Ep 25

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— Ese tipo... Ese desgraciado intentó agredirme — Mencioné al narrador quien observó con cuidado al chico

— ¿Y cómo escapaste de él? — Cuestionó con interés

— Apareció otro demonio, hubo un fuerte altercado que acabó en una explosión. Quitó su atención de mí y aproveché para escapar

Mis palabras salían sin cautela. Me encontraba tan nerviosa que cualquier ocurrencia era dicha sin ser pensada antes y contrario a mis creencias, no era algo bueno, sino que mi impulsividad se estaba estancando en una palabrería sin sentido. Necesita un objetivo para que mis nervios no giraran en mi contra y mientras pensaba con cuidado, llegué a la conclusión de que el chico tendría que salir de allí.

...

El narrador se irritaba con mis argumentos y en el intento de calmarme me propuso una solución.

— Bien, muéstrame dónde está — Dijo extendiendo su brazo para señalar la salida

Quizá era una trampa para sacarme de allí, o quizá solo quería atrapar a otro jugador utilizándome como antes lo había hecho, lo que tenía seguro, era que por ningún motivo debía irme de allí, pues ese acto no me convenía.

— No quiero... Él... Él me matará si me ve de nuevo... Logré escapar... No puedo volver ahí con ese demonio... Por favor... No me pida eso — Sabía que no lograría llorar, aunque me lo propusiera, así que preferí ocultar mi rostro entre ambas manos anhelando un poco de compasión del verdadero demonio

— Entonces qué quieres que haga? — Suspiró frustrado

— Tengo miedo de ir afuera, porque ese demonio está ahí, si lo atraparan... Podría tener seguridad de que no moriré, de que todo acabó... Solo puedo confiar en usted... Ayúdeme por favor, se lo suplico — Bajé mi mirada hasta tenerla en una posición de total tristeza y amargura, entonces, el objetivo se cumplió

— Está bien — Decidió el narrador — Atrapar uno más me hará quedar bien — Susurró antes de salir del ayuntamiento

No podía creer lo eficiente que había sido mi plan improvisado, la esperanza de que funcionara era poca, pero todo había salido bien y debía aprovechar la oportunidad.

Me quedé en pie esperando que mi vista perdiera al narrador, cuando así fue, llevé mis ojos a los malignos capturados. El chico me observaba sonriente y no lo entendía, ¿De dónde salía esa burla? Si no estuviera convencida de la realidad, creería que yo era quien había sido capturada y no él, podía ver esa sensación en sus ojos, aquella de que todo estaba bajo control, aun cuando lo había perdido todo.

— Increíble actuación — Dijo el chico conteniendo una risa — Si no tuviese estas enormes cadenas, te aplaudiría un poco

— Gracias por el halago — Hablé mientras me acercaba con lentitud a los presos

— ¿No notas el sarcasmo? — Habló uno de los hombres que igual estaban encadenados — Esa actuación fue un asco, tanto que me parece imposible que ese tipo se la haya creído. Si yo fuese tú, desconfiaría, tal vez esté preparando una trampa para atraparte

— ¿Sabes qué es ella? — El chico se carcajeó — Incluso él, que no sabía que eras un maligno, lo sabe por tu sospechosa actuación. Imposible que ese demonio no se diera cuenta de que ocultabas algo — Sus ojos me recorrieron de pies a cabeza — Muy obvio a mi parecer — Concluyó chocando la lengua con sus dientes y así, me di cuenta del porqué de su burla. El chico apostaba fervientemente a que muy pronto estaría sentada a su lado con esas enormes cadenas

¿Tan mal estuvo mi actuación? Sabía que se me daba mal mentir, pero las sospechas que ellos presentan, son las mismas que tuve en todo este juego. Me parecería extraño que justo ahora, el demonio se diese cuenta de mis engaños, y en tal caso, lo mejor para mí era apurarme, cualquier demora era una oportunidad para cumplirle los deseos a ese chico.

