Ep 50

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Seguíamos siendo provocados, pero por fortuna, ninguno se dejó llevar por las palabras ofensivas de aquel hombre que se interpuso como nuestro rival, ni siquiera el chico, a quien de seguro le era difícil contenerse.

De pronto, la roca sobre nuestras cabezas se abrió y dio paso a una luz cegadora. Todos levantamos nuestras miradas al tiempo que la luminosidad nos envolvía absorbiendo nuestros cuerpos en una neblina poco perceptible. Cuando nuestros ojos lograron ver de nuevo, ya no estábamos más en la cueva, el césped lo confirmaba y el extraño castillo frente a nosotros. Parecía que habíamos vuelto al mismo campo de antes, tan solo que además de las mesitas, había una enorme y llamativa mansión a pocos pasos de dónde estábamos.

Quizá no era la única que sentía atracción hacia aquel lugar, pues algunos de los otros comenzaron a caminar en aquella dirección, por otra parte, me sentía un poco incómoda, pero era el único sitio al que podía ir, después de todo, no se podía escapar de los dioses.

Caminamos hasta la entrada del castillo y sin que fuera necesario ingresar a él, los dos chicos de antes, por no llamarlos demonios disfrazados, se asomaron al balcón junto con el hombre que había asesinado a la mujer. Buqué a Víctor con la mirada para evitar cualquier imprudencia de su parte, pero no hubo acción alguna, es más, él mantenía su rostro sereno, demostraba demasiada paz en su semblante como para que fuese real, debía estar diciendo un par de ofensas en su mente con la intención de que los jóvenes alcanzaran a oírlo. Por mi parte, no sentía nada, podría emocionarme, ya que era lo que mi plan establecía, pero no era tan de mi interés, en especial porque debía aceptar que me había vuelto un poco de la manera en que Víctor era. Detestable, eso es, había utilizado a otra fuente para salir libre y sin daños, usé a alguien más en pro de mi beneficio.

— Atención todos. El traidor ha caído y tenemos un ganador

— No fue tan caótico como esperaba, pero está bien — Intervino el niño con aburrimiento

Aunque había ganado, aquel hombre parecía no entenderlo por completo. Su mirada estaba perdida y cuando fue llamado para dirigirse a nosotros, no pudo hablar sin mostrarse nervioso.

— Yo... — El hombre miró hacia nosotros y al captarnos con su vista sonrió — Quiero tener esta forma por siempre. Estas habilidades, no pienso cambiarlas por la vida aburrida de un simple humano

Observé a Víctor creyendo que mostraría alguna reacción, pues era obvio que, de alguna manera, el ganador hablaba para nosotros, aunque ya éramos cosa del pasado.

— Es una buena decisión — Dijo el chico mayor — Aunque, no sé si seas una buena ficha que conservar

Víctor sonrió, el golpe que había estado esperando, se dio. En ese momento se ponía en duda la capacidad del ganador y en ese caso, sería enviado al infierno. El chico lo sabía y por eso, no se mostraba enojado, sabía que el hombre había perseguido su propia ruina, cayó en un abismo desconocido y avanzó cuando debió haber huido.

— Yo gané, asesiné a esa traidora. — Alzó la voz el hombre

— ¿De verdad fuiste tú? — Preguntó el niño — ¿Lo hiciste sin ayuda? Me refiero a si atacaste porque quisiste o porque alguien más te incitó a hacerlo. No es una buena carta de presentación. Esta victoria tuya se ve deshonrosa y ridícula.

— ¿De qué hablas mocoso? ¡Lo hice todo por mi cuenta!

Bastó un solo segundo para que el niño desapareciera en el aire. Todos nos sorprendimos al encontrarlo sobre los hombros del ganador, agarrando la cabeza de este con una de sus manos, pues con la otra sostenía la lengua que, con poca cortesía y mucho sadismo arrancó lanzándola hacia nosotros.

— No seas sucio, es poco cortés con el ganador — Habló el joven

— Lo siento padre, me dejé llevar por el timbre de su voz — El niño sonrió causando algunas risas a su llamado "padre"

Todos permanecimos inmóviles ante la escena presenciada, sabíamos que algo así ocurriría y más cuando el hombre seguía provocando a todos los que se le acercaban. Ahora, sin lengua, no podía emitir palabra, pero sí gritos, sentíamos su agonía, el dolor se mezclaba en el aire y quizá, en un tiempo atrás me hubiera sentido mal por él y tal vez, habría intentado ayudarlo, pero en estos momentos solo pensaba en una frase "Se lo merece, él lo provocó, hubiese arrancado más que su lengua"

— Oye — Víctor habló y mis pensamientos se hicieron a un lado — Deberíamos irnos, no creo que se haya acabado para nosotros

— ¿A dónde? — Respondí fastidiada, deseaba quedarme y ver lo que pasaba después — Ya ves que no hay lugar al que ir

— Creemos una salida como siempre, vayamos ya — El chico me tomó del brazo, yo lo miré a la cara y capté sus emociones, realmente quería irse de ahí

— No somos dioses, ¿Cómo podremos crear una salida? — Halé mi brazo y me solté de su agarre — Ve y da una vuelta, así te calmas. Yo no iré a ningún lado

— ¿Qué te pasa? Al fin enloqueciste por completo

— Vete al diablo — Hable irritada

— ¡Vayamos ambos al infierno si es lo que quieres! — Enojado me levantó y llevó sobre su espalda. En ese momento, noté lo extraño que había estado ignorando, pues al levantar mi mirada, vi que nadie se movía, todos observaban hacia el balcón con atención, permanecían inmóviles alineados en un cuadrado casi perfecto de fuentes, pues una de las esquinas había desaparecido, es decir yo, pues había salido de allí, aun cuando ignoraba pertenecer a él.

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora