Capítulo 9

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Se acercó a él lentamente, para no asustarlo, y se sentó a su lado procurando no invadir su espacio personal — ¿qué te pasa, Taemin?

El mencionado dio un pequeño respingo y se talló los ojos — n-no me pasa nada — dijo con la voz un poco temblorosa.

— Puedes confiar en mí... — decidió volver a hablar ante el largo silencio del chico — no te voy a juzgar o algo así.

El pelinegro lo observó de reojo antes de volver a cubrirse el rostro — ya te lo he dicho... es complicado — el más alto lo observó atentamente, esperando a que prosiguiera hablando — además... creo que no iré.

— No Taemin — el mencionado dejó de cubrir su rostro lentamente — Yo... seré el que se ausentará en el partido — trató de sonreírle, pero su expresión se vio como una mueca.

— ¿P-por qué faltarías tú?

— Para que te sientas cómodo y no tengas que ver a este idiota durante todo ese rato — soltó una pequeña risa y se señaló a sí mismo con su dedo pulgar.

— No tienes que hacer eso — susurró.

— Claro que sí. Me importas, Lee Taemin. Y no quisiera arruinar esta nueva experiencia para ti.

El mencionado sintió cómo poco a poco sus mejillas se tornaban rosadas — ¿y-yo te importo? — se aventuró a preguntar y agachó su mirada.

— ¡Por supuesto que sí! — exclamó como si fuese lo más obvio del mundo — ¿por qué no me deberías de importar? Eres un gran chico, Lee Taemin — le fue inevitable no volver a sonreír al pronunciar su nombre.

— Yo... yo no me siento así.

— Pues para mí sí lo eres — colocó cuidadosamente su mano sobre el hombro de él y le dio una sutil caricia— nunca lo olvides — retiró su mano lentamente — ¿De acuerdo?

— Pero... no entiendo.

— ¿Qué es lo que no entiendes?

— ¿Por qué te importo? — se aventuró a preguntar con un tono más alto en la voz — No me conoces lo suficiente.

— Hmm... — se llevó su mano hacia su barbilla en un gesto pensativo — eso es cierto... — asintió una vez — pero, creo aún queda mucho tiempo para que nos conozcamos mutuamente. ¿Qué opinas?

— Creo que... puedes tener razón — levantó levemente la vista y la desvió al encontrarse con los penetrantes ojos de Choi Minho — pero aun así... sigue siendo complicado para mí.

— Descuida. No te quiero forzar a que me cuentes por qué es complicado, ya que en cierta forma, sé que te hago sentir mal.

— Pero es que sí quiero contarte — se apresuró a decir, casi gritando — pero... es difícil para mí.

— Entiendo. En ese caso, puedes contarme cuando te sientas lo suficientemente preparado para hablar de ello. ¿De acuerdo? — el pelinegro asintió en respuesta. Minho se percató de que Taemin estaba apretando fuertemente sus nudillos — ¿te sientes mal? ¿quieres que te deje solo?

— No. Solo... me siento un poco tenso.

— ¿Por el juego? — el pelinegro volvió a asentir y suspiró — tranquilo, Taemin. No es como si fuéramos a jugar frente a miles de personas. Raras veces tenemos público apoyándonos en nuestros encuentros de basquetbol.

— Y si... ¿termino haciendo el ridículo?

— Nadie nace siendo experto, Taemin. Todo requiere de perseverancia y disciplina. Yo me lastimé muchas veces al intentar jugar basquetbol cuando era más pequeño — sonrió al recordar sus intentos por aprender a jugar — Creo que unas... — alzó su mirada hacia el cielo mientras fruncía el entrecejo, tratando de recordar con exactitud — cuatro veces me golpeé la nariz con el balón. Y en dos de esas ocasiones me dio una hemorragia — el más bajo cerró fuertemente los ojos — recuerdo que manché un poco mi uniforme y mi mamá me dio un largo sermón de intentar otras actividades en lugar del basquetbol — se dio una pequeña bofetada a sí mismo — perdón, no quería desviarme tanto del tema. El punto es que, no quiere decir que te va a pasar lo mismo que a mí cuando quise aprender a jugar.

Eres hermoso [2Min] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora