Comencé a caminar ignorando el hecho de que el ángel celestial había desaparecido como aquel gran escenario cuyas paredes de humo me habían envuelto y transportado a la ciudad en la que ahora me encontraba.
Definirla como un lugar avanzado sería exagerar. No había nada que me mostrara al menos un poco de la actualidad en la que solía vivir, pero decir que parecía estar en el pasado también sería impropio de aquel que, aunque ostentaba de una fuerte apariencia de pueblo, tenía un toque que expresaba la incompatibilidad de esa palabra, pues, aunque no lo pareciese del todo, estaba segura de que era una ciudad.
Caminé observando casas y edificios en las desoladas calles de la ciudad, todos los sitios estaban cerrados y ni un alma o fuente estaba a la vista. Hasta ahora estuve confiando en que el juego había iniciado y por eso la desaparición de la parca celestial no fue extraño en ningún sentido, pero llegó el momento en que nada sucedía y eso me hizo pensar que había enojado tanto a mi salvador, que acabó abandonándome justo cuando creí que me donaba su ayuda.
Continué avanzando hasta llegar a un parque centralizado, muchas personas estaban reunidas en aquel lugar prestando atención al anuncio del que yo ignoraba y fuese importante. Aun así, la presencia de personas me pareció útil para calmar mi actual estado de ansiedad, por ello, me acerqué a ellas imaginando que al igual que yo, eran fuentes.
Intenté hablar con uno de los presentes, pero el terror que vi en sus ojos no me dejó tan siquiera formular la pregunta, de ese modo, me mantuve atenta al resto de los asistentes quienes también lucían una máscara de terror y muy en mi interior sentí como aquello me afectaba y me hacía temblar — ¿Acaso los habían atrapado y, por lo tanto, también a mí? ¿Yo misma había ido hacia las parcas de abajo? Si así era, entonces la parca celestial me haría añicos
— Qué torpeza de mi parte acudir de forma tan sencilla. He de irme antes de que noten a uno más — Dije en voz baja mientras retrocedía sin llamar la atención. Así fue como el hablante habló con más rudeza.
— ¡Están aquí! ¡Los he visto! Ocultos entre ustedes, se camuflan los malignos. No temerán y los atacarán en cuanto bajen la mirada. Manténgase alerta, su naturaleza traicionera podría herir hasta su propia familia, incluso ahora podrían estar planeando el crimen perfecto!
— ¿De qué habla ese tipo? — Me atreví a hablar a la persona más cercana — ¿De qué malignos habla? ¿A qué se refiere?
— El tiempo se ha acabado, ¡El apocalipsis ha iniciado! — Mi pregunta fue contestada de la forma más histérica posible
— ¿El apocalipsis?
— ¡Exacto! Esa es la palabra correcta — Gritó el narrador mientras bajaba de la fuente que había convertido en un escenario improvisado — ¡Los demonios han subido a la tierra y nos masacrarán a todos! ¡Mantengan los ojos bien abiertos! — Continuó hablando y señalando a todos para mantener la atención
Un segundo... He visto esto antes...
— No queda nadie más! Todos han muerto bajo las garras de esas viles criaturas. Camufladas como humanos, pero expresamente demonios!
— ¿Qué hacemos? — Cuestionó asustada una mujer de no más de veinte años — ¿Hay alguna manera de escapar?
— Por supuesto que la hay! Siempre existe una salida y es la redención. Compren su liberación a través de la esclavitud espiritual. ¡Dios se los agradecerá! Encuentren a los malignos y descúbranlos ante todos. ¡Ya no tendrán dónde esconderse!
Lo sabía, este tipo es igual que la serpiente. No llama tanto la atención como el supuesto "Arcángel Gabriel", pero es lo suficientemente persuasivo como para dirigir a un grupo tan grande como este. Nos infunde una misma idea para que confiemos en él. Estoy segura, él es el verdadero maligno.
— Tiene razón — Grité eufórica — Eso es lo que debemos hacer. Nuestra salvación depende de nosotros ¡Vayamos por esos demonios!
— Sí así es! — El hablante que ahora mostraba su verdadero rostro sonriente, pronunció sus palabras — ¡Demuéstrenle a Dios que merecen vivir!
— Y una vez atrapemos a los demonios — Interrumpí con seriedad — Acabemos con ellos — Concluí sin dejar de mirar al narrador
Si bien, mis palabras fueron dichas en un sentido diferente al tomado y aunque buscaba amenazar al demonio, acabó siendo todo lo contrario. Su rostro se iluminó de alegría y ante la algarabía que generaban las personas, se animó a señalarnos un camino.
...
Los vi salir uno a uno sin que les pasase algo. Entonces pensé que quizá y no eran fuentes como yo.
Para mí, existía la pequeña posibilidad de que esas personas que veía fueran realmente humanos vivos. ¿Qué tan loca debía estar para considerar esa posibilidad? Era obvio que cualquier riesgo me causaba histeria, pero... y si tenía razón? ¿Qué tal si todo era un engaño para que cruzara con confianza? Son demonios, no sería difícil para ellos engañar a unos simples humanos.
— Así que... ¿Qué debería hacer? — Suspiré y acomodé mis brazos en la cintura mientras observaba el borde del parque, solo un paso era necesario para que averiguara si estaría bien o no, pero, ¿Valía la pena arriesgarme?
— Cualquier cosa, menos quedarte mirando sin hacer nada
Escuché a mis espaldas. Mi primera deducción es que hubiese sido el demonio narrador de antes, así que, sin ocultar del todo bien mi miedo, me giré intentando fingir una expresión relajada. Fue curioso no encontrar a nadie que estuviese detrás de mí, la seguridad de haber escuchado aquello era difícil de ignorar, pero si aquel demonio se había convertido en una serpiente, ¿Por qué este no se convertiría en humo?
— Quizá deba sentarme — Intenté disimular por si alguien escuchaba
— ¿Sentarte? ¿Es lo primero que se te ocurrió hacer? No me estoy sacrificando por una niña cansada y berrinchuda
Y con esas palabras noté mi error de buscar una persona cuando el destino se encontraba en un tamaño más pequeño, pues no era cierto que no había nada a mis espaldas, ya que había un hermoso can de pelaje blanco con destellos cafés, era tan tierno que, si no sospechase de él, lo hubiese acariciado sin dudarlo.
— ¿Acaso me estás hablando? — Pensaba que mis palabras eran absurdas, pues me dirigía al perro mientras hablaba — De verdad que estoy muerta, es imposible que en el mundo de los vivos pudiese hablar con los animales — Sonreí — O quizá solo me volví loca por tanto estrés
— Ni hablas con los animales, ni estás loca — Escuchaba, aunque el hocico del animal no se movía — ¿Te he salvado muchas veces y ni siquiera puedes reconocerme?
— P... Parca Celestial?
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Puntos Suspensivos
FantasyAlgunas vidas son arruinadas por las acciones de otras personas. Acorraladas por no tener más opciones, acaban cometiendo pecados que los condenan de por vida y... de por muerte. Al ser escuchado el llamado humano, se es contemplada la idea por ser...