Capítulo 23

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— No puede ser... — susurró mientras observaba fijamente la fotografía. Taemin al darse cuenta de lo que estaba observando su vecino, comenzó a sentirse nervioso.

Soltó a Minho cuidadosamente y desvió de inmediato la vista. No se atrevía a responderle viéndolo directamente a los ojos — y-yo...yo... — no era capaz de formular oraciones. Comenzó a sentir un enorme nudo en la garganta y decidió retroceder poco a poco.

— Taemin... — fue en ese preciso instante en que la pieza faltante del rompecabezas se pudo unir a la perfección. En aquella pequeña pero significativa reunión familiar, Lee Taemin se sintió triste por la ausencia de su hermano mayor.

Choi Siwon tenía razón.

Lee Taemin se sentía solo.

— Vete — dijo el pelinegro.

— ¿Q-qué dijiste? — preguntó, a pesar de que lo había escuchado con claridad la primera vez.

— V-vete.

— ¿Por qué quieres que me vaya? — se sentía confundido ante tal petición. Se fue acercando a él, y para su buena suerte, su vecino se quedó inmóvil.

— E-es lo m-mejor.

— Pero... ¿por qué va a ser lo mejor? — utilizó un tono de voz dulce a pesar de que comenzaba a sentirse desesperado. Temía perder el control de sí mismo y comenzar a gritarle — ¿Por qué? — volvió a insistir.

— L-l lo siento Minho — tragó saliva ruidosamente y apretó sus ojos con fuerza — Quizá no vale la pena que yo sea rescatado.

— No digas eso Tae... — susurró y le tomó la mano — por supuesto que vale la pena que tú seas rescatado — el menor esbozó un pequeño puchero — eres una persona con un corazón precioso, y sobre todo... — sin dejar de soltar su mano, se inclinó hacia él y le depositó un casto beso en la mejilla izquierda, casi cerca de sus labios — eres muy importante para mí — le susurró. Juntó su frente con la de él y ambos chicos cerraron los ojos.

— ¿L-lo dices en serio?

— Demasiado en serio, Tae — ambos abrieron los ojos al mismo tiempo — aunque no te lo diga directamente, quiero que lo tengas siempre presente — Taemin acabó haciendo una mueca, ya que se le dificultaba sonreír — ahora sí: ¿podrías responderme por qué te castigaron?

Antes de que el pelinegro pudiese responder aquella incógnita, se escucharon pasos en la parte de abajo de la casa.

— Debe ser mi madre — susurró, sintiéndose aterrado — Minho, ella no te puede ver aquí.

— ¿Dónde me puedo esconder?

— Debajo de la cama. ¡Rápido! — hizo que se girara el castaño. Colocó sus manos encima de sus omoplatos y lo empujó. Minho asintió y se apresuró en arrastrarse por debajo de la cama. Taemin, al asegurarse que el chico se había escondido bien, fingió que estaba a punto de salir de su habitación. Al llegar al marco de la puerta, apareció su madre:

— Escuché voces — articuló, dejando en evidencia su gran molestia — ¿Con quién hablabas?

— C-con nadie, m-mamá — respondió con mucho nerviosismo mientras retrocedía. La señora Lee hizo una expresión de asco al escuchar la palabra "mamá".

— Tu abuela llegará dentro de un rato — dijo mientras examinaba la habitación de su hijo con desaprobación — así que ponte a ordenar toda esta porquería — dijo, haciendo alusión al cuarto del pelinegro.

— ¿L-lo dices en serio?

— Además de estúpido ¿eres sordo? — al escuchar esa frase, Minho apretó fuertemente los puños. Tenía muchas ganas de salir para reclamarle a la mujer por qué trataba de esa manera a su hijo, pero no le quedó de otra opción que contenerse para no meter en más problemas a Taemin — te he hecho una pregunta, imbécil ¿acaso eres estúpido? — alzó el tono de voz. El chico estuvo a punto de responder, pero fue interrumpido por su progenitora — apúrate entonces, o soy capaz de aumentarte más días sin comer.

Eres hermoso [2Min] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora