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Abrochándose los botones del pijama, Taehyung no cruzó palabra con Seokjin desde que se levantó de la mesa para ir al cuarto de Jeongguk y prometerle que haría cualquier cosa para disuadir a su padre.

Cualquier cosa.

Taehyung estaba dispuesto a lo que fuera para que su cachorro siguiera en el club de taekwondo, incluso si eso conllevaba darle a Seokjin lo que tanto deseaba. Mirándolo de soslayo, el alfa seguía tenso, aun sin perdonarle que le alzara la voz y cuestionara su autoridad delante de los niños.

-Seokie...

Éste le miró por un instante, y Taehyung supo que tenía su atención, pese a que no hubiera hecho ninguna seña o gesto. Estaba realmente enojado.

-No me gusta que peleemos‐ empezó, dando a entender que estaba apenado por lo sucedido durante la cena. –Eres mi alfa, no tuve que desafiarte-se disculpó, consiguiendo que Seokjin le mirara al fin, su expresión seria-. Jeonggukie está feliz en el club de taekwondo, y yo sé cómo hacerte feliz a ti.

El alfa enarcó una ceja, indicándole que siguiera hablando. Taehyung se plantó delante suyo, poniendo ambas manos sobre su pecho.

-Tal vez sea el momento de tener otro cachorro.

En cuanto la palabra "cachorro" salió de sus labios, Seokjin suavizó sus facciones. Otro cachorro era lo que siempre quiso desde que su tercer hijo se presentó como omega.

Una familia gozaba de más prestigio si la mayoría de sus hijos eran alfas.

-Pídemelo, y te lo daré.

-¿Y permitirás que Jeongguk siga en el club de taekwondo?-preguntó, esperanzado.

Seokjin pudo haber replicado, incluso negado a ceder a su pequeño chantaje, pero honestamente, le importaba más engendrar otro cachorro que Jeongguk y en dichoco club de taekwondo. Aun así, le dio una advertencia.

-Si vuelve a ocurrir otro incidente como el de hoy, tú serás el único responsable.

Taehyung frunció los labios, asintiendo en silencio. Estuvo feliz por Jeongguk, imaginándose cuál iba a ser su reacción cuando se lo dijera al día siguiente. Se acercó a Seokjin con la intención de besarle, y pese a que Seokjin le correspondió, fue un beso breve, distinto a los que compartieron en su despacho.

-¿Cuándo será tu próximo celo? preguntó, separándose de él.

-En... tres semanas.

Si no lo dejaba preñado un día de esos, lo haría seguro durante su celo. Sin embargo, esa noche no hicieron nada. Tae lo agradeció, pues en su cabeza aún resonaban los gritos de su alfa, su voz imponiéndose ante él y sus cachorros.

Se deslizó dentro de las sábanas, y seokjin le siguió poco después. Se dieron la espalda mutuamente sin decirse nada más, cada uno en un extremo de la cama sin un beso de buenas noches. Antes de dormirse, Tae pensó que al menos consiguió hacer recapacitar a su alfa.

La felicidad de sus hijos era lo primero en ese instante.



*************



Cuando al día siguiente Jeongguk llegó a la escuela, todo eran cuchicheos y miradas a su alrededor. No fue una experiencia agradable ir por los pasillos y oír fragmentos de una versión completamente diferente a la que realmente pasó.

-Dicen que vieron como se le insinuaba a Lee en las duchas.

-Yo oí que le suplicó que fuera su alfa.

FOUR SEASONSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora