las posibilidades de perder.
— Avanza — Gabriel susurró a mis espaldas que sin aviso ni detecciones se movió con tal rapidez y gracia celestial
Si bien, nada parecía ser como lo había imaginado en vida, pero si idealizaba al monstruo que acabaría con mi vida, allí estaría el arcángel a mis espaldas, pues reunía todas las ideas de terror que surgieran en mi cabeza.
— Haz las cosas fáciles para todos y avanza de una vez — Su voz se tornó seria en contrariedad a la pasividad con la que antes se expresaba, expulsaba la misma aura relampagueante, causante de todos mis escalofríos mientras se escondía detrás de mí, quizá y me usaba como un escudo protector para que nadie notara sus dobles intenciones igual que yo.
Y así, es como contra todas mis intenciones comencé a avanzar obligada por el arcángel de mis espaldas, era como si me empujase con tanta fuerza que no había necesidad de caminar, pues una de sus manos podría levantarme y llevarme consigo en cualquier momento que lo decidiera. Pensando en ello, noté que quizá era la idea que deseaba marcarme, pues siendo su única fuente rebelde, no se contendría en obligarme a ir con él si me decidía a huir.
Caminé asustada, pero aun así, analizaba cada opción de huida, pues ahora estaba convencida de que aquella cosa, podría ser todo, menos un ángel. Las demás fuentes esperaban por nosotros en la entrada indicada por mi opresor, persistí sumisa hasta alcanzar a los demás, pero estaba convencida de que huir llegaría a ser menos inseguro que cruzar con todas las fuentes ciegas que se negaban a ver el ser disfrazado de buen ángel. Cuando menos lo esperaban todos y mi capturador perdía un poco de su atención hacia mí, me apresuré a correr en dirección contraria. Alejada de toda confianza que los demás conservaban, estuve dispuesta a arrebatárselas sin piedad.
— ¡Corran! ¡Esto no es un ángel! — Grité expuesta a todas las malas formas en las que aquel ser me reprendería por convertirme en su oveja negra — ¡Si cruzan por esa puerta, no volverán! — Corrí aunque no veía una salida a la que perseguir y cuando observé la actitud de todos a los que intentaba abrirles los ojos, noté que nadie mostraba una pizca de duda por mis palabras, es más, me consideraban loca por huir de la seguridad que me otorgaba el ángel maravilloso que decía ser Gabriel. Mientras tanto, el susodicho arcángel, me observaba sin moverse, era un detonante que se enfurecía con cada uno de mis gritos. Y aunque tenía miedo, pensé en todas las personas atrapadas con él, si tan solo pudiera decir algo que tirara su máscara, todos intentarían escapar del destino infernal que les ofrecía.
— ¡¿Qué no lo ven?! ¡El juego ya ha empezado! — Fueron las palabras que causaron el mínimo impacto en los que escuchaban, pero siendo el arcángel, el ser que no paraba de tensarse ante cada frase sentenciada, me hacía ver que no me equivocaba y que todos habíamos perdido — ¡¡Hemos sido atrapados en la primera ronda!!
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Puntos Suspensivos
FantasyAlgunas vidas son arruinadas por las acciones de otras personas. Acorraladas por no tener más opciones, acaban cometiendo pecados que los condenan de por vida y... de por muerte. Al ser escuchado el llamado humano, se es contemplada la idea por ser...