No podía pensar siquiera en hacer algo así, además, sabía que el motivo principal del juego era esconderse, huir de los verdaderos demonios. Entonces, ¿Por qué llamar la atención de esa manera? ¿En serio creían que eran capaces de hacerle frente a las parcas de abajo? ¿Quiénes eran los valientes que creían en tal imposibilidad?
— Estás siendo sentimental, ya no estás viva. No tienes que preocuparte por nada — Habló el cachorro que aun en tal forma, me provocaba tanta desesperación que me hacía preferir golpearlo a él que a todas esas personas inocentes — Ellos fueron creados solo para esto, de todas formas, morirán cuando el juego finalice
— ¿Qué? — Hablé estupefacta, no podía creer lo que escuchaba
— Fueron creados solo para este juego, cuando todo acabe, ya no serán necesarios. ¿Piensas que los dioses gastarán sus energías en más humanos problemáticos?
— No haré parte de esto
— No tienes opción
— ¡La tengo! Encontraré una manera, seguiré mis instintos. Nadie saldrá herido por mi mano
Me alejé del perro que permaneció en su lugar sin moverse. Pensaba en la decepción que le había causado mi cobardía, había arriesgado tanto para que yo estuviera en el juego y sentía que le debía mucho, pero no podía ocasionar algo así, una masacre era impensable, ellos no me habían hecho nada para merecer morir.
Los vi correr, gritar, sufrir. Imaginar el dolor de su muerte era horrible para mis nervios, ahora, imaginar que yo sería la causante de ese dolor, era impensable.
Seguiría con mi plan, me mantendría oculta de todos, nadie sabría nunca que yo hacía parte de los malignos. Esa era mi forma de ganar, incluso si me demoraba más que los demás, e incluso si tenía que luchar contra las fuentes rebeldes.
Había escuchado de la parca celestial, es decir, John. Que las fuentes habíamos sido bendecidas con mayores habilidades a las humanas, para así, tener cierta posibilidad contra las parcas de abajo, y con lo dicho en nuestra anterior discusión, empezaba a suponer que los "poderes" de las fuentes masacradoras, serían iguales a los yo debería tener.
No tenía un lugar en el cual probar mi teoría y si no deseaba ser atrapada, tampoco tenía forma de descubrir mis poderes mediante la práctica, pues alguien podría verme en el acto. Así que, aunque imaginaba los regaños de aquel perro que no confiaba en mí, me dispuse a buscar información de las personas que temerosamente observaban a su alrededor.
— Disculpa — Empecé el acto — ¿Sabes qué sucede? El... El centro comercial — Quise verme adolorida para que la mujer que me miraba con perspicacia me diera la información que necesitaba — Estaba... — Cubrí mi boca con ambas manos mientras me esforzaba por soltar al menos una lágrima, pero fue imposible, la actuación nunca fue una de mis fortalezas
— Oh cariño... — La mujer se relajó y posó sus manos sobre mis hombros — No estamos seguras, vayamos adentro, debes estar tan confundida — Dijo mientras me llevaba hasta la casa más cercana
Caminé intentando mantener el acto de temor, me era más sencillo de realizar, pues aún estaba en shock por todo lo que había visto, pude usar esas emociones para mantenerme a salvo y conseguir todo lo que necesitaba.
— Están muriendo y no hay nada que podamos hacer. Me aterra pensar que en cualquier momento será mi turno — La mujer comenzó a hablar al momento de depositar la taza de café sobre la mesa.
Me encontraba muy incómoda por la situación, de algún modo, sentía como si mi familia hubiese hecho algo inapropiado y yo debiese disculparme en su lugar. Me veía conectada a ellos o solo pensaba que si estaban jugando era porque algo de arrepentimiento yacía en su interior, pero ¿Cómo una persona arrepentida causaría tanto daño? Era injustificable e imperdonable, jamás sería como ellos.
— No quiero morir...
— ¡Mamá! — Un niño apareció desde la sala con un recipiente entre sus manos — ¿Puedo comer algunas? — Preguntó a la madre que limpiaba sus lágrimas y recibiendo el tarro sacó unas cuantas galletas para dar al niño y ofrecer junto a mi café
— No es necesario — Dije apenada
— Come, necesitas fuerza para seguir. Estamos en los peores momentos de la humanidad — La mujer acariciaba el cabello de su hijo
Tomé una de las galletas y la mordí para luego beber un poco de café. Quería preguntar a toda costa lo que me interesaba, pero el niño seguía presente y con él, mis esperanzas de no asustarlo.
— Los vi... — La mujer habló con cautela para luego enviar a su hijo a una habitación cercana
— ¿Qué vio? — Sin el niño presente me sentí más confiada a preguntar
— Los malignos asesinaron a todos. Eran... Eran muchos, tenía esperanza de que solo fuese uno, pero, contra tantos... No hay nada que se pueda hacer
— Usted estaba en el centro comercial... — Hablé con curiosidad, pero sin emocionarme lo suficiente como para echar a perder todo mi acto
— Si... Tuve esa desgracia. Fue horrible, por un momento creí que todo acabaría para mí, pero de alguna manera fui tan rápida como fue necesario
— Emm... y ellos usaban magia?
¿Magia? ¿Cómo pude preguntar algo así? Pero estaba tan nerviosa de ser descubierta...
— Sí
— ¿Sí?
— Tenían manos de fuego, la fuerza de mil hombres, la oscuridad desprendía de ellos. Si tan solo hubieses visto como separaban las extremidades de esa pobre gente, para los malignos eran simples tiras de pan. Incluso su velocidad era superior a la humana, casi todos los que estaban allí murieron de la peor manera. Realmente son demonios ¡Necesitamos redimirnos! ¡Necesitamos... Rezar!
— ¿Rezar?
— Sí, es la única forma de que Dios nos perdone
La mujer se levantó de su asiento y me indico que la siguiese. Ya había obtenido lo que deseaba, así que consideraba innecesario seguir allí, pero era tal la amabilidad de la señora, que no me consideré capaz de dejarla luego de usarla para mi beneficio.
ESTÁS LEYENDO
Puntos Suspensivos
FantastikAlgunas vidas son arruinadas por las acciones de otras personas. Acorraladas por no tener más opciones, acaban cometiendo pecados que los condenan de por vida y... de por muerte. Al ser escuchado el llamado humano, se es contemplada la idea por ser...