— John...
El cachorro atacó al chico sin dudarlo y a pesar de que era obvia la desventaja de la parca en esa forma, se veía que no sería vencido tan fácilmente.
— Vete... Si te quedas sabrán lo que eres — John se comunicaba conmigo a la vez en que luchaba contra el chico confundido, ya que a pesar de que luchaba contra un perro que él consideraba "normal" se le hacía difícil derrotarlo — Dijiste que tenías un plan, morir en manos de este lunático no es parte de él, ¿o sí?
— No...
Me costó tomar una decisión. Estaba asustada y me consideraba una inútil en la lucha, pero John me había ayudado tantas veces que darle la espalda ahora, me parecía desleal. Sabía que, si me iba, la parca iba a perder de cualquier forma que se realizarán los hechos, si llegaba a mostrar su verdadera y fuerte forma, los dioses lo descubrirían y estaría en problemas, pero si no dejaba de ser un animal, el chico lunático acabaría con él.
— Pero que tú mueras tampoco está en mis planes...
— Ni lo pienses ¡Lárgate de aquí!
— ¡Deja de darme órdenes!
Me lancé a la pelea sin pensarlo dos veces, pues si metía razón a mis actos, acabaría huyendo como la cobarde que era.
Me vi como una niña, pues en el momento en que estuve lo suficientemente cerca, empujé al chico para apartarlo del cachorro. Fui patética al realizar aquel empujón como mi primer golpe, pero gracias a que mi fuerza como maligno era superior a la humana, pude lanzar al chico a una gran distancia.
Cabe recalcar que al chico no le hizo ninguna gracia mi intromisión, se veía tan enojado que me maldecía por meter mis narices en dónde no cabían, porque así era, mi intento de ayuda solo empeoró las cosas.
— ¡Corre!
— ¿Qué...? — Fui veloz al girarme y tomar al perro como si fuese una enorme bolsa de basura, no entendía mi comparación, pero tomó sentido al instante en que la parca comenzó a maldecir para que lo soltara
¿Qué estaba haciendo? Era la pregunta que más repetía John y quizá, la que más me gustaría responder. Corrí con la parca en mis brazos mientras él se esforzaba inútilmente por zafarse. No pudo hacerle frente a mi fuerza estando como cachorro.
Por obvias razones, mi velocidad se igualaba a la del chico que nos perseguía, y eso me hizo entender que cargar a John me haría más lenta y por consecuencia, habría más posibilidades de ser atrapados. Por ello, ideé un plan de abandono, quizá pensara que era así, pero en realidad solo me usé como carnada.
Solté a John en una de las tumbas abiertas, y me escapé lo más pronto antes de que se levantara a arruinar mis planes.
— ¡Oye, imbécil degenerado! — Grité provocando que muchas personas voltearan a verme — ¡Si me atrapas habrá una menos! — Y así, sin más, solté las palabras que captaron de inmediato la mirada del chico aterrador.
Continué corriendo sin mirar atrás. Quizá me veía como una loca o tal vez como la chica más irrespetuosa del lugar, era seguro que nadie más corría sobre las tumbas que tanto se esforzaban por adornar, pero cuando el aliento me faltó, cosa que me sorprendió, pues con tantas habilidades sobrehumanas, el cansancio era algo que ya no consideraba capaz de percibir, pero así fue. Me sentí ahogada y mi pecho ardía ante la velocidad con la que me desplazaba, tuve que detenerme e inclinarme para que el aire pudiese llenar nuevamente mis pulmones, fue difícil y gasté segundos en ello, era el tiempo suficiente para que el chico me atrapara, pero no lo hizo.
Estuve quieta ante la posibilidad de un nuevo ataque que nunca llegó. Me giré con rapidez y cuidado para seguido observar los alrededores con precaución, y él no estaba. Consideré la posibilidad de que hubiese preferido acabar con el can en vez de perseguirme a mí, un maligno que él desconocía y podría darle pelea.
Quise deshacerme de esa idea, no podía pensar que todo el esfuerzo invertido en que el cachorro no cayese en pozo de más problemas, fuese en vano. Pero la notoria ausencia del chico me hacía pensar que así era, y que mal, porque no podía regresar a ese lugar. Si John estaba luchando con él, lo más seguro es que podría solo, pues yo no sería más que una carga que al final tendría que ser salvada.
Analicé mis opciones y decidí continuar, en algún momento John aparecería con sus regaños y críticas insoportables, me diría lo mal que lo he estado haciendo y se burlaría de mis intentos de lucha, sí, en cualquier momento escucharía el ladrido de la parca y seguiría como siempre, a mi lado. Si es que llegase a perdonarme la necedad.
...
Me gustaba el cementerio que visitaba, los caminos eran florales y la sensación pacífica era inigualable. Todo era una maravilla considerando el lugar donde estaba, la definición de este y las comparaciones realizadas desde la perspectiva humana, no eran para nada iguales a lo que sentía, para mí, era como la tranquilidad de un hogar, y quizá suene irónico, pues me preguntaba si mi cadáver estaría en un cementerio así de hermoso o si alguien decoraría mi tumba con tanto empeño.
Pasado el tiempo parecía más extraño, tal vez no había captado la idea al inicio o solo no quería pensar en lo raro que me parecía el juego. Una historia donde los humanos temían a su muerte apocalíptica, pero, aun así, salían a visitar a sus seres fallecidos. Tal vez estaban rendidos ante lo inevitable o simplemente los dioses los obligan a ser irracionales para que la trama se mantuviera intacta, si es así, qué malos escritores.
— Oye — Mi curiosidad era tan imposible de esquivar que me acerqué a conversar — ¿No temes a los malignos? Escuché que acaban de atacar a alguien. ¿No es mejor esconderse?
— No tiene sentido hacer nada... Aquí o allá, ellos nos encuentran — La anciana acomodaba más flores en la tumba que visitaba — Han destruido las casas de quienes se esconden, han desmembrado las piernas de quienes huyen, a quienes se defienden, los queman y a quienes los persuaden, los esclavizan, engañan y asesinan... No hay nada que se pueda hacer contra ellos, si nos mantenemos quietos en paz como los difuntos, ¿Tendrán un poco de compasión? ¿O nos asesinarán luego de esclavizarnos al prometernos esperanza?
ESTÁS LEYENDO
Puntos Suspensivos
FantasyAlgunas vidas son arruinadas por las acciones de otras personas. Acorraladas por no tener más opciones, acaban cometiendo pecados que los condenan de por vida y... de por muerte. Al ser escuchado el llamado humano, se es contemplada la idea por ser...