Estaba por amanecer, pero la lucha continuó sin prestarle importancia, así fue que, cuando el sol salió a recibir el nuevo día, los camiones comenzaron a aparecer por la carretera, trabajadores quizá, ¿Mala suerte? Seguro. Pues aun con testigos y posibles víctimas en el lugar del asalto, nada podía parar, si uno se detenía entonces perdería, y con tantos golpes de fuerza superdotada, los camiones pasaron a ser damnificados en una guerra desconocida e invisible para ellos.
El demonio vio la oportunidad y la aprovechó, una vez más, vi la simpleza en las cosas que me rodeaban, pero ellos, vieron a través de su maldad, un objeto a su beneficio. Cuando el camión fue lanzado hacia mí, no me quedó más que esquivarlo y cuando deseé ayudar para evitar muertes, explotó. Me di cuenta de que no podía hacer nada, pues eso sería detenerme y ya estaba claro lo que pasaría si hacía algo así.
Golpes, explosiones, sangre, así fue nuestra lucha hasta que los curiosos comenzaron a aparecer, una vez lo hicieron, todo se transformó en caos y masacre. El objetivo seguía siendo yo, pero aquellos que no huían se topaban en el centro de la salvación y la muerte, allí solo les quedaba rezar por tener suerte y no tropezarse con ninguno de nosotros, ya que, aunque intentaba no herir a nadie, me era difícil cuando mi piel ardía y mis venas se brotaban de enojo, en mi cuerpo no solo se expulsaba la sangre que mis heridas permitían, sino que también irradiaba odio y ganas de destruirlo todo. Sí... Fue exactamente igual que aquella vez... Aquella en la que asesiné a mi padre.
Había sido arrojada a una de las casas de aquel solitario pueblo y sin importarme las heridas, si es que las tenía, pues en el momento, nada más interesaba que ganar... Debía acabar con él, aun si convertía aquella vivienda en escombros, pues tenía las habilidades y la situación me pedía a gritos ser un demonio, así que lo hice, ataqué sin pensarlo demasiado. Usé mi velocidad, mi destreza, mi lava interior y la extraña, pero reconfortante sensación de diversión. Luchamos hasta que lo tuve en el suelo a punto de desmoronarse y me posicioné sobre él para darle el último golpe.
— Los dioses jamás te perdonarán esto — Habló con su voz entrecortada
— Eso es genial, porque yo tampoco les perdonaré nunca el haberme hecho pasar por tanto, y ¿Para qué? ¿Solo para que se divirtieran?
— Agacha la mirada, maldita humana — Rio — ¿Crees que podrás contra ellos?
— Yo puedo hacer lo que sea — Sonreí, luego de ser envuelta por mis emociones de victoria, tanto esfuerzo, tanto entrenamiento, todo había valido la pena.
Mi arrogancia fue tal que la bestia no pudo soportarlo, reaccionó con tanto enfado como si lo hubiese ofendido directamente a él o quizá así era, pues los dioses, eran lo más sagrado para una parca o al menos para esa parca.
No me di cuenta en qué momento me golpeó, así que tampoco pude detenerlo, caí fuertemente a un extremo y lo observé crecer, dobló su tamaño en muy poco tiempo y cuando finalizó, estaba frente a la bestia que Víctor había descrito, la misma que había estado esperando, pues me preocupaba estar luchando con el equivocado. Había ido tras un monstruo y acabé con una parca, lo que resultaba para mí, siendo lo mismo.
— ¿Qué carajos? — Tan velozmente como había venido, el chico hizo presencia casi de la nada y se detuvo a mi lado — ¿Tú hiciste eso? Creí que ibas a salvar a los humanos — Habló con burla — ¿Sabes cuántos muertos encontré? — Rio emocionado
— Eres quien faltaba. Los tengo a ambos ubicados — La voz grave y entonada a su apariencia, habló dando al chico, el contexto de lo que sucedía
— ¿Te esconderás de nuevo? — Pregunté esperando una respuesta negativa, pues lo cierto, era que necesitaba ayuda contra esa cosa
— ¿En qué momento se invirtieron los papeles? — Dijo el chico dando un poco de calma a mi ser — En esta relación, el útil soy yo — Sonrió y corrió para atacar
Sus movimientos eran ágiles como los de un trapecista. Compensando el tamaño, usaba las extremidades de la bestia para subir y atacar su cabeza. Arremetía y esquivaba, era un profesional capaz de hacer todo el trabajo para que los novatos como yo, no tuvieran que hacer nada, pero como todo profesional, debe fallar al menos una vez y para el chico, fallar un golpe era igual a recibir uno.
El tamaño de la parca era suficiente para aterrar a cualquiera, superar los cien metros sería fácil para él y con tal extensión de su cuerpo, sus puños eran mortales, una mano de él podría medir lo mismo que Víctor y por ello, fue herido a gravedad, pues no fue uno, sino varios golpes los que precedieron al primero.
En ese momento me di cuenta de que debía intervenir, así que, poniendo a prueba lo aprendido de vista hace un momento, escalé la bestia usando sus extremidades y comencé a repartir golpes hasta liberar al chico que se unió a mi causa. Nos aliamos y fuimos contra él en una retadora y dolorosa pelea en la que cada vez perdíamos más fuerza.
Y... No lo entendía, se suponía que destruir era todo lo contrario a lo que quería, pero me fue imposible controlarme, estaba poseída, no reaccionaba, y solo actuaba inconscientemente. Mi vista se iluminaba a medida que mi ira crecía, Víctor me observaba con sorpresa, pues quizá él veía lo que yo sentía, hasta que todo desapareció, hasta que yo me extinguí.
Ataqué sin compasión, recibía golpes que no me frenaban y continuaba atacando, hiriendo, destruyendo todo lo que se pasaba por mi camino, derribando cosas y monstruos, golpeando rocas y cabezas. Y en el momento en que lo tuve nuevamente bajo mi cuerpo con su forma de bestia, no me detuve a conversar, lo golpeé bruscamente en todo su cuerpo, hombros, pecho, cabeza, destruí la tierra mientras hundía su cuerpo con la fuerza que utilizaba en su contra y cuando la sangre comenzó a esparcirse, no me detuve, no quise hacerlo, así que, una mano intervino al tocar mi hombro.
Todo pasó muy rápido, me moví como el viento y lo tomé del cuello hasta chocarlo contra la tierra, luego, comencé a patear y explotar contra el chico involucrado, cuando lo tuve rendido ante mí, mi puño fue detenido, y en mi cabeza se posicionó la mano que me lanzaría hasta la carretera donde caí inconsciente.
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Puntos Suspensivos
FantasyAlgunas vidas son arruinadas por las acciones de otras personas. Acorraladas por no tener más opciones, acaban cometiendo pecados que los condenan de por vida y... de por muerte. Al ser escuchado el llamado humano, se es contemplada la idea por ser...