— Muy gracioso — Reí por un instante y luego me detuve — Tan gracioso como tus cadenas. Oh no, miento, esas ataduras de metal causan más gracia cuando se conoce a la persona que las lleva — Reí mientras cubría mi boca con ambas manos — El chico invencible, resultó ser uno de los primeros capturados, ¡Oh! Es tan vergonzoso que no puedo parar de reír

— Detente ya, ¿A qué viniste? ¿Solo para reírte de mí? — El chico mostró seriedad de repente y lo tomé como una señal, necesitaba ese temperamento para entablar una conversación de utilidad.

— ¿Dónde está el cachorro? — Solté sin más

— ¿El cachorro? — Ladeó su cabeza mientras aparentaba pensar, luego, sonrió — Hablas de ese perro sarnoso, ¿Qué? ¿Lo perdiste?

— ¡No juegues conmigo! Tú fuiste tras él, lo preferiste antes que a mí.

El chico me observó fijamente hasta que decidió hablar

— Te llevaré con él

— No confío en ti

— Tendrás que hacerlo. Me gusta mostrar las cosas, en vez de decirlas — Habló con orgullo — Muchos admiran eso de mí

— Púdrete, no voy a ayudarte después de que me atacaste y te robaste a mi perro

— Ofrece ayuda antes de pedirla — Suspiró tan lleno de sí mismo que me molestaba el hecho de que tuviera tanta confianza en lo que decía — No voy a decirte dónde está, prefiero llevarte a él — Se inclinó hasta acomodar su espalda en el sillón — Si no vas a hacerlo, lárgate y abandona a tu perro. Eres un maligno, ¿no? Demuéstralo, ¿Qué importa un simple animal? O es que... ¿No es un simple animal?

No respondí a nada de lo que él decía o preguntaba. Aprovechaba cada segundo para analizar mis decisiones y si no quería abandonar a John, tendría que liberar al horrible maligno frente a mí y probablemente me arrepentiría tan rápido como lograra desencadenarlo.

— ¿Sabes cómo liberarte? ¿Alguna llave o herramienta para usar en esas cadenas? — Pregunté con seriedad, mi decisión era irreversible

— ¿Llave? Usa tus habilidades — Suspiró de una forma en la que me hizo sentir el ser más estúpido, habido y por haber

— ¿Habilidades? Si no funcionan las tuyas porque lo harían las mías, se supone que tenemos las mismas

— ¿No prestaste atención antes de venir? Si te atrapan, te vuelves un humano cualquiera, por eso pueden controlarnos, ¿Crees que estaría aquí sentado si siguiese siendo fuerte como cuando te estrangulé?

— Increíble ejemplo para la chica que te está ayudando, si quieres salir de aquí, sé amable conmigo.

— Está bien, pero apresúrate, hablas demasiado — El chico mostraba la ansiedad que yo había estado ignorando, observaba hacia la puerta como si alguien fuese a entrar en cualquier momento, y eso me puso en alerta, una vez más

Tomé sus cadenas y al igual que antes, las derretí sin ningún esfuerzo para mí. Y entonces, el chico se levantó contento a la mayor velocidad que su cuerpo pudo permitirle.

— Oye bonita, ¿Me ayudas con las mías? — El hombre de antes volvió a hablar para pedir ayuda

— Claro — Sonreí

— Linda chica — Me devolvió la sonrisa

— ¿No notas el sarcasmo?

— Vamos, lo de antes fue una broma — Extendió sus cadenas hacia mí para que las derritiera — Lo siento

— Pues lo de ahora, no es una broma — Sonreí

— Maldita perra, ¿Crees que saldrás de aquí como si nada? Cuando te atrapen y seas una simple humana, te las verás conmigo

— Espera sentado, no te vayas a cansar...

Y en ese momento el chico puso su mano en mi cuello para estrangularme.

— Eso, ¡Mátala! — El hombre gritó eufórico

Puntos SuspensivosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora